INDIO SEATTLE |
El
hermoso discurso transformado en carta del Indio Seattle al
presidente estadounidense Franklin Pierce (1854) despliega la gran
preocupación de cómo la naturaleza era destruida por los colonos
que venían de Europa. Millones de aborígenes fueron asesinados al
igual que búfalos y otros animales, afectados gravemente árboles,
ríos y territorios. El llamado oeste americano, que fue un vergel,
fue transformado en un desierto. Iguales incidencias ocurrieron en
otros lugares de América. El cine hollywodense, desde sus comienzos,
promovió esta terrible realidad y ocultó responsabilidades.
Guerra
a la naturaleza
EMPIRE STATE |
La
racionalidad europea se fue detrás de la fragmentación de la
realidad, del conocimiento y del grave distanciamiento cartesiano del
cuerpo (cogito ergo sum) en favor de la mente. Cuando los territorios
americanos fueron invadidos y sometidos, este pensamiento venia
incubado antes de que Descartes (1596-1650) lo enunciara. La
naturaleza debía ser torturada para extraerle los secretos tal y
como lo promulgaba Francis Bacon (1561-1626) y las leyes exactas de
la mecánica celeste que dictó Isaac Newton (1642-1727) dieron al
pensamiento una preeminencia racionalista que castigó a lo subjetivo
y nos objetivó hacia lo comprobable por la razón. Se encajonó la
espiritualidad. Hegemonizó el cerebro sobre el corazón, lo macro
sobre lo micro. Desde esta lógica, el gigantesco King Kong es
capturado en la temida selva y llevado a New York, para ser exhibido,
como un triunfo de la razón sobre la naturaleza tal y como lo dice
el filme (Cooper y Schoedsack, 1933). El gorila se rebela y cae
abatido por los aviones de USA a los pies del rascacielos Empire
State (símbolo capitalista de la época), en clara premonición de
lo que sucedió a muchos pueblos invadidos por el imperio yanky.
BUFALO: EXTERMINADOS POR COLONOS EUROPEOS |
Los
indios norteamericanos fueron los primeros satanizados de la historia
de Hollywood. Fueron mostrados como salvajes, asesinos despiadados,
brutos, dementes a quienes se les podía matar sin piedad y en masa,
tal y como fueron tratados en todas partes de América, cuando se
invadieron sus tierras y se les esclavizó. Muchas películas
muestran cómo los colonizadores ingleses llegaban a norteamericana
bajo la mirada amenazante de los naturales, cuando la realidad fue al
contrario y lo demuestra la vida del general Custer (1839-1876) quien
se hizo tristemente célebre como exterminador de búfalos y de
indios, para morir junto a doscientos y tantos de sus soldados,
enfrentados a la justa indignación aborigen.
FALSO INDIO DISNEY |
Esta
mentalidad promovida desde la pantalla, es ilustrada por la archi
popular serie de TV El Zorro de Walt Disney, donde un indio llamado
Pablo resiste en varios capítulos, para vengarse del oligarca que le
ha expoliado. Mientras los demás villanos fueron derrotados con
hidalguía por El Zorro, en cambio, el indio Pablo fue aplastado a
golpes de puño por el famoso enmascarado, en clara señal de
humillación. En la imagen televisiva y cinematográfica el indio
tardó décadas en ser reivindicada a través de algunas películas
como Pequeño Gran Hombre (Penn, 1970) o Danza con Lobos (Costner,
1990).
Un
cambio en la estrategia
CRIMINALIZADO POR SPIELBERG |
Uno
de los primeros filmes de agresión de animales en Hollywood fue
Tarántula (Arnold, 1955), donde se recurre a la magnificación de la
agresión del animal salvaje a través de un insecto. Tal vez el
filme que ofrece a Hollywood una pista para tratar de manera
ideológicamente más efectiva a la naturaleza sea Los Pájaros de
Alfred Hitchcock (1963). El genial director inglés concibe a las
aves como agresoras y fiel a su idea de suspenso, deja la causa de la
agresividad animal en la sospecha del espectador. Luego se
desencadena un sinfín de películas donde los animales son los
protagonistas agresores como Ranas (McCowan, 1972), Tiburón
(Spielberg, 1975), Anaconda (Llosa, 1997), apoyados en mitos como el
llamado Monstruo del Lago Ness y en trabajos de ciencia como el
realizado por el oceanógrafo francés Jacques Cousteau y sus
célebres documentales sobre el tiburón blanco.
BOSQUIMANOS LA TERNURA EN EL SER |
Ya
los animales de la selva africana y sus habitantes habían sido
satanizados a través de la famosa saga cinematográfica Tarzán de
los Monos (Sidney, 1918) protagonizada por Elmo Lincoln. Pero la más
famosa saga de películas del personaje Tarzán la realizó el ex
-nadador Johnny Weissmuller quien hizo más de veinte películas
entre 1932 y 1955. En éstas se promovió la supremacía blanca, y la
discriminación y satanización de los pueblos africanos. La
destrucción y dominio de la naturaleza africana a través de los
safaris se hizo patente. Toda la colonización europea en África
estuvo apoyada por la novela de Edgar Rice Burroughs que generó la
saga.
El
acabose
TIEMPOS MODERNOS (CHAPLIN, 1936) |
Finalmente
Hollywood nos plantea la desesperanza del acabose. Desde la película
Terremoto (Robson, 1974) se nos viene condicionando hacia el temor de
un gran desastre natural que termine con nuestra existencia. ¿Cuál
es el culpable?: para Hollywood es el plantea loco. También se culpa
a la ciencia, a la improvisación de algún terrorista, a la
irresponsabilidad de un científico pero jamás se señala al
verdadero responsable: el sistema capitalista. Las amenazas de gran
desastre son ubicadas en un asteroide que vendrá del espacio a
destruirnos (Armageddon, Bay, 1998) (Pánico Nuclear, Robinson, 2002)
o la fecha 2012 transformada en película (Emmerich, 2009) donde
prácticamente son los miembros de la civilización maya quienes
quedan con la responsabilidad del desastre. El cine gringo dedicado
al desastre natural promueve la desesperanza, una imagen de la
naturaleza demencial y destructiva, la impotencia de la ciencia.
Exonera al sistema capitalista en la persona de los jerarcas
mundiales y culpa a la propia naturaleza. Como humanidad nos deja en
soledad absoluta.
AFRICA EN LA PACHA MAMA DESDE EL ESPACIO |
Hay
una bella visión del planeta que coincide con las nociones místicas
indígenas y orientales que conciben al planeta como un ente vivo y
espiritualmente activo (noción Gaia de James Lovelock). Si el
planeta es un ente vivo y espiritual, siempre hay la posibilidad de
establecer un diálogo con sus dimensiones. La humanidad organizada
puede abrir espacios donde dialogue con el planeta para buscar la
armonía necesaria que nos saque del atolladero desastroso que
promueve el capitalismo y su maquinaria ideológica salida de
Hollywood. No son los capitalistas quienes pueden dialogar con el
planeta y lo demuestra la gaveta en donde metieron los Tratados de
Kioto que iban a regular la producción de material tóxico de las
transnacionales. ¡Es triste que sea el Japón quien sufra el
terrible sunami de marzo 2011! Allí se firmaron los tratados que los
Reagan, Bush, los Obamas, los Clinton, los Sarkosy, los Berlusconi,
los Windsor han echado a la basura.
OLIVO |
Un
filme preventivo, reflexivo, sin desastre llamado Senderos de la
Mente (Capra, 1990) aún nos abre posibilidades de comprender el
porqué nos fuimos por el camino de la destrucción, del castigo al
planeta, del distanciamiento de la naturaleza, del oído sordo al
llamado de la Pacha Mama indígena y nos coloca en la posición de
buscar y encontrar imágenes alternativas en nuestra propia reflexión
acción. Es tarea urgente para dialogar holísticamente con una
hermosa salida que tenemos muy cerca y no nos damos cuenta. Si no
colocamos en esta conciencia los desastres de Hollywood dejarán de
ser la imagen del presente y menos del porvenir.
AGRADECEMOS AL SEMANARIO LAS VERDADES DE MIGUEL POR LA PUBLICACIÓN DE ESTE TRABAJO EN EL AÑO 2011
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