jueves, 15 de agosto de 2019

LAS 15 CANCIONES MÁS ALEGRES DEL ABYA YALA




Estaba el abuelito parado en un rincón
de la fiesta cuando lo aborda una muchacha:
-Ay abuelito, qué hace ahí tan triste. ¿Qué le pasa?
-Es que se me murió la abuelita, mija.
-Ay, lo siento abuelito. Y yo que quería sacarlo a bailar.
-No importa, mija. Yo bailo triste.

VERSIÓN DE LA GAITA DE LOS ABUELITOS
CANTADA POR EL CÓMICO VENEZOLANO
JOSÉ DÍAZ “JOSELO”.



Las canciones que más alegran suelen ser las más sencillas, las menos complejas en cuanto a la tesitura musical y a la temática. Son repetitivas en estribillo y en ritmo. Las danzas indígenas dedicadas a la Pachamama y a los dioses, llaman a la alegría y la producen hasta el jolgorio y la elevación espiritual porque las consagra la sencillez. Los tambores africanos son muy potentes en arrastrar al alma humana a la alegría del cuerpo y del espíritu, por su repetición constante, su fuerza avasallante y sus voces que llaman a la integración. 

Obviando, con mucho respeto, estas muestras de cultura suprema, nos atrevemos a postular las canciones más alegres de nuestro Abya Yala porque sus temas sugieren sentidos variados y transversales directos que producen alegría o porque el humor que destilan esos sentidos sirve para alegrar o porque invitan al baile para bailar no más. Éstas, aunque lleven el doble sentido no acceden a la procacidad. Son piezas que han ganado popularidad en la radio, en las rocolas de bares y otros tugurios, en el recuerdo y sobre todo en las fiestas del pueblo. Las oligarquías controlan, reprimen y manipulan la alegría y los pueblos la resguardan, improvisan y caotizan. La alegría siempre dependerá de lo que nos depare la vida, del ambiente donde nos encontremos y canciones como éstas lo que hacen es dispararla.

De nuevo recomendamos a lectores y lectoras, incluir aquellas que les han alegrado la vida y que la arbitrariedad de esta lista ha dejado por fuera. 

15 LA SOGA 
(Alí Primera. Venezolano)

Al pie de la tarima central adonde llegamos con la Marcha en Apoyo al Foro de Sao Paulo 2019 celebrado en Caracas, se encontraba una pareja de chavistas bailando esta canción; la interpretaba en vivo, un grupo musical desde otra tarima adyacente. Si esto hubiese ocurrido 20 o 30 años antes, tal vez cualquier pareja se hubiese llevado alguna reprimenda, porque poco se concebía que la música de Alí Primera se bailara (aunque tiene canciones muy festivas) pues se primaba por el objetivo militante. De hecho, con esta pieza musical, Alí realizaba unas lúdicas estupendas en sus presentaciones públicas para resaltar las metáforas antirepresivas, aunque no llegaban al baile de la música. Hoy el pueblo chavista se la goza hasta bailando. 

14 EL SAPO 
(Don Pío Alvarado. Venezolano)

Insinúa en su letra la descripción del típico soplón policial que tiene los defectos que el pueblo observa con atención, cuidado y picardía. Es una venganza cultural ante tanto sapo que ha malogrado los esfuerzos populares. Interpretada por el grupo de Don Pío Alvarado es una joya de la música tradicional venezolana. Ha sido tocada por cualquier persona o grupo en función de alegrarse con un cuatro, porque provoca oírla, cantarla en conjunto y es muy solicitada. La posibilidad de bailarla en pareja también es expedita. 

13 PAPACHONGO 
(Even Guitierrez. Venezolano)

De la era del llamado Tecnomerengue es esta pieza interpretada por la cantante Diveana con la orquesta Los Melódicos. Es la canción del levante femenino por excelencia porque la mujer es protagonista. Aún es muy buscada en la rocola y pedida en las fiestas familiares y gremiales. Trasciende las edades cuando la gente se encuentra emparrandada. Para el baile y la gozadera en colectivo está mandada a hacer. Aunque se ha roto un poco la antigua tradición de que los caballeros sacaban a las damas a bailar, con esta canción se cancela definitivamente. 

12 LA CARTERA 
(Arsenio Rodríguez. Cubano)

Imposible dejar de bailar esta charanga que interpretó La Orquesta Aragón de Cuba y nos aproximó la Orquesta de Larry Harlow con la voz de Andy González. Narra la tragedia que significa perder un objeto tan importante y sobre todo su contenido. Bailadores y bailadoras se aplican en su ejecución y a pesar de la anécdota no deja de producir alegría. A finales de la década de los años 70 del siglo XX fue cita obligada en las pistas de baile de la Salsa. 



11 LA FIESTA NO ES PARA FEOS 
(Benito Antonio Fernández: “Ñico Saquito”. Cubano)

Nuestros abuelos disfrutaron de esta guaracha que cuenta la (des)gracia de ser discriminado por carecer de bondades físicas e impedido de entrar en la fiesta. Interpretada por el conjunto cubano Los Guaracheros de Oriente ganó popularidad durante la década de los años 50 del siglo XX por su ritmo contagioso que llama al baile y al humor que enciende la alegría. 



10 BORRACHO NO VALE 
(Don Pedro Flores. Boricua)

Entre las canciones más alegres que consideremos, siempre estará una que sugiera o integre el tema etílico. Esta guaracha interpretada por el cantante boricua Daniel Santos, narra la fábula de un ratón que cae en un barril de vino huyendo de la persecución de un gato. De nuevo el humor está presente para invitarnos a bailar y reflexionar acerca de hacer tratos con borrachos. Nada alegra más que escuchar las peripecias de un rascao en aprietos. 
 

09 LOS ZAPATOS DE MANACHO 
(Rafael Ithier. Boricua)

El imborrable Gran Combo de Puerto Rico nos trajo esta pieza en la época decembrina para recordarnos la necesidad de tener cuidado con la calidad de los zapatos y pensar en gentes que como Manacho, se quedaron sin esta pieza fundamental del vestir, por no tener cómo adquirir algo mejor. Su metáfora ha servido para hacer analogías con productos de baja calidad. Los cultores y cultoras del baile de la Salsa aún le dedican un pie a este clásico. 

08 YO NO BAILO CON JUANA 
(Claudio Ferrer. Boricua)

Esta rumba se ha paseado por cuanta orquesta y grupo musical de ritmo caribeño hay en el Abya Yala. Refiere la peripecia de bailar con una dama que sufre del problema del juanete en sus pies. Para la radio y las rocolas la popularizó la Orquesta Aragón de Cuba durante la década de los años 50 del siglo XX. Otros grupos de reciente data le han recompuesto la letra, suprimiendo la anécdota del problema físico. Sin embargo, a diferencia de su temática, los bailadores la han consagrado con mucho goce, sin reparar si la bailadora sufre del mal, igual las bailadoras que lo han sufrido callan y la bailan. 

07 BURUNDANGA 
(Óscar Muñoz Bouffartique. Cubano)

Este fabuloso enredo lingüístico lo interpretó la cantante cubana Celia Cruz con la Sonora Matancera. Ha sido objeto de estudio la anécdota que narra una cadena de hechos inexplicables que a fin de cuentas sirven para que bailemos esta rumba sin reparar su significado. Se dice que la cadena de nombres que se pronuncia, pertenecen a deidades africanas. Cuando los hechos colectivos reales se tornan enredados se acostumbra recordar el ritmo y la letra de esta maravillosa canción que levanta la alegría de cualquiera. 

06 LA CAMISA ROTA 
(Clímaco Sarmiento. Colombiano)

En Venezuela conocemos de cerca este merecumbé a través de la interpretación que realizó la Orquesta de Billo Frómeta en la voz de Cheo García, a quienes le debemos su colocación en los salones de baile y la cantidad de veces que le echamos un pie. Se trata del asomado o curioso que se fija en alguien que lleva saco sin quitárselo, a pesar de que ha bailado toda la noche. La causa es que el infortunado tiene un problema en su importante prenda de vestir. La anécdota permite gozar del humor que cuenta de alguien que tiene algo escondido. Es de las canciones que se baila en pareja y en colectivo con alegría suprema. 

05 LA PATA PELÁ 
(Julio Erazo Cuevas. Colombiano)

Es una manera de decir cantando la tragedia de mucha gente del pueblo que no tiene zapatos. Su alegría pasa por el reconocimiento de la expresión del pie descalzo tal y como lo pronuncia el pueblo. Varias generaciones escucharon y bailaron este porro a pedido de rocola con alegría sin fin. Pasó por la vitrola, el tocadiscos, el casette y aún se le escucha en el CD. No estuvo ausente de la gran fiesta patronal, sin embargo, en la celebración familiar se vitoreaba su interpretación y el baile era inmediato. La expresión política: “Sacalapatalajá”, pronunciada en Venezuela para aupar las luchas antigomecistas se asemeja a la anécdota de esta popular canción. 

04 QUE ME COMA EL TIGRE 
(Eugenio García Cueto. Colombiano)

A ritmo de este paseaíto se nos cuenta la historia de alguien que es víctima de la persecución de un tigre. Se trata del tema de la terquedad humana. Aunque dice del sufrimiento de una angustia, el humor expuesto por el intento de escape es inigualable. Cuando alguna persona se salía de sus casillas por la falta de solución de algún problema o por la terquedad de otro, solía exclamar el estribillo de esta canción: “¡Tú lo que quieres es que me coma el tigre!”. Fue interpretada por el Combo de Duque Palomino en la voz de Gustavo Barros. 

03 SI ME VA QUERER 
(Francisco Alberto Simó Damirón. Quisqueyano)

Elemental merengue dominicano donde se alaba el requerimiento amoroso. “Si me va a querer, me lo dice, si me va a querer” -expresa de comienzo a fin. Y a partir de aquí se desprende toda la melodía que desata fraseos alegres invitando a bailar. Fue concebida por Damirón para el llamado baile de salón, sin embargo, unida a la merenguera a través de su piano, se ha dejado colar en fiestas de navidad y año nuevo. Quien no la ha bailado le falta el disfrute y la alegría de un clásico. 



02 PRÉSTAME TU MAQUINA 
(Balbino García. Venezolano)


Préstame tu maquina, para yo coser, yo no tengo máquina, se me echó a perder” -canta esta melodía. Imposible algo más básico, y sin embargo: ¡Cómo ha hecho bailar a más de uno! La sutileza de la solidaridad está presente en esta letra. Compuesta cuando apretaban gobiernos dictatoriales en Venezuela, se hizo popular en los bailes de mediecito donde los bailadores pagaban medio (un cuarto de bolívar) por pieza bailada. Alegre como ninguna, contribuyó con el acercamiento de las parejas de baile, en épocas donde los caballeros debían pedir permiso a los padres o hermanos mayores para sacar a la dama a bailar. 


01 LA LUZ 
(Odilio González. Boricua)

Casi como una oración o como una rogativa, su autor la interpreta de manera magistralmente sencilla. El coro imita al votivo religioso. La anécdota se ha comparado con tragedias humanas, declives personales, derrotas deportivas, pérdidas de esperanza, mala suerte, cuestión que no le resta humor y gracia que generan alegría y baile. Su pegada musical en la década de los años 70 del siglo XX fue un éxito de popular importancia. Sonó en radio, en rocolas y se bailó con furor. Se escenificaron pequeñas obras humorísticas en escuelas, comunidades y en la televisión. Su autor se recorrió los pueblos del Abya Yala con su musiquita pegajosa, siempre asomando la posibilidad de bailar. En el último año, esta canción ha cobrado vigencia inusitada en varias ciudades de la Pachamama y en Venezuela debido al saboteo eléctrico. 

 

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