Es un
deber ciudadano, bolivariano, popular y revolucionario acudir a las próximas
elecciones del domingo 9 de diciembre de 2018. Es, además, una estupenda
oportunidad para demostrar, desde el pueblo que somos, cómo en Venezuela se
despliega un proceso electoral (como forma de resistencia) frente a una guerra
económica que trae consigo un bloqueo mediático y de bienes alimentarios y
medicinales, tramado y ejecutado por el gobierno de los Estados Unidos (EEUU) y
los gobiernos europeos adscritos a la llamada Unión Europea (UE) y celestinados
por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Votar
en estos comicios es una prueba contundente al mundo de que en Venezuela
resiste un pueblo consciente de su deber histórico en democracia y libertades,
apoyado por un gobierno que se debate entre la necesidad de ser eficiente y
organizado administrativamente, la contingencia de atender las necesidades con visión
estratégica y sentido táctico frente a una agresión foránea permanente que da cada
vez más señales no convencionales dentro de su belicismo; con una Fuerza Armada
cohesionada en torno al ideal bolivariano, chavista y del pueblo que somos; y
un Poder Electoral cada vez más blindado y garante de las decisiones y
deliberaciones ciudadanas en armonía constitucional, democracia, libertad y paz.
A su
vez, este momento electoral significa, una oportunidad para profundizar el
debate de ideas y propuestas a lo porvenir que nos coloquen en perspectivas de
desafío a antiguas deficiencias que tiene nuestro proceso político. Perfectible
como es la práctica política humana cuando median la democracia, el diálogo, la
paz, se hace necesaria la incorporación de la clase política que constituye los
poderes públicos, a un debate más ampliado y permanente hacia los
planteamientos del pueblo que somos, acerca de las formas y las prácticas de
legislar que hemos desplegado en Venezuela desde 1998 y la posibilidad de mirar
a fondo lo que nos falta por resignificar, reimpulsar, retomar, problematizar o
confrontar en dialogo con el pueblo que somos.
LA
REPRESENTATIVIDAD GOZA DE BUENA SALUD
Echando
una mirada a las falencias con que aún transitamos legislativamente, se hace
imprescindible problematizar, a saber: cómo es aún poderoso, el carácter
representativo de nuestro ejercicio legislativo. Mientras en la Constitución Bolivariana
se suscribe la participación protagónica, en la práctica legislativa y en toda
la práctica política de la sociedad, la tendencia representativa tiene una
fuerza que decide destinos, lesionando la democracia y evocándonos del pasado
las prácticas de la Cuarta República. La nombrada participación protagónica no
se promueve, no se practica y (lo más grave) no se educa. Aún existen, con la vida
rozagante que brinda una curul privilegiada, una representatividad explícita
cuya práctica constante, socava imperceptiblemente los poderes populares a los
ojos del pueblo que somos.
Entre
algunas señales que identifican la representatividad como tendencia fuerte en
nuestros procesos políticos y legislativos están los siguientes: 1° Se vocifera
un diálogo que no se practica con permanencia en el seno de los grupos organizados ni en las
deliberaciones para los procesos eleccionarios; 2° Asistimos mas no
participamos con amplitud, pues la participación supone la educación permanente y la conciencia
de a quienes decidimos elegir (solemos votar por desconocidos); 3° Subsiste una supra
voz que tiende a secuestrar la palabra popular disfrazando a la imposición de
decisión; 4° Goza de muy buena salud el centralismo
democrático de los partidos socialdemócratas, en donde tienden a decidir quienes
están en las cúpulas dirigenciales, por considerarse “preclaros”, “sabios”, “expertos”;
5° Al lesionarse el diálogo, tienden a manipularse los procesos para las decisiones, porque
también se irrespetan los códigos lingüísticos, idiomáticos y dialectales del
pueblo que somos; 6° Se entronizan en los cargos los dirigentes que llegan por
obra de la manipulación y las nuevas caras llegan por vía del favoritismo; 7°
No se revisa ni evalúa la pertinencia, operatividad, viabilidad y vigencia de
los cargos establecidos; 8° Prevalece lo constituido sobre lo constituyente; 9°
La gestión de los elegidos termina favoreciendo cúpulas, cogollos, grupitos y
no al pueblo que somos; 10° No se educa a la dirigencia para la participación
sino para la representatividad, cuando en el pueblo que somos está represada la
génesis de la participación protagónica.
ELECCIONES
EN LO PORVENIR
Hace
falta un trabajo político en el escenario social que se llame y se incorpore
con respeto al seno del pueblo que somos; que escuche la palabra de la gente;
que comprenda a todo el pueblo con posibilidad participativa y protagónica en
el hacer cotidiano y constante hacia los intereses colectivos y no sólo en el
pensar hacia las prácticas parciales y cogolléricas. Que cada quien se sienta su
propio concejal, su propio parlamentario, su propio presidente porque está
incorporado a los escenarios políticos (no como Bosque de Manos Alzadas:
expresión del camarada Kleber Ramírez) sino participando con posibilidades de
incidir en la efectividad y eficiencia de quienes fueron electos y electas. Que
vayamos honrando el deseo y la preocupación del Comandante Hugo Chávez Frías
plasmado en su Golpe de Timón.
Hace
falta que se miren y se practiquen múltiples y novedosas formas de legislar y
decidir, diferentes a las ya constituidas, que se legitimen y adapten a los
contextos y a los tiempos; que se provean y destinen los avances tecnológicos al
ahorro de recursos y que no supongan la erogación de millonarios presupuestos que
pueden servir al pueblo que somos para la solución de sus problemas; medida muy
importante para fortalecernos en estos desafíos supremos.
Totalmente de acuerdo camarada. Se debe activar en el seno del pueblo la figura del referndum contra aquellos candidatos y candidatas a concejales y concejalas que resulten electos y se aparten de la instrucción dada por el Comandante Hugo Chavez: Comuna o Nada..!
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