domingo, 7 de abril de 2019

¿EL PRELUDIO DE UNA ESTRATEGIA PARAMILITAR?



Justo en el momento en que recrudecen las medidas de bloqueo económico y las amenazas de invasión a Venezuela por parte de los voceros de la Casa Blanca en Washington, se deja colar en las llamadas redes sociales un supuesto llamado a diálogo por parte del monigote que el imperio capitalista tiene dando vueltas para lesionar el Estado de Derecho internacional y de la Patria Venezolana. Esta colocación es la humareda producida para continuar el Plan desestabilizador y ocultar sus verdaderas intenciones. No es bueno responder con el chistesito farandulero a algo que pretende nublarnos la mirada política.



Tal y como se ha venido desplegando la estrategia imperial sobre Venezuela que busca intimidar y doblegar al pueblo que somos, debemos problematizar la realidad planteada: ¿Cuál es el próximo paso de la reacción imperial? La respuesta a esta pregunta debemos colocarla en la mirada a las acciones previas. El sabotaje eléctrico y las agresiones anteriores han tenido la finalidad de obstinar al pueblo, agotarlo en su paciencia histórica, para que se rinda y acepte las agresiones que vienen colocando al imperio como su “salvador”. Aunque esta rendición no ha sucedido (tal vez esperan una especie de 27-F que les rinda tributo), los agentes del imperio continuarán su Plan desestabilizador para invadir.



Como el descaro internacional no les ha funcionado a plenitud, están tratando de guardar ciertos efectos previos para el engaño internacional que a la hora de intervenir, justifique las acciones genocidas que van a tomar. Es el clásico cuidado de dar toda puntada al vestido de la geopolítica con el necesario dedal para no pincharse a sangre propia. Nada para estar más alerta que ese twit en donde sale el monigote con cara de pendejo mostrando nuestra Constitución Bolivariana pidiendo diálogo. Dice el imaginario popular que el diablo tiene mil caras.



Observemos varios hechos que rodean este momento de run-run dialógico. Resulta que hace su aparición en las llamadas redes sociales un twit en donde fue herido en una supuesta manifestación opositora en el estado Yaracuy, Venezuela, un también supuesto miembro de los llamados “colectivos”. ¿Es fortuita esta colocación? No. En esta guerra nada es fortuito; siempre es consecuencia de lo que se planifica y de la acción. Se trata de una puntada con seguro dedal. Necesitados como estamos de averiguar si estas incidencias se corresponden realmente con la fecha, el día y la hora referidas, es innegable que la intención de esta colocación se corresponde con la visibilización en las llamadas redes del tema paramilitar.



Otro hecho que llama la atención es un escrito realizado por un General retirado para una columna de opinión de un periódico de circulación regional, distribuida en las llamadas redes en forma de carta, en donde centra su leivmotiv en el tema de los supuestos “colectivos”. Aunque la dirección de la temática está en el mando militar, es evidente la criminalización que hace de estos grupos. Esta incidencia se une a las reiteradas insinuaciones del monigote (con énfasis en su aparición en las llamadas redes) donde se coloca como simpatizante del paramilitarismo. Por otra parte, sus amos de la Casa Blanca (que anunciaron el sabotaje eléctrico), no cesan en llamar a los militares venezolanos recordándoles su papel en la Constitución Bolivariana, como si tuvieran mucha moral para hacerlo.



Es ya un clásico de la guerra que un contrincante que va a atacar, se muestre primero condescendiente con una propuesta de diálogo, para luego hundir la daga en el cuerpo de su enemigo que ha sido tomado por la sorpresa en su ingenuidad. La aparición del tema paramilitar en boca de los enemigos del pueblo venezolano nos dice que es la fase imperial que se aproxima. Muchos opositores que leyeron boquiabiertos el run-run del llamado a diálogo, cuando vean aparecer a los paramilitares en escena dirán que el gobierno no atendió estos supuestos llamados y se merece la intervención de los paramilitares del imperio. Unos pocos chavistas ingenuos, en su desespero, podrían caer en esta trampa, así como ciertos sectores supuestamente críticos que adelgazan y perfuman su oposición abierta y fascista con despliegues teóricos de referentes europeos. El desespero imperial está en la imperiosa necesidad de encontrar al Pinochet venezolano para sangrar definitivamente la guerra; pareciera que les está siendo harto difícil hallar al maldito soldado que dispare contra su pueblo, entre nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana.



Pareciera que es un hecho consumado la decisión de emplear paramilitares en el acoso contra Venezuela. En una Revolución como la que se despliega en la Patria de Bolívar, con tendencia a ir más allá de maquillajes discursivos demagógicos, son muchos los retos que aún quedan a ser librados por el pueblo que somos. El imperio contra el cual nos enfrentamos (¡Todo un orgullo histórico, carajo!) se quiere mostrar hasta ahora como ese emperador que cree haber dado a su enemigo las oportunidades para rectificar y entregar su posición. Esto no es más que una demacrada careta. Seremos atacados con todo el poder militar imperial, pero recuerden los agentes de ese imperio, que su probable avanzada se produce en el ciclo Bicentenario donde la Patria venezolana jugó papel decisivo, en el cual este pueblo hizo comer tierra al imperio más poderoso de su época.



Venezolano es el General que, al mando de 135 lanceros, humilló a 1200 soldados imperiales armados hasta los dientes, en un liberado campo del llano (también) venezolano. Venezolano es el Mariscal que arrancó el estandarte del Santiago de León en Ayacucho (que sólo los españoles podían mirar erguidos) luego de ganar una batalla que ningún imperio se podrá quitar jamás de su alma podrida. Venezolano es el Libertador, título que se ganó haciéndose general de generales, entregando su alma entera a la independencia de su tierra y de nuestro abyayala, sin mediar su seguridad personal, sus dolencias físicas ni sus bienes de fortuna. Venezolanas son las mujeres arrechas que los parieron y participaron en su gesta. Al imperio que enfrentamos, con las dignas armas de la paz, le espera de frente esta historia brillante, orgullosa e imbatible, si cometieran el grave error de querer instalar en nuestro suelo el asta de su desgastada bandera opresiva. No es la primera vez que este pueblo, entrépito hasta la médula, hace doblar la cerviz a un imperio. Ni será la última en que animará con su esfuerzo la ansias de independencia de otros pueblos. Y por supuesto, seguiremos venciendo.

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