sábado, 6 de mayo de 2017

EL LIMONERO DE LOS PUEBLOS CRECE EN PALESTINA


… durante siglos
No fui más que poeta
Asiduo concurrente de los círculos místicos
¡Pero me he transformado
En un volcán en rebelión
En el siglo XX!
Samih al Qassim
Poeta palestino

La realidad opresiva de los pueblos es siempre abominable, porque las hegemonías han sido crueles y miserables con la gente sencilla que anhela vivir y reproducir el vinculado cosmos que somos. Desde la división social del trabajo hasta hoy, los imperios han sabido romper las articulaciones que nos unen y fragmentado el vivir a través de controles homogenizantes donde, por medio de la violencia, se subyuga la diversidad cultural. Pueblos enteros de Europa fueron oprimidos, expoliados y demolida su memoria histórica, posteriormente embutida en lo que han dado en llamar “eslavos”, que no son más que culturas maltratadas, violentadas y manipuladas por los poderes hegemónicos de siempre. Esta perniciosa herencia llegó idéntica al África, Asia y América. Esta realidad aún la padecen los pueblos del planeta y viva muestra es Palestina. Y como el arte emerge en las buenas y en las malas, en el responso íntimo y en la proclama encendida, en el solaz y en la marcha, en la frugalidad y en el combate, una visión de esta dura realidad, desde la cinematografía, la realizó el equipo que dirigió el artista israelí Eran Riklis en el conmovedor filme El Árbol de Lima (2008).

Toda hegemonía cercena el árbol del pueblo

Como humanidad lograremos sobrevivir a un próximo milenio con bastante memoria y recordaremos con aires de victoria esta ignominiosa época en donde los muros se levantaron con terrible saña para erigir (vanamente) el olvido. ¿Acaso fueron tan abominables los muros sufridos por el pueblo judío en los campos nazis de trabajo forzado y exterminio? —Sí lo fueron: con más razón para pensar que ningún hebreo debería esgrimir violencia alguna para agredir a otro pueblo, desde ningún Estado, como lo han hecho desde Israel contra Palestina.

Como lo escribió el filósofo alemán Carlos Marx (1818-1883): toda realidad es paradójica, porque en ella influyen distintos poderes, la lucha de clases y una complejidad donde se impone muchas veces lo contrario a lo esperado. Peor aún es la horrenda discriminación y violencia desatada por el ignominioso estado de Israel contra mujeres, hombres, abuelas, abuelos, niñas, niños, jóvenes palestinos, que la recibida por los judíos de los nazis durante la segunda guerra mundial, porque desagradecer a la humanidad la atención de los pueblos por develar la realidad judía con una agresión tan vesánica sobre Palestina. Desde el filme lo expresa Salma en su cotidianidad, cuando sufre la mudanza del mismísimo Ministro de Defensa israelí a un lado de su casa y de su huerto; de inmediato ve acosada su centenaria plantación de limones por el hecho de no representar seguridad para el funcionario. De acosadores los sionistas se sienten acosados, como todo poder usurpador. Como siempre ha sido con toda hegemonía, los árboles de lima representaban una amenaza para este poder. La vida es una amenaza para la muerte.  

BIBI NETANYAJU
El cineasta elabora una elevada metáfora que desenmascara el mecanicismo habido en la incultura gubernamental israelí. Para los Liberman, los Lipni, los Netanyahu, los Sharon, los Peres son más importantes las miras telescópicas, las cachas de los fusiles, el gatillo, las balas, las ruedas de los vehículos de tracción, el uranio empobrecido, las palas mecánicas, los tractores, las computadoras, los radares, los misiles, las bombas inteligentes que los seres humanos, que los pueblos. El determinismo sionista es tan brutal que para quienes dirigen el estado de Israel toda diferencia es amenaza, todo vecino es hostil, todo reclamo merece ser aplastado, todo palestino es exterminable. Con esta abominable lógica, las mercenarias leyes de un estado usurpador deciden que una plantación de árboles, cuidada por una mujer y su familia puede atentar contra la vida de un funcionario.

Palestina es una digna mujer

Salma decide luchar por los árboles, como se lucha en cada región del  mundo por la Pacha Mama (Madre Tierra); acude a los tribunales, causa contradicciones internas en la burocracia judicial, se le presenta oportunidad comunicacional, proximidad subjetiva de la esposa del ministro y logra la atención internacional, mas el poder sionista transformó al estado de Israel en uno de los más arrogantes de la tierra, con la paradoja de estar compuesto por el pueblo judío, otrora, el más humillado del planeta. La ergástula sionista se vuelve contra Salma que llora por el injusto acoso, pero se llena de valor y decide plantear un desafío al tractor, a la metralla, al centinela avieso y rapaz, a los catalejos militares, a la manipulación mediática; y de mujer peligrosa, de factor terrorista, de ente amenazante en el infrarrojo de los fusiles, pasa a ser ante el mundo la víctima de una lógica fragmentada, monstruosamente bélica, aplastantemente ilegal.

Cada día Palestina se mira al espejo y allí ve su rostro de digna mujer que merece lucir bella ante el mundo y por esto pelea por un pueblo expoliado, acosado por el imperio capitalista, víctima de las primeras marramucias del capitalismo en la ONU, que ha arado en el desierto y sacado frutos de resistencia. Mil abogados se ha buscado esta mujer por todo el mundo y miles ha conseguido y miles la han amado y miles han estado dispuestos a defender sus árboles de lima y su grito a contra mareas, con los pueblos árabes y del mundo; grito que debe ser atendido, porque sin Palestina eso que llaman «comunidad internacional» es un coroto inservible.

La ignominia se viste con muros de olvido


Sólo estados arrogantes e ignominiosos como Israel y USA se atreven a tender muros inexpugnables, cercas eléctricas, aceras de concreto, tropas élite, invasiones teledirigidas, orquestaciones mediáticas, guerras oprobiosas para explotar los árboles que significa distanciarse de los pueblos. En la antigüedad hubo estados que erigieron muros para defenderse de las invasiones de estados poderosos; en el siglo XXI son los estados poderosos quienes levantan ignominiosos muros para alejarse de los pueblos en lucha. Un muro con medidas dictadas por la impune legislación sionista fue levantado, para decidir la suerte de los árboles de lima. Como todo poder cobarde, traicionero, usurpador, el sionismo se ocultó con un muro de olvido de la verdad que los acosará eternamente.

Hay millones de árboles de lima sembrados en todo el mundo por Palestina y en la ONU pondrán a prueba la golpeada dignidad que le queda a este organismo, cuando se decida su inclusión como el estado Nº 194, sin embargo, hay un muro inexpugnable incubado en su mecanismo, que el mundo libertario debe franquear para ver a Palestina incluida en una endeble legalidad; se trata del Consejo de Seguridad donde USA, celestina del sionismo, de seguro vetará cualquier decisión de la plenaria, al igual como en el filme, la jurisprudencia sionista falló contra los árboles de lima. Aún así, quedará al desnudo la aberración jurídica y a los pueblos llagará más conciencia. Un nuevo barco zarpará desde Turquía, con la voz del mundo hacia los justanes de la mujer Palestina y por mil muros de ignominia y olvido que se levanten, mil barcos de los pueblos zarparán para derribarlos, porque no podrán ocultar millones de árboles de lima que sembraremos en esa tierra, donde hay un pueblo que lucha a diario por el futuro planetario.
















AGRADECEMOS AL SEMANARIO LAS VERDADES DE MIGUEL POR LA PUBLICACIÓN DE ESTE TRABAJO EN EL AÑO 2012   

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