«A
mi hermano poeta Miguel Rivera
A
veinte años de su increíble martirio»
Apreciado camarada Domingo Alberto Rangel:
Aquella
tarde cuando te conocí junto al poeta Miguel Rivera, de la mano de
Carlos Urrieta, ya teníamos una década leyendo a diario y
reflexionando tus artículos publicados en el periódico Últimas
Noticias y habíamos leído, con aquella técnica comunista llamada
Círculo de Estudio, tus libros: Los
Andinos en el Poder y Los
Mercaderes del Voto (que es sin duda,
la radiografía más elevada, valiente y radical que se ha escrito
del puntofijismo en Venezuela). Salimos de aquella reunión,
impresionados con tu derroche de saberes, la pertinencia de tu
análisis, esa radicalidad lacerante contra los enemigos de la clase
trabajadora y tu disposición a asistir a los espacios donde se
reflexionara la realidad venezolana.
DOMINGO ALBERTO RANGEL |
En
algún momento, te confieso, llegamos a pensar en el momento de tu
muerte, dada la enorme polémica que siempre despertaste con tu
praxis política, tus encendidos análisis y tu obra literaria y
periodística pugnaz. ¿Cómo será
cuando muera Domingo Alberto? —nos
preguntamos traviesamente, cierto día en que terminamos de analizar
aquel artículo donde criticaste con acritud, a un rector de la UCV
de entonces. Esta problematización extrema, la formulamos en medio
de una preocupación por tu ausencia, frente a los siempre urgentes
problemas de la patria. Y no nos equivocamos entonces: tu ausencia
dejaría, hoy constatada, un innegable vacío de radicalidad y
autenticidad política (independientemente de los acuerdos o
desacuerdos habidos con tus planteamientos), y además, como igual lo
hablamos, tu siembra desató una comidilla de murmuraciones fúnebres
entre quienes siempre detestaron tus posiciones y fueron el blanco de
tus críticas y análisis, en donde, por lo general, se veían
involucrados como politiqueros. Se trató del “carnaval del mundo”,
como diría un tango de tu admirado Gardel.
Junto
al poeta, soñé abrir espacios comunitarios donde pudiéramos
analizar la realidad venezolana y buscar alternativas organizativas,
al margen de esa izquierda tradicional (agrupada malamente en el
“chiripero”); y así contar con tu valioso aporte. Pensamos en
apelar al conversatorio, colocando esas temáticas centrales
abordadas en tus artículos y nos paseamos por el Cine-Foro. No
pudimos cumplir aquel anhelo, pues se atravesaron circunstancias
donde hasta la tragedia medió (¡cuándo no en aquellas décadas!),
sin embargo, quedó ese aroma de saberes multidisciplinares en tus
escritos, en los cuales el cine estuvo siempre presente. Como un
homenaje a tu siembra, camarada, te regalo estos diez Cine-Foros,
colocados ya en esas realidades probables, que sólo la cuántica
explica y en donde estarás siempre con tu pueblo.
LUCES
DE LA CIUDAD (Chaplin, 1931)
Hiciste
el más conmovedor análisis de esta película que jamás haya leído.
Además de tu admiración por Charlot, como genial personaje —émulo
de los pobres del mundo— destacaste la profunda sensibilidad del
argumento, en donde discurre la tragedia de todos los días,
transformada en esperanza por obra del poderoso corazón humano. Nos
hiciste ver el arte profundo habido en la relación humana y el
mensaje político.
OCTUBRE
(Eisenstein, 1928)
En
Venezuela nadie te igualó en tu admiración por Lenin. Su hazaña de
prefigurar un mundo nuevo, siempre la dibujaste en tus letras. Muchas
veces referenciaste escenas de este filme junto al célebre libro de
Jhon Reed, como genuinos espacios donde los revolucionarios hicieron
posible sus sueños de sociedad. En esa escena donde emerge el gran
líder ruso estará siempre tu criterio.
EL
ACORAZADO POTEMKIN (Eisenstein, 1925)
Este
gran clásico del cine te permitió dibujar muchas veces, a metáfora
elevada, las mil y una rebeliones anheladas en todos los pueblos del
mundo: el mandato de todo comunista que se precie. Clima
efervescente, denuncia lacerante, imágenes de elevada dimensión,
potente diálogo silencioso, llamados desde la tensión y la
irrupción indetenible del pueblo subyugado, evocadoras del año 1905
en la Rusia zarista.
LA
PATAGONIA REBELDE (Olivera, 1974)
Fue
el Cine Foro más soñado. Sabíamos las claves importantes que
podías colocar viendo las rebeliones de aquellos estancieros
argentinos, esquilmados por burgueses lacayos y potentados ingleses.
Es célebre el diálogo entre Soto y el Alemán (líderes
anarquistas), frente a la caída de la rebelión y a la brutal
represión: el primero decidió continuar la lucha en otro lugar; el
segundo compartir el paredón con sus compañeros. ¿Qué hubieras
opinado?
DOÑA
BARBARA (De Fuentes, 1943)
Nunca
ocultaste tu devoción por esta novela venezolana ni tu admiración
por la literatura de Gallegos. Tal vez refleje la potencia de tu
formación positivista y la relación civilización-barbarie que
nunca salió de tu visión. Aprendimos a ver a los “mujiquitas”,
y a trasladarlos a la realidad en esos seres rastreros que
lamentablemente aún pululan en las instituciones.
AHÍ
ESTA EL DETALLE (Bustillo Oro, 1940)
Admirador
del gran Cantinflas siempre fuiste y del profundo humor de esta
película, donde el personaje proyecta su inocencia, travesuras,
inquietud, sentido común y mordiente alternativa, propia de todos
los pueblos. Siempre parafraseaste genialmente lo enunciado en el
filme El Padrecito
(Delgado, 1960) para denunciar a los politiqueros: «O
hablamos como caballeros o hablamos como lo que somos».
PAIS
PORTATIL (Feo y Llerandi, 1979)
Imposible
soslayar esta novela de Adriano González León llevada
extraordinariamente al cine, donde se cuenta la historia política de
una familia andina, en el corazón de las rebeliones de este cuero
seco llamado Venezuela. Allí estás, camarada, en ese Andrés
Barazarte que vino a Caracas a estudiar en la UCV y se encontró en
el ojo del huracán de las luchas de su pueblo. En aquella casa de
seguridad, tú estás entregándole un fusil.
LA
EMPRESA PERDONA UN MOMENTO DE LOCURA (Walerstein, 1978)
En
la explicación de los procesos de alienación capitalista, donde a
la clase obrera le son negadas muchas oportunidades de vida, fuiste
un maestro. Muchas veces viste a este trabajador, dislocarse de sus
actividades diarias, para agredirse a sí mismo, al no encontrar vías
para comprender su propia realidad. De seguro, a ese sacerdote que
acompaña las luchas al inicio y es apresado, lo comprendiste junto a
Jesús Gazo.
SACCO
Y VANZETTI (Montaldo, 1971)
El
anarquismo que te esperaba en tu otoño de libre pensador, filósofo
y revolucionario queda homenajeado en este filme, donde se demuestra
la perversidad de las clases dominantes, cuando sienten la lucha de
los pueblos en sus recintos de explotación. La mentira, la
manipulación mediática, la difamación contra los trabajadores y
trabajadoras ha quedado demostrada y tu pensamiento fue reducto de
denuncias. Los adecos, con infamia, te pusieron el detestable apodo
de “jurungamuerto”, para descalificar tu irreductible acto de no
olvidar a los compañeros caídos en
las luchas, de allí tu valiente participación en la denuncia a la
Masacre de Cantaura.
LA
ESTRATEGIA DEL CARACOL (Cabrera, 1993)
Aunque
ninguna realidad de los pueblos te era ajena, la situación de
Colombia fue siempre uno de tus desvelos. Admirador de Gaitán e
investigador profundo de la violencia en ese país, tus escritos nos
aleccionaron frente a la feroz represión desde 1948. Hoy, en las
negociaciones de Oslo y en la maravilla creativa de este filme está
tu voz clarividente, alertándonos en los mil desafíos por venir.
Camarada,
la lección política de tu obra sigue vigente. Y en la película de
la vida, donde no hay posibilidad de borrar las escenas, nos alumbra
la frase con la cual finalizas ese admirado libro ya citado, para
advertir a los pobres del mundo, el deber arrancar a la hegemonía,
“una parcela menos amarga para vivir”.
Nos dijiste: La lucha es inevitable.
¡Hasta siempre! ¡Venceremos!
AGRADECEMOS AL SEMANARIO LAS VERDADES DE MIGUEL POR LA PUBLICACIÓN DE ESTE TRABAJO EN EL AÑO 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.