jueves, 7 de septiembre de 2017

STANLEY KUBRICK: EL GIGANTE DEL CINE DE GÉNERO


GROUCHO MARX
El cine de género no significa el cine en su totalidad, pero al cine desde esta integralidad, le faltaría una de sus esencias sin la noción cine de género. Los géneros cinematográficos son el producto de una complejidad sujeta a varias dinámicas y dialécticas que inciden en su despliegue y dimensionamiento como arte, industria y mediación comunicativa. Los géneros nacen con el cine mismo, cuando la visualidad, intereses e ideología de realizadores y compañías cinematográficas, comienzan a experimentar con este medio poderoso, pues jamás pensaron el increíble alcance social que tendría. Los mismos hermanos Lumiere llegaron a decir, con graciosa ingenuidad, que su descubrimiento sería una actividad sin trascendencia.

AL PACINO COMO MICHAEL CORLEONE
¿Cómo nace el cine de género? No es sencillo adentrarse en esta madeja. ¿Quién niega que aquellas bisoñas tomas de obreros saliendo de una fábrica, pudieron influir en el filme Tiempos Modernos (1936) de Charlie Chaplin, o que el rostro del actor Max Schreck terminara de inspirar al alemán Friedrich Wilheilm Murnau para su Nosferatu (1922) hito del género del terror, o que la furiosa travesura radial de Orson Welles con La Guerra de Los Mundos (1938) incidiera en todo el género de ciencia ficción, o que la manera como el realizador ruso Einsenstein logró su personaje del actor Nikolai Cherkasov para su filme Ivan El Terrible, diera clave a otros cineastas o que la experiencia actoral de Marlon Brando fuera decisiva para su designación como Vito Corleone en El Padrino (1972) de Francis Ford Coppola?

STANLEY KUBRICK EN LO SUYO
Sin dejar de reconocer los recursos habidos en el arte mismo como apoyo a los géneros, es más adecuado a la realidad decir que el cine de género nace de la realidad misma. La violencia social inspiró el cine de Robert Aldrich, la destructividad humana apoyó la visualidad de Sam Peckimpah, los quiebres cotidianos de la sociedad dieron el bailao a Cantinflas, las tragedias del pueblo chileno apoyaron el ojo crítico de Miguel Littin. De esa realidad social compleja, emana el genial interés mostrado por el realizador estadounidense Stanley Kubrick (1928-1999) en los géneros, para fortalecer su propuesta cinematográfica.

De un thriller poco común a la carrera espacial

JAMES MASON
Quizás el filme que anuncia a un Kubrick con definitiva experiencia cinematográfica, para el logro de genio formidable en los géneros fue el thriller Lolita (1962) con la sideral actuación de James Mason. Aquí experimenta por vez primera con fuerza la confrontación con la crítica, debido al controversial tema de la pedofilia plasmado por el ruso Vladimir Novokov en la novela que lo inspira. La acertada escogencia de Sue Lyon como la niña y la versatilidad del inglés Peter Sellers se quedan cortos, ante la monumental actuación de Mason. El manejo de la trama llega a una altitud suprema, cuando el profesor Humbert llora desconsoladamente al darse cuenta que el amor por su hijastra fue en vano. Ese llanto es de los mejores del cine, quizás sólo comparable al de Mefistófeles por Richard Burton en el Doctor Fausto (1962). Aunque es difícil que Lolita logre alcanzar la notoriedad mítica de El Padrino, Kubrick logró un thriller que no se debe dejar de lado.

PELICULA 2001: UNA ODISEA ESPACIAL
En el pináculo de la llamada Guerra Fría, donde el Mayo Francés calentaba las calle del mundo y con la carrera espacial rayando el firmamento, Stanley Kubrick realiza con gran genialidad 2001: Una Odisea Espacial (1968), el mejor filme de ciencia ficción de todos los tiempos que contó con la participación del mismo autor de la novela, Arthur C. Clarke como guionista. La supremacía de esta obra está quizás en el eterno retorno abordado como transversalidad secreta desde el encadenamiento de las imágenes. Un monolito representa el punto energético que une el comienzo de las eras con los miles de comienzos que nos acompañan en esta inmensa soledad multiversal. Inolvidables escenas son: el Zarathustra de Richard Strauss en los primeros amaneceres de la vida primate, el hueso lanzado hacia el cielo como señal de supremacía, la danza cósmica descrita por la inmensa nave espacial al son del Danubio Azul de Johannes Strauss, el enfrentamiento decisivo del ser humano con la computadora Zero y los efectos especiales del viaje al comienzo de las eras que han sido repetidos hasta el hartazgo, sin ser superados, por mil y un películas posteriores. La escena final de 2001: Una Odisea Espacial es de las más bellas y sorprendentes que se hayan hecho en la historia del cine.

Antes y después de La Naranja Mecánica

LA NARANJA MECANICA
El escritor inglés Anthony Burguess y luego el mismo Kubrick fueron acusados por diversos sectores de haber exagerado la violencia social expuesta en la obra La Naranja Mecánica (1971) y no sabían que con sus opiniones estaban contribuyendo con el mito del filme que creó el género cinematográfico de la violencia juvenil. En una excelente entrevista, Burguess testimonia que el personaje femenino objeto de la violación es inspirado en un hecho sucedido a su esposa, quien se suicida en la realidad como producto de la monstruosidad vivida. Este filme fue censurado en varios países y generó polémicas colocadas en medios de comunicación de la época. Aún no superada su temática, inspira otras obras como Pulp Fiction (1994) de Quentin Tarantino, las de Danny Boyle Tumba al Ras de la Tierra (1994) y Transpoitting (1996), Los Chicos No Lloran (1999) de Kimberly Peirce. Para muchas críticas versadas, el cine de Kubrick y el mismo cine de Hollywood son divididos en dos épocas por La Naranja Mecánica.

El gran susto jamás filmado

MARISA BERENSON EN "BARRY LYNDON"
Quizás lo mejor del cine de cortesanas lo constituya Barry Lyndon (1975) donde ya es leyenda que Kubrick logró filmar los escenarios alumbrados con velas sin luz artificial, asistido por lentes especiales, sin embargo, el último género que visitó con genialidad suprema fue el terror y logró distanciarse del chiste al que llegan varios de los clásicos horroríficos como Frankenstein (1931) de James Whale o Drácula (1931) de Tom Browning. En el filme El Resplandor (1980), basada en novela de Stephen King, Kubrick inmortaliza a Jack Nicholson como el escritor Jack Torrence que intenta matar a su familia afectado por el mal de montaña. Nuevamente se destaca la dirección actoral del personaje femenino Wendy Torrence (Shelley Duvall) quien se hace inolvidable con sus llantos de rostro aterrorizado.


SCATMAN CROTHERS EN "EL RESPLANDOR"
Realizar cine de género con genialidad suprema en cada filme es una proeza que Stanley Kubrick logró, para hacernos seguidoras y seguidores consecuentes de su visualidad imperecedera. Muchas y muchos nos encontramos, no pocas veces, en la fila de las ya desaparecidas salas de arte y ensayo, persiguiendo las obsesiones de Kubrick que no eran más que las nuestras, puestas sobre un pedazo de celuloide para seguir forjando este mito.

AGRADECEMOS AL SEMANARIO LAS VERDADES DE MIGUEL POR LA PUBLICACIÓN DE ESTE TRABAJO EN EL AÑO 2012

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