martes, 13 de agosto de 2019

CHOREO EN NOCHE BEMOL CON GUITARRA



¡No pueo creé que se te fue del güiro la guitarra, Vaca! Fue sábado en oscuridá que no teníano lana p’a resolvé una culebra que se me pielde a mí’oy y teníano que salí’a pecá. ¿Tú no etaba’en aquello? ¿Veldá? Te fuites al pire desde’l jueve en La Guaira y no salites sino hast’el malte, ya me viene. La letra llega como fresca. Piénsano Vaca; has mente a Chirri, Yo, Suela, Colnetín y Batata en el gajo de Médula. Celebro y celebro y celebro le dábamos p’a resolvé de veló la culebra. No llegábano en reselva ni en raqueta a la’lana to’a; ni a la mitá. Médula soltó lo pancita de dale en la subi’ita’e la entra’e Santa Ana despué de la ochos, polque está boca e’lobo y lo cliente pasa de a grano a grano. Batata se’abía dao al pire po’un tiempo de’ahí mimo, polque estaba amañao y la jara lo tenía pillao; eso lo soltó una vieja que le daba lo suyo. Con solo do que le diérano, suficiente y el tresocho de jefe, que caga cuando la clientela lo pilla: ese bicho lleva repetos. “Tre son murtitú, como dice la canció” -soltó Suela y nos fuimos de risa. Nos’ampamos’en piedra paper’o tijera y Colnetín y yo salimo por obra’e Dió. Le aveltí que me dejara la presentació polque si abría la boca se enteraba hasta lo dotores de Pere Carreños y a ese gajo meno que meno, nunca’e’ío jodío ¡zape gato!

Lo’ocuros daba sospecha, Vaca. No’e bueno dale tan de sombra polque sale demonio, tambié’abía que dale a lo primero polque’tábanos de emelgencia; cuando e’blanco e’fácir uno achanta, tú lo sabe, piano piano, uno mide, pero a voleo hay que sumbale rápido. Fueron do lo que llegaro: un pure chivúo’ con gorra’e pure y paso’e pure y la hija con una ulna grande y negra que la muchachita traía guida’a en la mano con’adentro de una guitarra. Me quedé cabilla, Vaca, de pura cabilla quedé y etonce pillá a Colnetín sin cagame’e risa me cotó’una bola. Nunca e’bueno achantase en étas polque etonce no’guisan; no vacilamo nada, Vaca. Le dimo de veló. “Tranquilino’lino, que no va a pasá na’a” -soplé motrándole el trentiocho. “Saque to’o lo que tenga”. Cumplí’e’libreto, no me fui de invento na’a, pero me fui de ca’allero y uno que ya etá acotumbrao al epanto, cree que lo ha pillao to’o y la cara que pusiero la chama y el pure no se me a’ío’el güiro nunca. La chama no arrugó. Pol su guitarra reviró, pero se lo pillé; le dolía y qu’eran como hermana soltaba ella: “¡Chigüireo a la vista!” -me convelsé a mí mimo y Colnetín raqueteaba al pure, que tambié daba muela. ¡Filmo chigüireo! haste mente, Vaca, yo tambié quería la gorra’el pure pero me dio vaina polque era rodilla’e chivo y no podíamo echá cabeza con el reló avanzao pa’ve si sí o si no nos levantábanos la guitarra. To’o pasa po’el güiro de veló; anoté que po’lo menos podíamo negociá la ulna de veló y la guitarra bien cara depués. Tenía que se’al pire, polque si no se no’iba a enreda’er papagayo. Colnetín pilló mi vacile y puso cara’e’ntierro, etonce le arranqué la guitarra’e la mano a la chama que etaba como con pasmo y no fuimo’al pire. Lo pillé de lejo a lo’dos como’ánimas bucando a San Pedro. Yo creí que había pasao vacacione con’ello.

¿Una guitarra?” -la chilló Médula cuando apa’ecimo por su gajo. Se revorcaro como media hora y tuvimo el chalequeo como coñazo y coñazo y coñazo contra yo y Colnetín. Achantaban’un poco pa’que Médula soltara: “¿Creen que la rifamo en el melcao mañana teprano o'ahora en’el Setenta?” y seguía chalequeando lo’muy ratas. Ata’e’mudo’e Chirri se atrevió’garrándose la barriga y secando la’lágrimas: “Eso no’é’alicate que se venden facilito” y seguía el chaleco. Depués que paró la joda nadie soltaba, Vaca, te lo juro por la reina, er negro’elipe y joségregorio junto, que nadie soltaba. Todo era Silencio-Petare. Fue como si le rezáramo’a’la ulna po’un ratote. Nadie se atrevía a quitale ojo como dándole güiro y dándole y dándole güiro. Era má bié’una mente. Como si no’fuéranos encontrao la tumba de un tulco en Egitos metía como momia en pirámide. Médula le dio: “Hay que sampale’e veló”, mientra rodeaba la ulna con paso’achantaos, con’ojo'e guevo duro, menteando lento, pillando cintura, hombro, pecuezo, trancadore pulíos como plata, lo gorda que era, gorda y negra y dura; ya no’parecía mujé con mujé’adentro; Médula le imponía la manos como p’a un despojo celquita, celquita y no la tocaba y nosotro pillábamo asombraos, con ansiedá polque Médula no’era así. Médula pareció un paco de repente como bucando culebra econdía. “Nunca tuve una tan de celca” -lanzó Batata con ojo pelaos. “Yo músico na’a. Una jevita po’el Rómulo tiene una pero la ulna’e de tela con colore y raya bulda. Le dan letra en el centro curturá alguno días. La’e pillao cuando la lleva y la toca la jevita, fino, con su manitos, la jevita, su manito’e’jevita; la otra vé le cantó cumpleaño a su pure en el callejó y yo’e vaina no lloré. E’más chicurria aquella guitarra que éta y tal ve má barata”. Médula tuvo que metese en medio polque le íbamo’a da una diabla al Chirri por chalequeá a Batata po’lo de que lloró. De vaina y no cobró grueso. E’que eta ulna debía se má cara, Vaca; y lo era.

¿Con quién’acé negocio, Vaca? Ése’ra’l rollo. Enese barrio no había con quié. Esa chamita no era de'aí, era visita y podíamo pedí recates por la bicha pero era ladilla, mucho jaleo, había que negociá; teníamo que vendela de veló. Bucamo’a La Nela pa’que no’iciera la segunda -polque esa jeva era pila y era como la’repa- y se fue’a’bucá otra chamita de la Bajada que sabía de música y tal ve cliente des’ta cosa, de tipo que podía queré la mercancía, tipo de tipo’e música. La chamita soltó a La Nela que había cliente po’Barquisimeto que la tocaba bié y hace conculso de quiene la toca bié y hace concielto con gente que la suena bien oyendo y puede interesase y etonces vorvió el chalequeo. “Etá lejo” -soltó Médula a La Nela con car’e’agüevoneao. La Nela que’s telca soltó que un primo de’lla tenía un yi chasi lalgo y podíamo’i to’os. “¿Tú sabeo’n’de que’a Barquisimeto?” le soltó Suela a La Nela. “Novedá” -soltó la Nela acelerando el chimó y torciendo el cuerpo. “¿E’muy lejo?” -volvió La Nela con su ladilla. “Lejo, Nela, Lejo, de veldá, no te vacilo” -le soltó Suela a La Nela mirando má lejo por una ventana. “E como de aquí a Barquisimeto” -vaciló Suela. La Nela soltó a Suela que sacudiera el chaleco polque se iba’rrechá y pasaba que era que no teniamo lana pa’la carrera y era veldá. “Mi primo cobra cariñoso” -soltó La Nela sumbando chaleco. “Pero le pagan con la venta” -propuso como con solució. “¡Coño Nela!” -soltó Batata como arrecho- “No salga’a la calles polque te pue’en violá. ¿Cuánto quiere en’ese negocio? Nela”. “Na’a” -soltó La Nela virada de’ojos y enculebra’a. “Ese muelto'e'de utedes” y salió juyendo di’un peo que no’era con’ella. Lo grillos y lo sapo no’salcanzaro con su ruido polque se hizo ma’ocuro ma de veló y no se'oía ni la rumbas. Era má noche de veldá. Apena se’oía varia rumbas lejo, como’en Montalbán. Médula prefirió que dulmiéramo y resolvíano mañana. Mientra la ulna gualdaba la guitarra todo dormíano. No la’abíano abielto. Le teníano guillo a la guitarra y no no’vacilábamo la parte.

El domingo to’el mundo sabía de que no’choreamo la guitarra, Vaca. La Nela llegó con’esa muela templano. “To’el mundo sabe, Médula” -soltó La Nela con risita’y calcaja’a de preocupació- “Hata’el poltugué”. “¿Hata’el poltugué?” -soltó Batata casi dolmío. “Si’y lo tombo’el módulo tambié lo sabe”. La Nela soltó que lo tombo no’vieron calgando la ulna’e la guitarra, y uno y que soltó: “¿De cuando’acá eta ratica’e’músicos?”. Colnetín empezó a da vuelta’e loco: “Me jodí” -soltaba. A Batata se le ocurrió que’asta el Comandante encanao en Yare se’abía enterao. “No te queda el chaleco” -le soltó Médula- “A ese Comandante le’acen cola pa’velo y no le’ace celebro a guitarra”. Pero el rollo má’grande fue que la gente del Tucán pidiero’ablá con’osotro. La soblina del Tucán le soltó a La Nela que ya sabía que teníamo la guitarra. La chamita de la guitarra era pana del Tucán y de su soblina. Y el Tucán era zuldo, de esos que ante’era ñángara. El Tucán se la pasaba con’un grupo que quería liberá al Comandante encanao en Yare y le hacía propaganda. Nunca no’invitaban’a su reunió. “El Tucán quiere que se le devolvamo la guitarra a la chamita” -soltó Médula luego de guillase con La Nela. La chillamo to’os. “¡Qué va!” -dijo Colnetín. “No no’calamo’esa. Yo puse’l pellejo. La melcancía la negociamo. Yo no pieldo mi chamba”. “Achante, achante, -dijo Médula- hay que abrí la'ulna para ve la melcancía”. Nadie se atlevía, Vaca, Nadie. Volvimos a mirá la ulna’onde'etaba la guitarra y no’daba grima; a mí me daba grima. me’spelucaba el cuelpo. Médula se fue acelcando a la ulna con cuidao y se puso al frente como viéndole la cara la muelta. Lo que nos faltaba era comensá a resá. Taldó que jode en mové lo blazos y la manos el Médula. Todo vimo cuando lo deos tocaro la trancaderas y sonó como una caja fuelte. Lo’sojo se no’sancocharo, Vaca, cuando Médula fue subiendo la tapa 'e la ulna.

Un vapó’e música salió’e la ulna: lo juro, Vaca. Hizo como: ¡Poooo! Y no’miramo to’os. No pudimo'ablá pero’ablábano, como si’ablábano con la mente, solo con’er güiro, sin palabra, no’entendíano sin’ablá, sabíano lo que decíano. Allí’etaba la guitarra como’espeltando di’un sueño. Juro po’esta, Vaca, que no’dio’estocolmo, no’dio’estocolmo cuando vimo la guitarra’espeltando; le’agarramo cariño. La vimo’en su madera pulía, como de oro. El cuello largo con vario pisos pa’poné lo deos. La sei’orejita blanca'e’onde nace’la cueldas que temblaba con’un sonío bruda’estraño. La cueldas se moviero como vibrando y lo deos se no’pusiero frío, como si la tocárano de lejo, como si la tocarano nosotros a esa mujé de madera que no’ablaba con amor. Salió una música de la cueldas primero suave y depués fue subiendo como’asta’l cielo. Vimos el día, Chamo, el día to’o, como volando, vimo’el barrio dede’arriba, como flotando nosotro. La música’era bonita, muy bonita, etraña, rara, como pa'niño, depué se volvía ruda, fuelte y eplotaba como agua’e pozo y no’acía cantá a to’o sin sabé. Nunca’bía cantao, Vaca, y ese día cantamo con guitarra sin abrí la boca. Etábano paralisao to’o. No sabíamo si’etabano’arriba’o’abajo. Vimo to’a la gente corriendo po’el barrio pa’bajo como bucando’algo muy, muy grande, de to’o. La viejas, la chamas, lo carajito, lo’ombre gritando pero como alegre. Vimo mucha má gente rodeando un cajón grandísimo. La guitarra’staba con la chamita y la chamita cantaba y nosotro cantábano y todo cantabano y el Comandante que’staba preso’en Yare cantaba tambié en el cajón grandísimo polque había salío’e la cana. To’as la calles’taban llena’e gente que no cabía na’a. Fuimo bajando, bajando, bajando’ata’llegá adonde’stabano. Ya no vimo má gente. La guitarra se quedó calla’a, dejó de soná, dejó de volá. Ninguno soltaba na’a. No’mirabamo sin decí na’a. Ya no’ecuchabano la mente de otro. Etábano en el gajo’e Médula sin decí na’a. Etábano llorando no sé polqué. Hasta Chirri’el má chaleco tambié lloraba. Médula tapó la guitarra como bajand’un piano y cerró la trancaderas.

-¿Y que'iciero con la guitarra, Zorro?
-Se la devorvimo’al Tucán.

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