martes, 1 de mayo de 2018

HOLLYWOOD CONTRA LA NATURALEZA


INDIO SEATTLE
El hermoso discurso transformado en carta del Indio Seattle al presidente estadounidense Franklin Pierce (1854) despliega la gran preocupación de cómo la naturaleza era destruida por los colonos que venían de Europa. Millones de aborígenes fueron asesinados al igual que búfalos y otros animales, afectados gravemente árboles, ríos y territorios. El llamado oeste americano, que fue un vergel, fue transformado en un desierto. Iguales incidencias ocurrieron en otros lugares de América. El cine hollywodense, desde sus comienzos, promovió esta terrible realidad y ocultó responsabilidades. 
Guerra a la naturaleza

EMPIRE STATE
La racionalidad europea se fue detrás de la fragmentación de la realidad, del conocimiento y del grave distanciamiento cartesiano del cuerpo (cogito ergo sum) en favor de la mente. Cuando los territorios americanos fueron invadidos y sometidos, este pensamiento venia incubado antes de que Descartes (1596-1650) lo enunciara. La naturaleza debía ser torturada para extraerle los secretos tal y como lo promulgaba Francis Bacon (1561-1626) y las leyes exactas de la mecánica celeste que dictó Isaac Newton (1642-1727) dieron al pensamiento una preeminencia racionalista que castigó a lo subjetivo y nos objetivó hacia lo comprobable por la razón. Se encajonó la espiritualidad. Hegemonizó el cerebro sobre el corazón, lo macro sobre lo micro. Desde esta lógica, el gigantesco King Kong es capturado en la temida selva y llevado a New York, para ser exhibido, como un triunfo de la razón sobre la naturaleza tal y como lo dice el filme (Cooper y Schoedsack, 1933). El gorila se rebela y cae abatido por los aviones de USA a los pies del rascacielos Empire State (símbolo capitalista de la época), en clara premonición de lo que sucedió a muchos pueblos invadidos por el imperio yanky.

BUFALO: EXTERMINADOS POR COLONOS EUROPEOS
Los indios norteamericanos fueron los primeros satanizados de la historia de Hollywood. Fueron mostrados como salvajes, asesinos despiadados, brutos, dementes a quienes se les podía matar sin piedad y en masa, tal y como fueron tratados en todas partes de América, cuando se invadieron sus tierras y se les esclavizó. Muchas películas muestran cómo los colonizadores ingleses llegaban a norteamericana bajo la mirada amenazante de los naturales, cuando la realidad fue al contrario y lo demuestra la vida del general Custer (1839-1876) quien se hizo tristemente célebre como exterminador de búfalos y de indios, para morir junto a doscientos y tantos de sus soldados, enfrentados a la justa indignación aborigen. 
 
FALSO INDIO DISNEY
Esta mentalidad promovida desde la pantalla, es ilustrada por la archi popular serie de TV El Zorro de Walt Disney, donde un indio llamado Pablo resiste en varios capítulos, para vengarse del oligarca que le ha expoliado. Mientras los demás villanos fueron derrotados con hidalguía por El Zorro, en cambio, el indio Pablo fue aplastado a golpes de puño por el famoso enmascarado, en clara señal de humillación. En la imagen televisiva y cinematográfica el indio tardó décadas en ser reivindicada a través de algunas películas como Pequeño Gran Hombre (Penn, 1970) o Danza con Lobos (Costner, 1990).

Un cambio en la estrategia

CRIMINALIZADO POR SPIELBERG
Uno de los primeros filmes de agresión de animales en Hollywood fue Tarántula (Arnold, 1955), donde se recurre a la magnificación de la agresión del animal salvaje a través de un insecto. Tal vez el filme que ofrece a Hollywood una pista para tratar de manera ideológicamente más efectiva a la naturaleza sea Los Pájaros de Alfred Hitchcock (1963). El genial director inglés concibe a las aves como agresoras y fiel a su idea de suspenso, deja la causa de la agresividad animal en la sospecha del espectador. Luego se desencadena un sinfín de películas donde los animales son los protagonistas agresores como Ranas (McCowan, 1972), Tiburón (Spielberg, 1975), Anaconda (Llosa, 1997), apoyados en mitos como el llamado Monstruo del Lago Ness y en trabajos de ciencia como el realizado por el oceanógrafo francés Jacques Cousteau y sus célebres documentales sobre el tiburón blanco. 
 
BOSQUIMANOS LA TERNURA EN EL SER
Ya los animales de la selva africana y sus habitantes habían sido satanizados a través de la famosa saga cinematográfica Tarzán de los Monos (Sidney, 1918) protagonizada por Elmo Lincoln. Pero la más famosa saga de películas del personaje Tarzán la realizó el ex -nadador Johnny Weissmuller quien hizo más de veinte películas entre 1932 y 1955. En éstas se promovió la supremacía blanca, y la discriminación y satanización de los pueblos africanos. La destrucción y dominio de la naturaleza africana a través de los safaris se hizo patente. Toda la colonización europea en África estuvo apoyada por la novela de Edgar Rice Burroughs que generó la saga. 
 
El acabose

TIEMPOS MODERNOS (CHAPLIN, 1936)
Finalmente Hollywood nos plantea la desesperanza del acabose. Desde la película Terremoto (Robson, 1974) se nos viene condicionando hacia el temor de un gran desastre natural que termine con nuestra existencia. ¿Cuál es el culpable?: para Hollywood es el plantea loco. También se culpa a la ciencia, a la improvisación de algún terrorista, a la irresponsabilidad de un científico pero jamás se señala al verdadero responsable: el sistema capitalista. Las amenazas de gran desastre son ubicadas en un asteroide que vendrá del espacio a destruirnos (Armageddon, Bay, 1998) (Pánico Nuclear, Robinson, 2002) o la fecha 2012 transformada en película (Emmerich, 2009) donde prácticamente son los miembros de la civilización maya quienes quedan con la responsabilidad del desastre. El cine gringo dedicado al desastre natural promueve la desesperanza, una imagen de la naturaleza demencial y destructiva, la impotencia de la ciencia. Exonera al sistema capitalista en la persona de los jerarcas mundiales y culpa a la propia naturaleza. Como humanidad nos deja en soledad absoluta. 
 
AFRICA EN LA PACHA MAMA DESDE EL ESPACIO
Hay una bella visión del planeta que coincide con las nociones místicas indígenas y orientales que conciben al planeta como un ente vivo y espiritualmente activo (noción Gaia de James Lovelock). Si el planeta es un ente vivo y espiritual, siempre hay la posibilidad de establecer un diálogo con sus dimensiones. La humanidad organizada puede abrir espacios donde dialogue con el planeta para buscar la armonía necesaria que nos saque del atolladero desastroso que promueve el capitalismo y su maquinaria ideológica salida de Hollywood. No son los capitalistas quienes pueden dialogar con el planeta y lo demuestra la gaveta en donde metieron los Tratados de Kioto que iban a regular la producción de material tóxico de las transnacionales. ¡Es triste que sea el Japón quien sufra el terrible sunami de marzo 2011! Allí se firmaron los tratados que los Reagan, Bush, los Obamas, los Clinton, los Sarkosy, los Berlusconi, los Windsor han echado a la basura.

OLIVO
Un filme preventivo, reflexivo, sin desastre llamado Senderos de la Mente (Capra, 1990) aún nos abre posibilidades de comprender el porqué nos fuimos por el camino de la destrucción, del castigo al planeta, del distanciamiento de la naturaleza, del oído sordo al llamado de la Pacha Mama indígena y nos coloca en la posición de buscar y encontrar imágenes alternativas en nuestra propia reflexión acción. Es tarea urgente para dialogar holísticamente con una hermosa salida que tenemos muy cerca y no nos damos cuenta. Si no colocamos en esta conciencia los desastres de Hollywood dejarán de ser la imagen del presente y menos del porvenir.

AGRADECEMOS AL SEMANARIO LAS VERDADES DE MIGUEL POR LA PUBLICACIÓN DE ESTE TRABAJO EN EL AÑO 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.