lunes, 8 de abril de 2019

PEQUEÑO GRAN HOMBRE A LA MEMORIA DE SABINO ROMERO GRAN CACIQUE YUKPA


«El saqueo económico requirió, como es usual en la historia, un etnocidio para modificar las estructuras mentales de los subordinados. Algunos autores advierten que las etnias debieron integrarse a los sistemas imperantes del desarrollo; otros acusaron a las etnias de favorecer el melancólico retorno inconcebible y utópico a una etapa preindustrial: la verdad, constatada por científicos sociales, historiadores y periodistas, es que se ha encubierto un nuevo genocidio a menor escala basado en la masacre, la exclusión y el repudio. Una mentalidad racista dominante negó durante siglos a los indígenas el derecho a la tierra que ya ocupaban y sus recursos naturales, el derecho al uso de su propia lengua y educación, y el derecho a realizar su historia colectiva con autodeterminación».

Fernando Báez
Libro EL SAQUEO CULTURAL DE AMÉRICA LATINA. De la conquista a la globalización. Ed. DEBATE, 2008.


¿Quiénes han masacrado por siglos a los indígenas que somos? ¿Quiénes han usurpado sus tierras? ¿Quiénes han atropellado sus visiones culturales, sus expresiones naturales, sus creencias ancestrales?¿Quiénes han tratado de borrar de la historia la ancestralidad que los pueblos indígenas detentan, vivencian y resisten a diario desde hace muchos años? La respuesta es, sin lugar a dudas, LAS OLIGARQUIAS. Han sido los sectores opulentos, terratenientes de burguesías corruptas, racistas confesos, los magnates del capitalismo mundial con el financiamiento de sus bandas armadas, sus sicarios, sus misiones religiosas, sus ejércitos quienes han cumplido esta tarea perniciosa y genocida. Desde 1492 hasta hoy se ha desatado este ensañamiento contra nuestros pueblos indígenas. Ha sido estrategia mundial de los sectores del imperialismo, financiar esta manera de enfermar la vida, de aniquilar al planeta. El fracaso definitivo del proyecto oligarca lleva el sello de la destrucción de la naturaleza, del ecocidio más brutal hacia animales, vegetación y aguas (océanos, mares y ríos) del abandono casi completo al ser humano, del desprecio, discriminación y asesinato a nuestro ser indígena. 

A manos del tenebroso brazo sicario fue asesinado el gran cacique del pueblo yukpa Sabino Romero. Los terratenientes usurpadores de sus tierras ancestrales están detrás de tan monstruoso hecho. Fue emboscado junto a su familia, el día domingo 03 de marzo de 2013, justo en las tierras donde resistía y donde siempre exigió sus derechos milenarios y allí rindió su honrosa vida, su digna existencia, su resistencia y su lucha que seguirá siendo la lucha de su pueblo; su amada Zenaida resultó herida como todo su pueblo durante la celada; como heridos y heridas hemos sido quienes escuchamos su clamor de estupendo ser humano, caer abatido por las mismas miserables manos, por las mismas perversas mentes que han masacrado a los indígenas del Abya Yala desde hace más de cinco siglos.

Las dignas exigencias de Sabino Romero son las mismas de todos los desheredados de la tierra, de quienes hemos sido despojados de nuestros derechos por las hegemonías de la dominación oligarca y debemos luchar a diario por reconquistarlos. Las tierras reclamadas por Sabino son las mismas que nos pertenecen a todas y todos. Hombre de corazón abierto, siempre recibió a los waatia (quien no es yukpa) con los brazos abiertos de la sabiduría, la compresión y la reivindicación de su pueblo. Como un homenaje a la memoria del gran cacique yukpa va esta página, referida al filme estadounidense Pequeño Gran Hombre (Arthur Penn, 1970) que nos plantea los dilemas de quienes debemos encontrar mucha humanidad para comprender a fondo, con verdad clarividente, que ser indígenas es una digna opción de vida humana. 

DE CÓMO TRANSFORMARSE EN INDIO 

«—Había una vez un Ser Humano que era muy pequeño por eso se ganó el nombre de Hombre Pequeño. ¿Has oído hablar de él?
No abuelo.
Fue una guerra contra los pawness que eran muchos. Uno tras otro eliminaron a los Seres Humanos. Hombre Pequeño era muy valiente. Los pawness lo llamaron: “si abandonas la lucha te dejaremos marchar”. Pero Hombre Pequeño contestó: “Es un buen día para morir”. Al final le cortaron la cabeza pero siguió luchando sin cabeza. Pasó como un vendaval entre los pawness y de su cabeza que estaba ensartada en la espada, salió el grito de guerra: “Hey hey hey hey hey”… “Hey hey hey hey hey”. Los pawness no pudieron aguantar más y huyeron. Cuando miraron atrás, vieron al cuerpo de Hombre Pequeño yacer entre sus amigos. Hombre Pequeño era menudo, pero su valor era grande».
Del filme Pequeño Gran Hombre

El realizador Arthur Penn nos dibuja al anciano Jack Crabb (Dustin Hoffman) de 121 años, hijo de colonos, narrando la historia de su captura (siendo niño) por los indios del pueblo indígena Cheyenne (Seres Humanos). Su historia nos lleva a la llamada conquista del Lejano Oeste norteamericano. Jack es llevado bajo el cuidado del gran abuelo sabio «Pieles Ancestrales» (Jefe Dan George) quien lo bautiza como «Pequeño Gran Hombre» (PGH), para honrar una leyenda de su pueblo. La primera mentira que derriba el filme es el supuesto “salvajismo” de los indios. PGH es criado y educado con paciencia, sabiduría, amor. Los Seres Humanos llegan a considerarlo como uno más de su pueblo. El abuelo le dice con cada aprendizaje: «Mi corazón es un halcón que surca los cielos». PGH piensa siempre que no estaba “jugando a ser indio”. Más bien «Vivía como un indio». Conoció la sencillez del vivir aprendizajes y valores de una cultura consustanciada con la naturaleza. 

LA PARTERA DE LA HISTORIA RECONFIGURA LA REALIDAD 

«Ves un campamento indio por primera vez y piensas: «Veo basura ¿Y dónde está el campamento?».
Jack Crabb (niño)

Aquel joven PGH, en edad de pelear, sale a combatir contra los hombres blancos, quienes despreciaban a sus hermanos los «Seres Humanos» (cheyennes). En lucha desigual, sólo tienen lanzas de madera y flechas contra la pólvora de los cañones del ejército colonial. Mueren por cientos, mientras PGH es capturado y salva su vida al transformarse de nuevo en el colono Jack Crabb. A partir de este momento, el realizador Arthur Penn orquesta la gran paradoja del filme, el dilema ontológico de quienes no somos considerados «Seres Humanos» por los cheyennes, de quienes no somos «Gentes» para los caribes, de quienes somos waatia para los yukpas; ¿Quiénes somos entonces frente a nuestra propia ancestralidad, la cual nos fue despojada por la cultura occidental? ¿Por qué andamos perdidos del cosmos ancestral, y asfixiados de espíritu por el capitalismo? ¿Por qué no nos reconocemos en el multiverso indígena?

Deambula Jack Crabb por el modo de vida colono (herencia europea), como un indígena ingenuo acosado por la trampa, el odio, las mentiras, el alcoholismo, la violencia de su hermana perdida (Carol Androsky), la prostitución de su amor (Faye Duneway), la mendicidad y regresa al ejército, esta vez como recluta del coronel Custer (Richard Mulligan): genocida de indios. De nuevo la guerra lo devuelve con sus hermanos Seres Humanos y el gran abuelo lo recibe como PGH: «Mi corazón es un halcón que surca los cielos»— El sabio le dice.


POR EL RESCATE DE NUESTRA ANCESTRALIDAD EXTRAVIADA 

«Sólo la fe cura. Sólo la bondad conquista».
Alvar Núñez Cabeza de Vaca

Ante la experiencia de PGH pasaron la masacre de su pueblo de Seres Humanos (cheyennes) a manos del ejército usurpador, la muerte en batalla del asesino Custer con la derrota de su legendaria caballería por las flechas y lanzas indígenas, el confinamiento de su pueblo a las reservaciones y la entrega del gran sabio abuelo «Pieles Ancestrales» a la naturaleza insondable. A sus 121 años, PGH era Jack Crabb, veterano de la guerra, quien deja en nuestras manos la posibilidad de resolver el dilema occidental de la ancestralidad extraviada entre el amasijo de ambiciones de una sociedad capitalista en total desintegración.

NUESTRO AGRADECIMIENTO AL SEMANARIO LAS VERDADES DE MIGUEL POR LA PUBLICACIÓN DE ESTE ARTÍCULO EN EL AÑO 2013

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