domingo, 16 de mayo de 2021

TRAS LA PISTA DE LAS CARATULAS DEL DISCO DE ROCK

 



 

La historia del disco es tan fascinante como la historia de la música. Desde las primeras melodías en los albores de la humanidad, los seres humanos utilizaron la memoria en sus danzas tribales para darles perennidad y así capturar esas ondas armónicas para el solaz del espíritu y el lenguaje posible. Los animales –con las pioneras aves a la vanguardia- brindaron los primeros diálogos donde la imitación medió la creación musical.

La voz fue el primer medio musical humano. Con la construcción del instrumento hecho de materiales diversos, en la búsqueda de aproximar la imitación a los sonidos de la naturaleza produjeron, en un proceso largo y laborioso, la consolidación de las primeras piezas musicales.

También estuvo la necesidad de socializar, marcada por la división de clases sociales. Los poderosos se apropiaron del criterio de disfrute y encerraron la música que se debía escuchar y con este hecho, impusieron el sello cultural dominante. Prohibieron toda expresión creada al margen de este marco legalizado con su poder.

Primero fueron los cenáculos cerrados que los griegos vincularon al teatro y a la memoria; emperadores romanos y reyes del medioevo en sus castillos, compraban a los genios musicales para disfrutarlos. Las obras geniales se eternizaron cuando se crea el pentagrama.

Tras la socialización vino la expansión del sonido desde el tránsito de los suntuosos salones de duques condes y reyes, en obras de cuartetos de cuerdas y otros conciertos, hacia la llegada de los grandes teatros aupada en buena medida por la Revolución Francesa (1989) que trajo, como todo proceso político de vuelco social, los necesarios movimientos culturales emergentes. Una clase media marginada tuvo acceso a la ópera que desde el siglo XVI venía mostrando nexos antiguos con el teatro griego y demás obras innovadoras que requirieron de un mayor espacio de escucha, de ritual, de espectáculo y de baile. Empresarios vieron el negocio al albergar mayor cantidad de personas para la escucha musical en grandes espacios.

HASTA QUE LLEGÓ EL DISCO DE VINILO

Hasta 1948 cuando la empresa Columbia lo introduce en Estados Unidos (EEUU), ya habían formas de reproducir la música en fonógrafos más rudimentarios y precarios en expansión de sonido, pero es este disco el llamado a reproducirlo a través de prototipos mucho más versátiles, sofisticados, expansivos de incorporación automática, manual y desde las postrimerías del siglo XX, digital.

Este disco de vinilo venía en varios formatos de acuerdo a las revoluciones por minuto de sus circunvalaciones al girar mecánicamente sobre el fonógrafo, a saber: 78, 45 y 33 y 1/2 revoluciones (r.p.m). Finalmente, el disco de 33 y 1/2 se impuso por sus mejores  posibilidades de establecerse en durabilidad y mayor diámetro, permitiendo la inclusión de más piezas musicales. Las compañías disqueras lo proveyeron de una carátula con una fotografía en primer plano de los artistas, informaciones del repertorio y datos personales y técnicos.

Esa carátula estaba destinada básicamente  a exaltar el ego y la carrera de los artistas. Por lo general se trataba de una fotografía llamativa personal o del grupo o un motivo relacionado y servía de protección al vinilo con la finalidad de colección de melómanos y resguardo para las empresas radiales cuyo destino era la promoción y difusión de los intérpretes. Muchas manifestaciones culturales siguieron evolucionando al llegar la década de los años 60 del siglo XX.

INSURGIERON OTRAS CARÁTULAS

La llegada de la psicodelia como arte expresivo de la llamada contra cultura de la década de los años 60 del siglo XX abrió posibilidades de expresión más allá de la visión egocentrista de los artistas que continuó como prioridad. La psicodelia permitía expresar formas abstractas y concretas en un delirio entre subrealista, cinético y expresionista para producir efectos semióticos y subliminales de estética transgresora de innovación nunca vista. Algunos grupos musicales del género rock que apenas se desarrollaba, aprovecharon la posibilidad de transformar las carátulas de sus obras musicales en espacios para la expresión estética profunda. No pocos lograron una trascendente innovación. Como en el caso de la literatura con los escritores, a muchas obras musicales se les recuerda más por la carátula que por las melodías.

En un costado del bulevar Bellas Artes, al frente de la Escuela Experimental Venezuela, en Caracas, unos trabajadores informales venden discos de vinilo en forma de LP (Larga Duración) la mayoría son de cantantes o grupos de tradicional pose. Muy extraño ver allí esas carátulas artísticas que la psicodelia promovió. ¿Son atesoradas discretamente? ¿Las valoran con pasión histórica? Quizás.

A continuación, exponemos doce de las carátulas más impactantes por su genio, arte y expresividad cuya exposición hace dignidad a las piezas musicales incluidas y a quienes las crearon. En orden decreciente las mostramos.

DOCE. OSIBISA I



África es la territorialidad incursora en las expresiones artísticas de la década de los años 70 del siglo XX a través de la música rock. Recordemos los procesos de lucha de sus pueblos contra el colonialismo europeo que nos acercó y hermanó a su cultura. El grupo Osibisa fue un portento musical importante por la proximidad habida con el rock y otros ritmos afines. En este su primer disco (1970) la genialidad de su carátula fue creada por el arquitecto inglés Roger Dean.

ONCE. YES. CUENTOS PARA EL OCÉANO TOPOGRÁFICO



Roger Dean, a quien llamaron el genio de las carátulas del rock, diseñó la de este trabajo musical del grupo inglés Yes, cuyo atributo se adjudica a la génesis del Rock Sinfónico, cualidad que no vemos. Más como pioneros creemos a los también ingleses Deep Purple, Egg, Vanilla Fudge o King Crimson. Sin embargo, la carátula es impactante por la inclusión de varios iconos pétreos de la Pacha Mama.

DIEZ. LO MEJOR DE EL HIJO DE AFRODITA



En el año 1971 es editado este álbum que contenía las piezas musicales más resaltantes de un grupo cuyo cantante Demis Roussou era considerado una de las voces más afinadas y originales del momento. Además, su tecladista Vangelis Papatanasious resultó ser uno de los más destacados mundialmente hablando. La carátula, diseñada por este par de músicos, fue censurada en Venezuela por agentes del gobierno de Rafael Caldera (1968-1973) tal y como muestra la imagen; atentando perpetrado contra una obra maestra de la pintura renacentista de carácter religioso, creada por el artista italiano Sandro Boticelli.

NUEVE. KING CRIMSON. EN LA CORTE DEL REY CRIMSON



Para el primer álbum del grupo King Crimson, el programador informático Barry Godber, -quien jamás volvió a hacer nada igual- inspirado en el significado de una de las piezas intitulada “Hombre Esquizofrénico del siglo XXI”, dibujó un rostro espantoso a lo largo de una carátula doble, cuyo impacto en nuestras percepciones quedó para siempre. Este álbum tiene dos piezas de imposible olvido: “Yo hablo con el viento” que cuenta con la flauta del genial Ian Mc Donald y “Epitafio” de antológica interpretación por parte de Greg Lake, quien luego haría historia en el grupo Emerson Lake y Palmer. Los líderes del grupo King Crimson: Robert Fripp y Peter Siendfield concibieron ese rostro donde Godber intentó dibujar hace medio siglo al desesperado hombre de hoy.

OCHO. KING CRIMSON. LIZARD




Tal vez ésta sea una de las carátulas más bellas y complejas de los discos de rock. Se trata de cuadros medioevales referidos a la historia pastoril de la princesa Ruperta en la corte del rey Crimson. En uno de los cuadros aparecen los miembros de The Beatles caricaturizados. La búsqueda persa en las letras es innegable, como homenaje a los cuentos de Las Mil y una Noches. Hay un barroco jazzístico engalanando la genialidad armónica de la obra. Desde la canción “Cirkus” hasta la bella pieza “La dama danzando en el agua” hay una búsqueda con un pasado que nos hacen comprender con sensibilidad. La pieza “La Princesa Ruperta” fusionada en partes, (tal y como anticiparon The Beatles en el album  Abby Round) es considerada uno de los grandes clásicos del género. Fue cantada por Jon Anderson con 16 años de edad, quien luego sería el cantante del grupo Yes hasta su extinción. Esta genial portada fue elaborada por el artista inglés Gini Barris.

SIETE. WOODSTOCK I



Jamás podremos olvidar esta carátula porque nos hizo imaginar a más de un cuarto de millón de jóvenes reunidos para disfrutar la música y la vida. La grabación nos haría sentir que estuvimos allí de cuerrpo presente, cada vez que quisiéramos. Quizás por vez primera se incluían tres discos en un volumen de la música más estremecedora de los años 60. No eran los grupos más notorios del momento, pero hicieron historia en el Festival. Es imposible olvidar a Santana, Ten Years After, The Who y Joe Cocker como la cuarteta que forjó el disco e inmortalizó la película. Buscando entre varios flashes una fotografía llamativa, en aquella fabulosa locura, Burk Uzzle se encontró con este momento donde integró el colectivo reunido en aquella hacienda con el abrazo de una pareja que significaba la sensualidad prohibida y esa unidad de juventud irrepetible. La pareja eran Nick y Bobbi Ercoline quienes se conocieron en el Festival y hasta el sol de hoy siguen juntos en matrimonio.

SEIS. SANTANA 1968



Hay mucho qué agradecer musical y culturalmente al músico mexicano Carlos Santana. Escojamos una sintetizada: logró fusionar expresiones de la música africana, con nuestro naciente género Salsa, el rock y el supremo género jazz. De hecho, es fundador del latin rock. Piezas como “Jingo”, “Diabólicamente” y “Soul Sacrifice” son de las inmortales en este volumen. El diseño y dibujo de la carátula -de firme carácter expresionista- fusiona a un hombre o mujer africano de cuerpo entero en los rasgos de la cabeza de un león. La idea es que son uno mismo. Con altísima magia, la composición reapropia al más poderoso de los felinos con la cultura del África negra, animal cuyo símbolo ha sido robado por las culturas europeas (Inglaterra). Esta carátula del artista estadounidense Lee Conklin nos hizo más africanos.

CINCO. EMERSON LAKE Y PALMER: BRIAN SALAD SURGERY




Ya el trío inglés compuesto por Keith Emerson, Greg Lake y Carl Palmer (tal y como los nombraba el disyocky Ivan Losher) ya existía en nuestro acervo y cada vez esperábamos más de sus expresiones artísticas. Vinieron entonces con este álbum, colmando así las exigencias de quienes aún nos aferrábamos a una música que ya daba indicios de despedida: “Ensalada de Cerebros Sugerencia”. Y el célebre diseñador suizo Hans Ruedi Giger elabora una de las cartas culinarias más geniales de la historia del rock y de la música. Un diseño subrealista de dos solapas, con un personaje mortuorio en el centro como símbolo de la modernidad destructiva y al abrirlas nos encontramos con un rostro de profunda espiritualidad que llama a degustar la ensalada de cerebros llevada en la armazón musical. El asombroso visual se queda corto. Para nosotros, se trata del último gran trabajo de esta agrupación.

CUATRO. PINK FLOYD. DARK SIDE OF THE MOON



Por muchas razones y sentimientos éste es uno de los grupos más queridos de los aficionados al Rock. Perdieron a su genial Sid Barret apenas comenzando sus carreras debido a una enfermedad mental. Lograron ensamblar un blues espacial lleno de integraciones con otros géneros del rock y del jazz que los hace originales. Además -para colmo de bienes- editaron este álbum el 1° de marzo de 1973: “El lado oscuro de la luna”. De este trabajo se ha dicho de todo lo bueno de la música, aunque no se ha dicho que es producto de un enlace cósmico. También hay aquí un performance que homenajea el lado B de Abby Round de The Beatles ¡Y de qué manera! Es importante decir que buena parte de las creaciones de esta obra maestra se le debe al bajista Roger Waters, hombre político consciente, antineoliberal y aliado de la revolución bolivariana. La carátula diseñada por Storm Thorgerson es un prisma flotando en el cosmos que despide colores al recibir un rayo de luz. Se trata de la simbología del duende del arte adviniendo al prisma humano y su posterior derroche de colores creativos. ¡Inmortal!

TRES. LED ZEPPELIN IV.



Ya amábamos “al zeppelín” (como le llamábamos en esquinas, tugurios, bonches, disqueras, escuchas de radio) cuando nos llegó este álbum sorpresivo. Blusista como siempre era su línea sinfónica, con un rocanrol legendario de agregado, bailado a rabiar en los encuentros. Y venía una pieza extraña por el tránsito armónico posesa. ¿Qué es esto me pregunté? Escuchamos su flauta inicial como un llamado neblinoso, su guitarra ya sospechosa de icónica, la voz de un inusualmente narrativo, dramático Robert en la medida del avance rudo de la pieza se tornaba desafiante. Metódico movía las baquetas Bohnam como practicando, no era un blues, ni una balada, ni un rythm and blues, ni un jazz: ¿Qué era? Se trataba de la gran fusión de toda la historia del Rock: la obra suprema “Escaleras al Cielo”. En la carátula diseñada por el arquitecto inglés Barrinton Colby, hay un viejo de mirada enjuta que carga un haz de leña en la espalda. Al fondo hay un campo extenso por trabajar. Símbolo del esfuerzo humano. El dibujo está enmarcado en cañuela sobre una pared tapizada que se desconcha por la antigüedad, la desidia, la vejez: ¿Es tuyo o es mío o es nuestro?  

DOS. SANTANA ABRAXAS. III.



La carátula de este álbum de origen llamado "Abraxas" es tan significativa como su música: tal para cual. Aquí viene incluido el gran bolero del Rock: “Samba pá’ti” y esta obra inmortaliza todo el disco. Sin embargo, en la carátula se representa a la inmaculada virgen María siendo anunciada por un ángel de que será la madre de Jesús; aunque hay dos detalles, a saber, María es negra y está completamente desnuda. Esto ocasionó que la carátula fuese censurada por el susodicho gobierno de Caldera en 1971, hasta la sustitución por otra completamente distinta y su nombre cambiado a “Santana III”. Quienes logramos obtener las originales las atesoramos como reliquias. En la carátula, pintura del artista inglés Mati Klarwein, la virgen negra tiene sobre el pubis una paloma blanca. De allí otra de las piezas emblemáticas de la obra: “Mágica mujer negra”.   

UNO. THE BEATLES. LA BANDA DE LOS CORAZONES SOLITARIOS DEL SARGENTO PIMIENTA.



Hay un sepelio en la carátula. Se trata del sepelio de una época que entristece a unos The Beatles formales colocados a un lado. Hay otros al frente The Beatles que tienen rostros moderados, sobrios y visten de manera psicodélica. Detrás están símbolos de la política, farándula y el deporte mundial. Hay elementos históricos, perennes y premonitorios. Cada quien debe buscarlos en su percepción. El ego del artista se rompe al haber dos pares de The Beatles. La música de este disco cambió el curso de lo realizado y marcaría las pautas de lo que aún hoy se hace. La psicodelia del diseñador inglés Peter Blake no hizo jamás una carátula tan genial para un disco.

Esta música acompañó mi formación política. El atesoramiento de estos discos fue acompañado por colecciones de libros como La Madre de Maxim Gorki, el diario del Che Guevara, Mi Vida de L. Trosky, la revista Reventón, el periódico Semillero. Todas estas carátulas las dejé regadas en sitios de mi vida de andariego. Llevan mi nombre escrito en algún lado.

 

 

3 comentarios:

  1. Por Dios que paseo por una época y música que sacudió y sacude al mundo, diría Alfredo Escalante, gracias Oscar por ese trayecto de vida que compartimos a distancia pero unidos por lo cósmico y lo cultural, una de mis favoritas Jethro Tull Aqualung, genialidades y locuras de Ian Anderson , lástima no poder anexar la imagen, es una caratula doble con personajes típicos de la pobreza de la Inglaterra del siglo XVIII, aparentemente, goza de una secuencia en sus tres lados, portada, centro y contraportada, exquisito LP e interesante y reflexiva caratula...

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  2. Extraordinario, cuanta información, me hubiera gustado que hablara sobre los discos de la canción protesta en América Latina.

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