miércoles, 9 de diciembre de 2020

VENEZUELA 06-D: DE LAS VICTORIAS TACTICAS AL VENCER ESTATEGICO






Cuartel General en Huaraz, a 9 de junio de 1824

Manuelita Mi adorada:

Tú me hablas del orgullo que sientes de tu participación en esta campaña. Pues bien, mi amiga, ¡Reciba usted mi felicitación y al mismo tiempo mi encargo! ¿Quiere usted probar las desgracias de esta lucha? ¡Vamos! El padecimiento, la angustia, la impotencia numérica y la ausencia de pertrechos hacen del hombre más valeroso un títere de la guerra.

Un suceso que alienta es el hallarse en cualquier recodo con una columna rezagada de godos y quitarles los fusiles. ¡Tú quieres probarlo! Hay que estar dispuesto al mal tiempo, a caminos tortuosos a caballo sin darse tregua; tu refinamiento me dice que mereces alojamiento digno y en el campo no hay ninguno. No disuado tu decisión y tu audacia, pero en las marchas no hay lugar a regresarse. Por lo pronto, no tengo más que una idea que tildarás de escabrosa: pasar al ejército por la vía de Huaraz, Olleros, Choveín y Aguamina al sur de Huascarán.

¿Crees que estoy loco? Esos nevados sirven para templar el ánimo de los patriotas que engrosan nuestras filas. ¿A qué no te apuntas? Nos espera una llanura que la Providencia nos dispone para el triunfo. ¡Junín! ¿Qué tal?

A la amante idolatrada

Tuyo, Bolívar

 

 

Si damos una mirada a la coherencia histórica del pueblo venezolano, nos daremos cuenta de que está signado por dos dimensiones marcadas y permanentes, a saber: el encuentro con la democracia y el acto vencer. Aunque todo pueblo de la Pacha Mama abriga por igual estos mismos signos, subrayamos estas dos dimensiones porque transversalizan con recurrencia su historia política.

PORQUE SIEMPRE ES LA HISTORIA

Según el escritor venezolano Francisco Herrera Luque, se le atribuye al general Antonio Guzmán Blanco -varias veces presidente de Venezuela- la frase: El pueblo venezolano es como un cuero seco porque lo pisan por un lado y se levanta por el otro; pronunciada en uno de los muchos momentos de angustia, cuando su autocracia sorbía los rigores de las rebeliones caudillistas, frente a sus innumerables actos de apuñalamiento a los intereses del pueblo.

Pero ¿quién es en concreto ése que se levanta como un cuero seco? El Pueblo: dicho sencillamente, pronunciado con puntualidad, voceado entre el murmullo de un mercado libre, los desvelos de un hospital o las atenciones habidas en el portón de una escuela pública. Ese estupendo genterío –inmenso y temible colectivo de almas imbatibles- aliado con el enloquecido Boves para demostrarle al Libertador Simón Bolívar que, sin su arrojo y desprendimiento, sin su bravura y su alegría, sin su fuerza y su mirada zamarra cualquier independencia en Venezuela no era posible, ése es quien en estos tiempos de siglo XXI fortalece sus luchas de resistencia perenne.

Sólo con riquitos no se hacen verdaderas revoluciones. La palabra democracia comenzó a bullir en el pensamiento del Padre Libertador, no por obra de la ilustración francesa sino por la orfebrería participativa, la lustrosa cerámica política de un pueblo signado por el acto de vencer al grito del general José Felix Ribas o al ingenio guerrillero del general José Antonio Páez en Queseras del Medio. No por casualidad, a los estudiantes de la Misión Educativa bolivariana que lleva el nombre de aquel heroico militar de 1812, los nombramos Vencedores.

CON LA LUCHA DE CLASES EN LOS TUETANOS

Nadie como el general Ezequiel Zamora para levantar los cimientos de la injusticia profunda habida en la sociedad, dejada por la primera independencia. Allí la democracia se fue haciendo metáfora activa; si mal, como cantaleta de caudillos, demagogos y politiqueros, también como sueño al porvenir, activo en las diatribas de las aulas y los patios escolares, en los tigritos de las mazmorras donde la tortura y la cadena eran la única posibilidad de diálogo con los poderosos o en las praderas y montañas para hablar de libertades con las lunas crecientes y los chopos al cinto.

Aunque los cuarenta años puntofijistas merecen infinidad de cuartillas problematizantes, nos ahorraremos esta dosis de sentido crítico para ir directo a la dimensión donde nos hemos dado por entero como pueblo y sociedad, no sólo en una visión bastante cercana de lo que puede ser una democracia, además, con banderas renovadas, actuales, porque estamos de retorno al acto del vencer popular que arrancó con el grito irrebatible del cacique Guaicaipuro y tuvo una parada fabulosa en el año 1824 en Ayacucho.  

No olvidemos que venimos siendo bicentenarios de todas estas hazañas. Lo que ahora vivimos en todo el Abya Yala pareciera la más extraordinaria experiencia sólo experimentada por los pueblos cada cien años como escribió el poeta chileno Pablo Neruda cuando homenajeó al Libertador Simón Bolívar.

EL TIEMPO Y SUS VAIVENES

Resulta que el seis de diciembre del año dos mil veinte hemos asistido a unas elecciones, cuando, donde y porque lo hemos querido y planificado, desafiando al imperio más poderosos de todos los tiempos, empujados por fuerza de las composiciones políticas heredadas del comandante Hugo Chávez Frías, y, jamás lo olvidemos, también por el revuelto, convulso, conmovido y a veces revolcado Poder Popular (del que muchos hablan como si no existiera); también, y, no lo pasemos por debajo de la mesa del análisis, por la necesaria y poderosa candela que nos viene del infierno imperial de la cual, los tizones del cipayismo vernáculo han llegado a quemar escuelas públicas, hospitales, centro de acopio alimenticio, y hasta gente del pueblo.

El azufre imperial urdió la trama de un monigote politiquero que autonombraron “presidente” para tratar de mermar la constitucionalidad del presidente legítimo Nicolás Maduro Moros, y así profundizar el bloqueo económico genocida que lesiona de muerte al ya golpeado derecho internacional, a los derechos básicos de venezolanas y venezolanos, la riqueza patrimonial del pueblo en miles de millones de dólares que ha sido robada ante la vista complaciente de ese cascarón alcahuete que llaman Unión Europea. También los tongoneos de este monigote han contribuido con la táctica imperial de banalización del ejercicio político para impedir la consolidación de una conciencia emancipadora en el pueblo.

EL VENCER COMO OFICIO PERMANENTE

Hoy lunes siete de diciembre de dos mil veinte, amanecimos siendo el mismo pueblo vencedor de 1989, con sus importantes antecedentes en 1560, 1796, 1806, 1810, 1812, 1819, 1821, 1824, 1859, 1902, 1945, 1958, 1961; y las trascendentales fechas recientes de 1992, 1998, 2002, 2005 y las victorias que seguirán viniendo.

Estos momentos decisivos demuestran que el pueblo venezolano ya tiene su tiempito en lucha por la democracia. No son cuatro días. En muchos de esos hitos temporales no rectilíneos, los cuales hay que llenar siempre de pueblo concreto, habría que agregar otras fechas de igual importancia. No siempre la decisión hacia esta coherencia histórica se sustentó en la fuerza del voto. En la mayoría de los momentos, la elección tuvo el poder subjetivo de la insurrección popular, para demostrar que aquello del cuero seco no es una mera anécdota editorial.

REFERENTES DEMOCRATICOS

El Poder Electoral, base del Poder Moral soñado y diseñado por el Libertador Simón Bolívar, es uno de los más significativos logros habidos en este período de segunda independencia. Educar para la participación electoral desde el dinámico conocimiento de la Constitución Bolivariana de Venezuela, hacia el ejercicio del sufragio como posibilidad de decidir y no sólo de elegir caras a dedo ni de ser bosque de manos alzadas (Kleber Rampirez); comunicar, articular, vincularse como pueblo con la participación política, de manera tal que cualifique cada vez más el acto de incidir desde las elecciones (como no lo hicieron los mentores de la IV República) es una estupenda victoria marcada por la llegada del comandante Hugo Chávez Frías al universo político de Venezuela. Las tensiones propias del proceso bolivariano hacen de este palmarés un situado político a profundizar aún más, para sacarlo de la formalidad proselitista, de la mueca politiquera y hacer de su ejercicio la fuerza que consolide el carácter revolucionario de la democracia venezolana.

El maestro venezolano Simón Rodríguez, consejero político por genialidad popular de nuestro Abya Yala, promovió la idea de educar y más educar para evitar las revoluciones que él entendía como las guerras devastadoras o fratricidas. En este sentido, Simón Rodríguez perfilaba nuestras repúblicas conformadas por republicanos (y republicanas) educados (y educadas) con justicia y equidad para el ejercicio de la democracia y la paz. De allí que, siguiendo sus Consejos de Amigo, la importancia de educar para la participación mediante el fortalecimiento de un Poder Electoral popular, democrático y revolucionario siga siendo vital en estos momentos y hacia el porvenir.

DEL ATAQUE IMPERIAL AL PODER ELECTORAL

Por lo dicho anteriormente, no es casual que gran parte de los perversos esfuerzos y macabras inversiones de los agentes del imperialismo capitalista, de sus cipayos y demás monigotes, estén dirigidos a golpear y exterminar al Poder Electoral venezolano. Ha sido un prodigio de este pueblo el haber vencido la delincuencia electoral que instaló la IV República durante 40 años, con grave desmedro del concepto y práctica de lo político y de la democracia, coincidiendo ahora con la fortuna de tener a nuestro servicio el portento tecnológico como base y sello garante de legitimidad, legalidad, rapidez y confianza de la participación electoral. Ejemplo para todos los pueblos de la Pacha Mama. Esto no gusta ni conviene a los agentes imperiales.

INTERLUDIO DESDE EEUU

Esta significativa dimensión electoral merece unas líneas desde los importantísimos comicios llevados a cabo en Estados Unidos en este año 2020. Sin ánimo de buscar efectos comparativos artificiales, debemos decir que es tanta la vanguardia tomada por el Poder Electoral venezolano que en EEUU se ha comenzado a vivir una repercusión significativa, tal vez por el aleteo de una influencia sutil o desde un paralelismo político concreto que debe ser motivo de mayor análisis.

Quizás con preocupación o desespero, los agentes imperiales desde las europas y sobre todo desde EEUU, tienen varias décadas intentando banalizar el ejercicio político para producir decepción en sus pueblos, y así dominar, tomar y ejercer las decisiones desde sus esquemas bipartidistas. En el caso gringo, el haber transformado las elecciones, con el bipartidismo como norma de siglos, en un torneo bufonesco que maneja miles de millones de dólares, les ha venido rindiendo pingües beneficios ideológicos.

Sin embargo, lo evidenciado durante la gestión Trump, aprovechando la catástrofe del Covid-19 es muestra de un descarado intento de despojo que ya se había manifestado desde el fraude con G. W. Bush. La mascarada habida en esas elecciones está colocando a ese Estado forajido en crisis (y tal vez en desencadenada disolución) y en una situación desprestigiada ante los ojos de los pueblos. Sólo esa gran subestimación que tienen hacia los pueblos, con la mirada de gendarme del capitalismo que detentan, les impide darse cuenta del nefasto referente en que se están convertido. No les importa. Y esta repercusión se está revirtiendo hacia sus adentros, despertando nuestro interés, para ser acompañada y analizada con permanencia.

EL UNIVERSO DEL PODER ELECTORAL

Frente a este panorama de la política formal gringa, el Poder Electoral venezolano está demostrando una permanencia y solvencia que se debe apuntalar con el impulso de un criterio y práctica hacia la consolidación organizativa del Poder Popular. A pesar del feroz acoso imperial que instiga a sectores de los partidos y demás Poderes, -desde el ya famoso látigo de la contrarrevolución- hacia salidas internas autoritarias, privatizadoras y entreguistas; quienes participamos en el Movimiento Popular y Revolucionario tenemos el deber de trabajar con ahínco, en función de que se amplíe la participación política del pueblo en todos los órdenes de la revolución bolivariana para el fortalecimiento constante del Poder Electoral.

PARTIDOS Y ORGANIZACIONES

Aunque ha sido un hecho acertado y afortunado la fundación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por parte del comandante Hugo Chávez Frías, y en este momento sea una referencia importante e imprescindible en este período de transición hacia estados emancipatorios más desafiantes del modelo capitalista, quienes conformamos los otros lugares (y no lugares) políticos, también imprescindibles para el dimensionamiento de la sociedad venezolana que impulse hacia una revolución cada vez más en crítica activa contra el imperialismo y el capitalismo, debemos –incluso con urgencia- fortalecer espacios unitarios que aporten radicalidad y calidad al ejercicio político en una coyuntura que está sometida –en estos tiempos cibernéticos- a cambios y brevedades, muchas veces, asombrosamente rápidos.

Sin intención alguna de aconsejar al cipayismo variopinto que arrastramos en el país, al cual no hay más remedio que tratar como a un coleto que nos sirve cada tanto para lustrar el sagrado piso de nuestra historia heroica, debemos hacer notar la explicable manía de estos agentes, de alimentarse del plato de lentejas ideológico del imperio, aceptando sus estrategias frente a las avanzadas electorales que el comandante Hugo Chávez Frías tuvo el acierto de llamar batallas. La estupidez que los acompaña no les permite darse cuenta del grave agotamiento de los modelos representativos en todo el mundo político, desde hace ya varias décadas. Están imposibilitados de mirar con claridad las claves habidas en la dialéctica oscilante entre Fraude y Abstención que repiten como monigotes con la voz del ventrílocuo imperial.

Lo preocupante y peligroso para las políticas emancipatorias pudiera estar en que sectores organizados, participantes y aliados a la revolución bolivariana también sufren de esta ceguera que termina confundiendo y perjudicando la participación del pueblo. A sabiendas de la crisis habida en todos los parlamentos del mundo, en los cuales la votación para elegirlos es mucho menor que en las elecciones de presidentes y primeros ministros, lo que quiere decir que la abstención suele ser mayor en unas elecciones parlamentarias, también se juega a inflar el proceso eleccionario desde lo proselitista, sin hacer hincapié en la educación política que promueva la participación protagónica y además, pareciera que esto no conviene a algunos sectores conservadores instalados en el proceso. Aquí urge el debate permanente donde las organizaciones del Poder Popular protagonicen y le pongan un freno a la peligrosa arrogancia estimulada por los agentes y practicantes de la representatividad.

NO TEMER NI SUBESTIMAR LA ABSTENCION

Es un Perogrullo decir que se debe mirar con permanencia y sentido analítico a la abstención, tan importante de hacer como la mirada al voto. Mirando a Lenin en el tiempo, no olvidemos que el voto es uno de los termómetros importantes del proceso político y la abstención su tensión arterial. A veces a la abstención se le subestima o se le aglutina de manera abstracta, cuando venezolanas y venezolanos tienen diferentes posiciones ante la decisión de no votar. Sabemos que la abstención (hasta en la elección de un delegado de curso estudiantil o de una reina de carnaval) tiene su cromaticidad propia, cambiante, dinámica, coyuntural.

A continuación, nos vamos a tomar el atrevimiento de destacar un estado del arte de la abstención que pudiera ser útil para analizar lo sucedido este 06 de diciembre y para futuros comicios.

En primer lugar, perfilaremos una abstención que llamaremos reaccionaria, sitio donde pululan quienes tienen sus intereses representados en los grupos fascistas pagados por el imperio. También hay aquí rezagados de la antigua socialdemocracia corrupta, cúpulas de las clases oligárquico-burguesas; todas implorando la intervención directa de EEUU.

Una segunda tendencia que llamaremos popular crítico-intuitiva, donde gravitan sectores del pueblo aislados de la participación partidista (por muchas razones) que mueve su opción de no votar desde una lectura inmediata, urgente, contingente y emergente de la realidad y toma sus decisiones basados en una lógica (explicable) muy apegada a los efectos que sobre sus expectativas sociales tiene el bloqueo genocida y las medidas económicas del gobierno. Es la dimensión más golpeada por la guerra económica. Consideramos que a este pueblo que se abstiene no se le puede subestimar jamás en su visión ni en su acción, debido a que su decisión es poderosamente política y en la incidencia sobre el voto tenderá a ser la más numerosa.

Una tercera que denominaremos crítico-modernista y que a su vez tiene una bifurcación contingente, a saber: crítico-modernista de izquierda, compuesta por quienes están colocados y colocadas en espacios emancipatorios organizados donde las reflexiones de la realidad, el análisis táctico estratégico y la formación tienden a ser permanentes y éticos. Aquí están grupos de nuevo cuño izquierdista, anarquistas, chavistas críticos desencantados, escépticos militantes, religiosos, cultores, intelectuales que tienen posiciones antimperialistas y anticapitalistas, pero no comulgan con las del gobierno ni del chavismo oficial ni con los de una corriente emergente que podemos llamar madurismo, ni con sus aliados inmediatos, por considerarlas tergiversadoras y erradas de todo el proceso revolucionario.

También está un grupo que denominaremos crítico-personalista pequeño burgués. En muchos de los escenarios, sus convocados se hacen llamar apolíticos o independientes. Promulgan una libertad de pensamiento sin responsabilidad militante. Juegan al valetodo y a criticar todo con argumentos de lecturas de la realidad que, yendo más allá del sentido común, tienden a negar o a minimizar las medidas genocidas impuestas por el imperialismo y a descargar toda la responsabilidad en el gobierno, sus aliados y las instituciones. También culpan al pueblo que desprecian y subestiman. No pocos se alimentan de las llamadas redes sociales, aunque sus posiciones terminan siendo individualistas. Decepcionados de la participación porque han recibido los golpes de la estrategia banalizadora del monigote autonombrado, prefieren no votar, sienten una desilusión y una necesidad de cambio que le es ajena. Esta posición de no votar, muchas veces hace causa común con la abstención reaccionaria porque tiene nubarrones ideológicos que los hacen torcer hacia el pitiyankismo, el cipayismo o la indiferencia social. La activan gerentes, cultores, docentes universitarios, intelectuales, comerciantes, en su gran mayoría pertenecientes a las capas medias de la sociedad.

Un aspecto político muy significativo de la abstención es que su activación quiere decir no-voto más no significa no-participo. Quien está inscrito en el padrón electoral participa del proceso, aunque no vote. Su posición de no-voto no decide, pero incide porque es un pronunciamiento político registrado y sistematizado y además tiene resonancia sobre el devenir político y social ya que sus efectos se mueven desde una subjetividad, muchas veces incalculable. Por esto el imperio y sus cipayos la incita a través de la despolitización y otros malestares. Los factores revolucionarios deben problematizarla, analizarla, hacer dialéctica con sus efectos y concienciarla para transformarla en conciencia emancipadora.

Por ahora diremos que la incidencia de los jóvenes y nuevos votantes también es una dimensión importante a tomar en cuenta desde la abstención, porque plantea dilemas a las organizaciones políticas, al Poder Electoral, al ejercicio democrático y a la revolución. En el caso venezolano, la guerra genocida planteada por EEUU tiene (y siempre ha tenido) sus proyectiles ideológicos dirigidos a la población joven para desestimularlos, desencantarlos, alejarlos prematuramente del ejercicio político y encarrilarlos hacia el escepticismo, el falso apoliticismo, la indiferencia social o hacia la indeseable vía fascista y mercenaria. Quienes militamos en el Movimiento Revolucionario y Popular debemos trabajar una táctica dirigida a las y los jóvenes que enfrente con ética, rigor político y multiversidad a los poderes alienantes de los mensajes hegemónicos que los y las afecta.   

HA SIDO UNA VICTORIA CONTRA EL SUPREMACISMO ARIO DE DONALD TRUMP

Luego de esta –de nuevo- importante victoria electoral, que el gendarme gringo tratará de ningunear y subestimar a los ojos del mundo, otro reto, imprescindible de tomar en cuenta, es mantener el foco de reflexión y acción en el enemigo histórico, en el antagónico estratégico de nuestra revolución (el imperialismo capitalista) que seguirá buscando quebrar la moral de nuestro pueblo.

Hacer este permanente reconocimiento de quien es el verdadero mafioso a vencer, significa no invertir el valioso tiempo político en fabricar enemistades ni antagonismos artificiales entre quienes pugnamos por desentrañar las claves de la revolución bolivariana. Significa que, sin arriar las banderas de la contraloría social organizada, la visión radical, los sentidos críticos hacia las gestiones gubernamentales y legislativas (nacional y regionales) enfilemos las baterías contra el enemigo estratégico que aprovecha nuestras contradicciones.

También significa valorizar sin descanso, ni trampas, ni carantoñas electoreras, ni lisonjas manipuladoras al pueblo que somos; hombres y mujeres, jóvenes, niños y niñas que siempre hemos tenido sobre los hombros el peso de esta epopeya. Ese pueblo somos quienes merecemos todos nuestros esfuerzos de formación política, de impulso de las organizaciones donde militamos, de reconocimiento participativo, igualitario, equitativo de los indecibles sacrificios que estamos haciendo, de la distribución de los beneficios.

EL CAMINO ES DURO, PERO ES EL CAMINO (Comandante Argimiro Gabaldón)

Justo en este instante, la contrarrevolución imperial y sus cipayos traman una nueva celada contra nuestro proceso, gobierno y pueblo. Además de estar preparados para volverles a meter un nuevo triunfo electoral por el pecho, nos tiene que encontrar políticamente alertas, buscando espacios reflexivos de unidad revolucionaria y encontrando victorias tácticas para seguir consolidado el permanente vencer estratégico.

 

   









2 comentarios:

  1. A la cuna de Simón Bolívar la había tildado Colón de "Tierra de gracia" y la corona monárquica la convirtió en tierra de desgracia, pues, en aquella Abya Yala indígena de entonces (ya descubierta por las naciones originarias que la poblaban a la llegada de los europeos) la vio Colon como un manjar apetecible digno de la bajeza de sus altezas reales. Y es que la posterior Venecia pícola de Alonzo de Ojeda se convirtió en la entrada codiciada a un continente signado por la inmediata y sangrienta esclavitud, que, el imperio europeo -a nombre de Dios- instauró en el Nuevo Mundo. Y aquella frase bautismal (casi maligna) de Colón, también le abrió los ojos a la pérfida Albión y a su hija putativa la colonia del Norte, la misma que que el clarividente Libertador profetizó como la más avarienta y saqueadora (plagadora de hambre y miseria a nombre de la libertad). Y es que la genocida penetración imperial en América exterminó a millones de los verdaderos descubridores del continente (sus legítimos dueños, por antonomacia), y aceleró la apropiación sanguinaria de sus tierras (el saqueo a las grandiosas ciudades originarias marcó el signo criminal de la conquista y colonización de nuestra Abya Yala). Pero, todo ese largo proceso de usurpación a sangre, cruz y arcabuz, fue el primer llamado a la integración de los pueblos originarios, que -a pesar de sus posibles antagonismos y rivalidades- se fueron uniendo poco a poco para enfrentar y derrocar a los invasores europeos. Y esa lucha abyayálica fundó una escuela: la Escuela de la Libertad. Y con el paso de los siglos la ya indetenible insurrección continental fue generando un aprendizaje que está en el ADN de los abyayalenses: América será por siempre el continente de la Libertad. Lo demostró la gesta indígena desde el siglo XV, y se consolidó durante la guerra indendentista, en el siglo XIX. Y con Bolívar al frente, la lucha insiste, resiste y persiste, porque siempre habrá un imperio conspirando para asaltar nuestra soberanía. Lo que quizá hayan olvidado más allá de la charca y su patrón yanquisionista es que, el pueblo venezolano, por amor a la Patria Grande y con los héroes como maestros, curtió su anhelo de Libertad desde el prolongado combate por la independencia, Por eso dijo Pablo Morillo que, "toda la revolución americana es Bolívar", porque Bolívar -el gran maestro de la Libertad- creó en Abya Yala la escuela mundial de la emancipación, que hoy alecciona a los pueblos de todo el planeta. Quizá por eso somos un Pueblo que ha curtido su cuero en la extensa batalla libertaria...

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  2. Buen día. En los términos más respetuosos, acerca del importante trabajo de análisis del contenido, modestamente opino que biológicamente y psicológicamente entre otras cosas, no existe un ser humano perfecto, sin embargo la matemática y la estadística pueden ayudar a que las cosas se entiendan de mejor manera." NO ES IGUAL HACER LAS COSAS MAL QUE HACER LAS COSAS BIÉN " Hugo Chávez

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