jueves, 18 de abril de 2019

¿DE DÓNDE SALIÓ ESTE LENÍN TAN MALO?




Ahora nadie quiere aunque sea que el tipo se llame Lenín, porque su práctica ofende la memoria de aquel político soviético. En algunos twits se sugiere que su madre debió ponerle el nombre de Judas. En estos momentos atrapa los odios de buena parte de la gente que apuesta a un mundo diferente al que nos tienen acostumbrados los imperios, sobre todo el capitalismo. Para la minoría pro imperial y lacaya es un héroe; para quienes defienden a los pueblos es todo lo contrario: un traidor. Inclusive, este Lenín no le debe caer muy bien a la mayoría del mundo debido a que, nada más detestable que un traidor. Y la gota que rebasó el vaso fue la luz verde que promovió para que agentes del gobierno inglés invadieran la Embajada en Quito y arrestaran a Julian Assange y así enlodar el derecho de asilo y el derecho internacional; esta acción se adapta a los modos imperiales usados en la época actual.

¿De dónde salió este Lenín? ¿Cómo llegó a la Presidencia? ¿Quién lo puso allí? ¿Simplemente fue el pueblo ecuatoriano quién le dio la primera magistratura con el voto? ¿Así de simple? La respuesta afirmativa a la última interrogante pareciera ser la más lógica pero sabiendo cómo se manipulan las políticas que termina refrendando el sufragio, pudiéramos decir que colocamos una enorme duda en la responsabilidad popular acerca de la aparición de este personaje. Ya decía el Lenín líder soviético, desde su sabiduría política, a saber: “La culpa no es de los pueblos, sino de quienes los dirigen”. Si seguimos esta sentencia podemos decir que la candidatura de este Lenín es obra del anterior Presidente, quien lo promovió como un hijo político, lo hizo de la preferencia del electorado, le armó el tinglado para que apareciera con la sonrisita acostumbrada de un candidato; le dieron pancartas, banderas, radio, televisión y algunas marchas con saltitos y así ganó la preferencia y las elecciones.

Hoy que el tal Lenín ecuatoriano tiene rato diciendo a sus paisanos y al mundo entero quién es en la realidad política regional y mundial y hacia dónde se dirigen sus esfuerzos presidenciales, sabemos de lo que es capaz para defender los intereses imperiales y consustanciarse con ellos. Su anterior colega y (principal) mentor se rasga las vestiduras al darse por enterado de las tropelías del actual Presidente. Su llorantina es larga en las llamadas redes sociales, en donde parece no cansarse de decir que ha sido traicionado y que el tal Lenín traicionó al pueblo ecuatoriano. ¿No pareciera esta situación un sainete más de la politiquera? ¿Acaso no se trata de la comedia politiquera que ha sido escrita por los demagogos más emblemáticos del continente en toda su historia? ¿Cómo creer que el ex-aliado y el ex-mentor no son caimanes del mismo pozo? ¿Cómo creer que es ahora cuando el anterior Presidente viene a conocerle las mañas traidoras al actual?

El universo de la política está lleno de hechos como éste que tienden a encochinar sus actos a los ojos y prácticas del pueblo. El Abya Yala tiene hechos históricos similares, por ejemplo: el Presidente que deja la primera magistratura para marcharse de vacaciones a Europa y pone en su lugar a un compadre, quien realiza una gestión contraria a los intereses acordados y lanza desde aquel país europeo los ataques hacia el ejercicio del compadre en su primera magistratura. O el general que hace de la presidencia provisional un cargo de 30 años o más, cuando le impide regresar a su compadre quien había dejado la presidencia por motivos de salud. Siempre el Departamento de Estado del gobierno de Estados Unidos (EEUU) estuvo detrás de todas estas intrigas. ¿Qué está detrás de este mal pase del ex-presidente? ¿Quién es el responsable de este auto-gol contra los intereses populares? ¿Acaso Lenin Moreno exigió: “Póngame donde jaiga” como cualquier cipayo meridional? Difícil es saber con precisión las respuestas a estas preguntas ya que se cocinan tras los bastidores del poder. Seguramente hay agentes del imperio, cipayos de la oligarquía nativa, miembros de la cúpula eclesial, oficiales castrenses involucrados en la jugada que le otorgan discrecionalidad insondable.

Existen algunas pistas que pueden servir a los pueblos para acumular aprendizajes en el camino de dimensionar políticas populares diferentes en lo porvenir. Independientemente de quién haya amamantado a Lenin Moreno, esa práctica es hija directa del clientelismo. Ya sabemos que esta plaga de la politiquería consiste en establecer las relaciones políticas al margen de los intereses del pueblo, de las mayorías, de lo público y priva por intereses particulares los cuales son concebidos como un negocio. Es una negociación entre clientes. En la práctica clientelista, no importan para nada los posibles intereses colectivos o populares que se abanderen, la visión está en el engaño producto de la compra de conciencias en el recurso politiquero inestimable por excelencia: el favor. Un cliente político es siempre un comprometido con un favor que le genera a los involucrados alguna ganancia; desde el potentado que financia campañas electorales vinculado a una gran mordida pecunaria que recibió, hasta el pobre campesino que vende su voto por un pedazo de lámina metálica para el techo de su rancho.

Otro recurso de la politiquería vinculado a la arrechera ocasionada por Lenín Moreno es el oportunismo. Esta plaga consiste en colocar(se) en el sitio político indicado, no por poseer aptitudes para las funciones que se requieren, ni siquiera esta ausencia experiencial logra generar en los oportunistas, los intereses de aprendizaje para contribuir con el bien colectivo, sino porque existe una vinculación inconfesable que va más allá de las políticas que se despliegan y terminan respondiendo a intereses completamente ajenos a los del pueblo. La práctica más común generada por el oportunismo es la denominada “elección a dedo” de los candidatos y de principio son completamente desconocidos para los electores. La elección a dedo la practican los dirigentes de los partidos y organizaciones que van a las elecciones, siendo acatada por la base con ese mecanismo perverso que se llama “centralismo democrático”. Una plaga de menor cuantía pero de igual perversidad, contribuye con el oportunismo y se trata del llamado “amiguismo” que termina redondeando los favores en juego.

El triunfo de los candidatos oportunistas se ve asegurado porque lo garantizan las llamadas maquinarias del partido que terminan ganando electores en base al clientelismo. Por esta razón, clientelismo y oportunismo son hermanos gemelos cuyo objetivo es matar conciencias. El ejemplo patente de la conjunción entre clientelismo y oportunismo son los procesos políticos de EEUU, generados por maquinarias electorales multimillonarias que fabrican candidatos, fraudes, chantajes al elector frustrado. El modelo para las socialdemocracias del Abya Yala tuvo su máxima expresión en Venezuela durante la IV República que desarrolló la llamada Delincuencia Electoral donde “el acta mataba los votos” en las elecciones. Este modelo comenzó a ser denunciado en toda su impunidad desde el 27 de febrero de 1989 cuando sucede el llamado Caracazo. Ambas plagas -clientelismo y oportunismo- son difíciles de extinguir de la política en cualquier país, aunque no es imposible. Para superarlas se requiere educación, madurez y conciencia del pueblo, que lleven a un estadio de organicidad política que apueste a los intereses de los pueblos.

Pero existe en nuestro Abya Yala, una ausencia de organizacidad política popular que se constituye en otra de las razones habidas en la realidad para que un Lenín Moreno cualquiera, haya llegado hasta la presidencia nefasta que hoy detenta, y así repetir el sainete de la politiquería de siempre; esto es el producto de una falencia que surge de la debilidad principal de los pueblos hoy en día, a saber: la ausencia completa de un proyecto emancipatorio fortalecido, original, vinculado continentalmente a los pueblos organizados que impulse formas populares de hacer política para enfrentar y diferenciarse del proyecto hegemónico neoliberal esclavista que implanta el capitalismo. Tránsitos como el seguido por algunos Presidentes considerados “progresistas” en el Abya Yala, no han sido otra cosa que formas de organicidad similares a las acostumbradas por la politiquería socialdemócrata, solo diferenciadas porque han llenado las ausencias militantes del actual espacio político, necesitadas de nuevos actores, así no tengan la formación política requerida.

Las endémicas mediaciones políticas de corte socialdemócrata que sirvieron a las oligarquías enquistadas en el Abya Yala sufrieron un agotamiento a finales del siglo XX; esta situación hizo que algunas de las oligarquías sorprendidas, pasaran por un momento de agobio político con la llegada de líderes aluvionales con apoyo electorero pero sin proyectos políticos sólidos. Estas oligarquías ya se han oxigenado a fuerza de manipulaciones informáticas y argucias legales que impulsan los agentes del imperio para recuperar lugares de poder e impedir el enraizamiento de proyectos populares. Aquí, cipayos como Lenín Moreno han tenido cabida porque son impulsados por politiqueros oportunistas, con suficientes dosis de clientelismo para responder a los intereses del imperio capitalista.

Queda el aprendizaje de los pueblos en lucha, para continuar la tarea de encuentro, investigación y despliegue de sus organizaciones autónomas, distanciadas de toda politiquería establecida, constituida, institucionalizada. Queda diferenciarse en la práctica, elaborar nuevas dimensiones teóricas producto de estudios, y debates formativos que problematicen a fondo la realidad, para encontrar respuestas en las prácticas con la política. Es imprescindible educarse siempre en el interés de favorecer a los pueblos, a las mayorías, a la dimensión pública, a los colectivos, frenando toda satanización de las nuevas organizaciones, venga de donde venga. Queda elaborar planes políticos para las instituciones públicas que respondan a los intereses del proyecto revolucionario. Estas pueden ser formas confiables, vías idóneas, de impedir que nuevos Lenín Moreno sean lanzados por el tobogán de la politiquería para mediatizar y perjudicar a los intereses populares en las revoluciones de lo porvenir.



2 comentarios:

  1. Esa conducta pequeño.burguesa de Correa deja mucho que pensar.

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  2. Vemos cuerpos a nuestro alrededor y sentimos su presencia compartiendo con ellas, pero pocas veces vemos su Sombra.

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