sábado, 7 de julio de 2018

DE CÓMO LLEGUÉ A DETESTAR LOS MUNDIALES DE FÚTBOL



BLOQUE DE LOMAS DE URDANETA
Desde el Mundial de Fútbol de 1966 llevado a cabo en Inglaterra escuché el primer pitazo del Mundial de Fútbol. Fue por la radio, al acercarme a un grupo de vecinos de Lomas de Urdaneta que escuchaban aquel momento esperado. Estaba finalizando el año escolar, yo salía del sexto grado y aún no habían llegado las transmisiones por vía satélite a la televisión. Aún cuando pertenecía a la Liga de Fútbol Menor que había fundado Antonio Cabrujas en Catia, jugando en un equipo del Bloque 12 llamado Peñarol, homónimo de aquel legendario club uruguayo que tantas estrellas dio al balompié mundial, no sabía nada de lo que pasaba en los llamados Mundiales de Fútbol.

Aquel primer partido terminó 1x1 entre los locales de Inglaterra y los bicampeones mundiales del Uruguay. Supe con el ojo puesto en el periódico Últimas Noticias que los bicampeones brasileños, quienes habían ganado los dos mundiales anteriores (Suecia 1958 y Chile 1962) no pasaría de la primera ronda al ser eliminados por un equipo de Portugal que lesionó a patadas a su astro Pelé. De aquellos lusitanos, no tan limpios, salió el goleador del evento: Eusebio, a quien llamaban “La Perla de Mozambique” (recordemos que esa tierra africana era colonia de los portugueses y de allí era oriundo quien clavó 9 goles). Los portugueses quedaron terceros al batir a Rusia en el partido de consolación y la copa Jules Rimet se quedó en casa cuando los ingleses sudaron a los alemanes en tiempo extra con un dudoso gol que repitieron mil veces en el cine. A partir de allí me tocó ir años atrás.

JULES RIMET
Averigüé que la copa mundial fue promovida e instaurada por este señor francés llamado Jules Rimet en 1930. Se jugó en Uruguay porque la selección de ese país había ganado las Olimpiadas. Los charrúas ganaron ese torneo para nuestro Abya Yala, al batir a los argentinos en la final. Supe que los italianos habían organizado un super equipo llamado Torino que se transformó en la selección nacional y eran imbatibles; ganaron los mundiales de 1934 y 1938 con holgada facilidad, además porque abayalos y europeos se boicotearon la participación. En el de 1934, Brasil asomó su casta y porvenir con un jugador llamado Leónidas que se metió entre los mejores goleadores y jugó un partido descalzo. Quizás aquel Torino se hubiese llevado las siguientes copas, de no haberse producido la llamada Segunda Guerra Mundial (1939) y de no haber ocurrido el accidente aéreo que se llevó a casi todos los miembros de aquella constelación deportiva. Italia vio cortada de cuajo su herencia futbolística: a empezar de nuevo.

URUGUAY CAMPEÓN DE 1950
Leí que para sanar las heridas de la terrible guerra (65 millones de muertos entre 1939-1945) se organizó en el año 1950 el cuarto mundial en donde nacía una nueva potencia futbolística: Brasil. A partir del mundial carioca la copa se llamó Jules Rimet en honor a su fundador y con ella se quedaría en resguardo por cuatro años todo equipo que resultara ganador. Además se estableció que la selección que la ganara tres veces se quedaría con ella para siempre en sus vitrinas nacionales. Me enteré que la FIFA, apenas reorganizada luego del horrible conflicto bélico, había preparado ese Mundial para que lo ganara Brasil y así darle la entrada al mercado del fútbol con bombos y platillos. Un coloso continental que era visto con los ojos de miles de millones de dólares y cientos de futbolistas como mercancías rumbo a las copas de una Europa necesitada de una droga ideológica urgente, para calmar a un mundo que ansiaba justicia. 

EL NEGRO JEFE
Todo salía a pedir de boca para los planes de la FIFA en Brasil hasta que llegó el partido final. El campeón mundial Uruguay se enfrentó al archi favorito en condición de invicto. Confesiones luego de aquel histórico partido dan cuenta de toda una mitología: que el entrenador charrúa le dijo a sus jugadores que trataran de perder por pocos goles; que los jugadores uruguayos se miraban en la cueva como corderitos al matadero; que los jugadores cariocas se creían tan ganadores que se repartieron entre ellos la cantidad de los goles que iban a meter; que la prensa brasileña y mundial ya tenía los titulares preparados dando ganador a quien todos esperaban; que en el mismo Uruguay preparaban la llegada tétrica de su selección; que el único himno nacional grabado para el momento de la entrega de la Copa era el de Brasil; que en cada brasileño que logró entrar aquella tarde al gigantesco estadio Maracaná de Río de Janeiro había una copa Jules Rimet guardada en su corazón: nada de esto lo pensaba Obdulio Varela, capitán de la selección uruguaya, también llamado El Negro Jefe.

EL MARACANA
Al primer pitazo del árbitro inglés, las torcidas cariocas ensordecían a todo el Maracaná y a todo el país y a todo el mundo. Los brasileños se adueñaron del balón y los uruguayos se fueron al aguante; era lo que todos esperaban y así vino el primer gol; ¿De quién? ¡De Brasil, por supuesto! Todo presagiaba la goleada anunciada. Sucedió entonces que el capitán uruguayo detuvo el partido. Los narradores de todo el mundo trataban de explicar a sus oyentes lo que en el campo pasaba. “Obdulio Varela está reclamando algo al árbitro inglés que parece no comprender nada”- decían con asombro. Lo increíble sucedió. Aquella inmensa masa humana que quería más goles se fue callando, fue atrapada por el más absoluto silencio. Llegó el momento que en el Maracaná no se escuchaba ni el ruido de una mosca, mientras El Negro Jefe uruguayo y el árbitro inglés se decían lo que nadie jamás llegó a comprender. Cuando el arbitro logró reiniciar el partido, el Maracaná era una témpano de hielo que aprovecharon los uruguayos para ganar 2x1. Brasil entró al multimillonario mercado del fútbol mundial en medio de un funeral inaudito e irrepetible en la historia deportiva mundial, pero quienes más gimotearon (en secreto) fueron los jerarcas de la FIFA porque su avaricia se vio frenada de sopetón por el ingenio de un uruguayo creativo y excelente capitán.

Luego vino la cita de Suiza en 1954 en donde se volvió a caer la cátedra. Todos esperaban que la selección de Hungría arrasara como había hecho hasta el juego final pero otra cosa pensaron los alemanes. Los magiares del extraordinario Ferenc Puskás,cayeron estrepitosamente ante unos bávaros cuyos nombres poco recuerda la historia. 

¡GOL DE PELÉ!
Me enteré que Brasil ya iba asentando su fútbol interno y había organizado sus redes deportivas para armar las selecciones que luego deslumbrarían al mundo. Ganaron los cariocas los mundiales de Suecia 1958 y Chile 1962 con un fulgurante jugador: Edson Arantes Do Nacimento Pelé. El mundo pensó que los brasileños re-inventaban el fútbol. En esos años se coronaron los sueños de una FIFA hambrienta de dólares. Brasil era el cierre del candado de una caja fuerte que dominan las Ligas Europeas administradoras de un brutal e inimaginable negocio. El mundial de México 1970 es el oasis de este aquelarre de millonaria factura. En el gran estadio Azteca, gana la selección de Brasil en condición de invicto y sin perder ningún partido, con una final donde aplastó a la selección de Italia 4x1. La copa Jules Rimet se queda en tierras del general Prestes para siempre. En este mundial se inauguró la transmisión en vivo vía satélite para todo el mundo. A partir de México 70 el mundo se paraliza cada cuatro años.

EL MAGO CRUYFF
Al abrirse la nueva etapa de la Copa Mundial de Fútbol, ya las Ligas Europeas comienzan lo que hoy es el tráfico humano más inverosímil de que tenga noticias la actividad deportiva. El último mundial que deslumbró como deporte fue Alemania 1974 que tuvo en la selección de Holanda la novena maravilla del mundo con Johan Cruyff como astro del fútbol total. Hicieron historia las selecciones de la llamada Europa del Este con Polonia que cogió un tercer lugar, luego de perder en semi finales un increíble partido con Alemania bajo un torrente de agua y fango; además de la selección de Alemania del Este que le ganó en octavos a su similar del Oeste 1x0 y luego cayó ante Brasil en cuartos de final con el mismo marcador. Como preámbulo de lo que venía, los de la selección de Alemania le cayeron a patadas a los holandeses de Cruyff, ante la alcahuetería de un árbitro inglés, para hacerse con la Copa con marcador de 2x1.

MARADONA MUNDIAL
Reconozco que llegué a imaginar mi vida contando los mundiales de fútbol que iba a presenciar por televisión. Yo que vi la trampa que la FIFA urdió en el mundial de Argentina 1978 para que la junta militar asesina se llevara las glorias de un mundial que ganó su selección, luego de una trampa descubierta en un juego contra la selección de Perú. Yo que vi a la selección de Italia ganar el mundial de España 1982 con el jugador Paolo Rossi como héroe, luego que en su Liga le habían perdonado “una suspensión de por vida” por haberse vendido en varios partidos del “Calcio” a la “camorra napolitana”. Yo que vi a la FIFA suspender la sede de Colombia 1986 por llenarse de carros bomba narcos, y encumbrar a Diego Maradona en Mexico de ese año, para luego enterrarlo como jugador en el mundial de Italia 1990 cuando lo acusaron de dopaje. Detrás de esta acusación estaban las denuncias que el destacado jugador argentino lanzó contra los dueños de equipos europeos por el trato explotador a los jugadores. Maradona se atrevió a asomar al mundo una realidad que pocos conocen: la tragedia de no pocos jugadores de fútbol cuando se lesionan o ya quedaron fuera de sus clubes. 

MANÉ GARRINCHA
Vi que en el fútbol, como en todo deporte y en la realidad social, los que ganan millones se cuentan con los dedos de la mano y sobran dedos. Vi que la mayoría de los jugadores de fútbol son trabajadores sin beneficios sociales ni pensión de vejez. Luego que concluyen su vida deportiva, incluso algunos que fueron famosos, pasan una existencia llena de aprietos económicos y amargos olvidos, como es el caso emblemático del fabuloso brasileño Mané Garrincha quien parece haber inventado el dribling.

La FIFA llegó a la sinvergüenzura de organizar un mundial en Estados Unidos 1994, país donde el soccer (así llaman al fútbol) despierta muy poco interés. En este mundial, sólo buscaban los biyuyos que producen los derechos de las grandes cadenas de televisión gringas. Desde el mundial gringo el descaro de las Ligas Europeas es evidente. El dominio que éstas tienen sobre las poblaciones de sus países y de toda Europa es demencial. Otra payasada ha sido organizar los sorteos con clara ventaja para los equipos europeos por sobre el resto de continentes. Se ve a las claras que se puede dar una final entre equipos europeos pero jamás ocurrirá una final entre selecciones del Abya Yala o cualquiera de otros continentes. Así fue el caso del mundial de Francia 1998 que fue servido en mesa central para los franceses. En los mundiales de 2002 que organizaron entre Corea del Sur y Japón y el que organizaron en Alemania 2006 se repitió la película con aburrida secuencia con victorias para Brasil e Italia respectivamente. La FIFA hizo lo imposible por organizar el mundial 2010 en Sudáfrica para que lo ganara España ¡Y miremos que lo logró!

VUVUZELAS SUDAFRICANAS
He visto en mis lecturas que el caso de los españoles es emblemático. Buena parte de la población de ese país no puede vivir sin el fútbol. Llega a ser una patología social. Todo el negocio que se ha creado alrededor de los partidos de Liga es de impresionante cobertura por la alienación que provocan. Cada partido de Liga Europea se puede ver en cualquier rincón del planeta y sus resultados ocupan las páginas centrales de los periódicos de países de Asia, África y el Abya Yala opacando al deporte regional; sus quinielas y otros bingos se sortean en millones de bares de lujo o de mala muerte en todo el planeta. Los Mundiales de Fútbol no son más que vulgares vitrinas adonde llegan los magnates de las Ligas europeas y los jerarcas de la FIFA para ver las piezas que les engordan de euros y dólares sus chequeras. Estos dueños adinerados ven a su vitrina mundial también como un riesgo para las piernas de sus jugadores “estrellas” a quienes recomiendan no exponerse tanto. El caso del italiano Gianni Rivera en el mundial México 70 es típico. 

BUENO MALO Y FEO
Caí en cuenta de que nada es más político que el deporte y el fútbol mucho más. Las ligas de fútbol europeas y sus Mundiales-vitrina ocultan a sus alienados fanáticos el genocidio que perpetra el sionismo israelí contra el pueblo palestino para quedarse definitivamente con su territorio; las masacres que los grupos paramilitares, pagados por las oligarquías de Colombia, están cometiendo contra líderes sociales; las masacres que la oligarquía argentina comete contra el pueblo mapuche; el desastre oprobioso que la plutarquía militarista de los Estados Unidos ha cometido contra los pueblos de Afganistán, Irak, Libia, Siria con la alcahuetería de la ONU; el avance de la “judicialización” de los procesos sociales en el Abya Yala que despojó de la presidencia a Dilma Roussef y ha encarcelado a Lula Da Silva en Brasil y ahora persigue a Rafael Correa ex-presidente del Ecuador; el acorralamiento del pueblo saharaui por parte de los viles reinados de Marruecos, Mauritania y España; la terrible guerra y el bloqueo económico que hoy desata el imperio gringo, sus aliados europeos y los cipayos regionales contra el pueblo y gobierno de Venezuela por desplegar una Revolución socialista y bolivariana. 

¡Tantos graves problemas del mundo que la alienación del fútbol contribuye a ocultar! Sus propias miserias mercantiles pasan por debajo de la mesa ante la grandilocuencia de una jugada, del sonoro grito que provoca un gol, de la pasión que genera un clásico Barcelona-Real Madrid. ¡Y pensar que los Presidentes de ambos clubes, cuando la llamada Guerra Civil Española, murieron ejecutados en el “garrote vil” del general Franco porque eran comunistas.

Jamás pensé a mis 11 años de infancia que un mundial de fútbol como el de Rusia 2018, no me causaría el menor interés. Jamás pensé que me perdería el primer pitazo ordenador del primer pase del primer partido ¡trece (13) mundiales después! Jamás pensé que no me interesaría quién fue el mejor goleador, quiénes hicieron las 10 mejores jugadas, el puñado de estrellas que ganarán la titularidad y se embolsillarán los millones de euros que los clubes de Liga Europea les limosnearán en los próximos cuatro años. Me asombra haber confundido al equipo inglés con el belga en el juego contra Colombia que vi a ratos en un comedero de Caracas. En el mundial de Qatar 2022 (cuyos partidos tendrán tres tiempos de descanso debido al sol inclemente) tal y como éste de Rusia, tendremos que el mejor goleador será la FIFA y el mejor equipo será el capitalismo. Cuando los pueblos organicemos y empoderemos cada vez mejor a la Pacha Mama en sociedades más humanas y detengamos esta brutal alienación ¿Quiénes serán los ganadores?


3 comentarios:

  1. QUE BUENA REFLEXIÓN. CON LA QUE ESTOY MUY DE ACUERDO, LAS COMPETENCIAS SON UN FESTÍN DE EGOS CULTIVADOS CON FERTILIZANTES TÓXICOS DE LA TRAMPA Y EL ENGAÑO...

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  2. Que buen artículo. Tenía rato esperando tus reflexiones. Un abrazo.

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  3. realmente lo que está detrás de cada jugada es un puñado de dolares, unas bombas de humo y lo peor la miseria humana hecha espectáculo. Aunque he seguido los mundiales y este no fue la excepción, no deja de estar estas reflexiones dentro del mismo espectáculo, extrañe si los análisis de Diego Maradona, ya que el horario del programa no fue informado por telesur. Gracias apreciado amigo por hacer llegar tus escritos siempre a tono con el pensar libre y asertivo.

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