sábado, 5 de mayo de 2018

LA HUESPED


Llamé a su puerta con gritos ensordecedores
Sonoros toques sobre fierros oscuros se hicieron insoportables
Hay aposentos que simulan inexpugnables escondites
La curiosidad nos puede llevar al hallazgo o a la perdición
Siglos transcurrieron que fueron momentos tal vez vidas
Creí ver el paso de un ave o de una nube o de la casualidad
Sin siquiera mirarme la frustración pasó de largo
Como a un botín el silencio siempre se apodera de las esperas
Obvio era nuestro encuentro en cualquier camino riguroso
Universos y algunas alharacas traía en mis bolsillos
La rendición de cuentas no requiere sino meticulosidad
Quería obsequiarle mi escape insospechado de toda existencia
Escuché del otro lado algo así como búsquedas de infiernos
Pensé si acaso alguna vez merecí ese cielo soñado por los elegidos
Sentí todas sus miradas atizar mis desgracias y mis presentimientos
No sorprenden las ubicuidades mucho menos cuando se buscan
Con intuiciones y artilugios jamás se logra engañar al ciego y al justo
El atrevimiento de entrar y observar su sonrisa enunció el miedo
Allá quien huye a sabiendas de que su inevitable influjo es
Me ofreció hieles sahumerios mortecinos y plástico
El lugar común habla de que sus pasos nos siguen y requieren
Sin formular preguntas interrogó hasta la última intención
Supe cuándo seguir viviendo cuándo detestar la puertas cerradas
Nunca me dijo de la hora en que me buscará con eternidades y finales
El momento en que su guadaña me toque ya estaré dormido … esperándola



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