Sólo quedaba tu huella
marcada sobre la cama
Te reclamaban mis ojos
Sorbía tu sonrisa en la taza
Humeaba una infusión
discreta
Creí escucharte jorungando
libros
Esculcando la memoria sobre
implementos
Sacando antiguas militancias
a una canción de Silvio
Bolívar miró mi saludo con
severidad paternal
Aún dormían las ardillas de
la Plaza
Jalaron ruidos y risas mis
pasos
Tambores susurraban
Pancartas se organizaban
sobre las gentes
Compañeros llenaron aceras y
calzadas
Compañeras no cabían en el
siempre compromiso
Instrumentos musicales
salieron de sus estuches
Prendados de cantos
marciales de las bandas
Te creí voceada en consigna
sagrada
En paso firme fieramente orgánico
Marcabas con tu cuerpo la
huella de la mañana
Parecías la maja por Reverón
pintada
Pasaron sobre tu desnuda
calma la esperanza gritada
Las aves de la paz reclamada
El vuelo de la democracia
enarbolada
Me dormí en tu marcha en
porvenir soñada
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