miércoles, 22 de mayo de 2019

¿QUÉ NOS ESTÁ PASANDO EN LA GUERRA DEL LENGUAJE?



“… el lenguaje convencional propio de la era de la comunicación, ese lenguaje lleno de clichés y de frases hechas, ese lenguaje oído a diario y que ya no dice nada, ese lenguaje no nos deja ver ni hablar, porque nos lo da todo visto y nombrado. El lenguaje de nuestro mundo es palabrería, cháchara insustancial, una especie de rejilla convencional y falsa que nos impide ver, que nos impide expresarnos y que nos impide la comunicación”.
Jorge Larrosa 
 

Una de las zonas de dominio de los poderes imperiales sobre los pueblos es el lenguaje. Desde distintas posiciones en los medios y con diversas estrategias, los agentes imperiales, a través de sus laboratorios de guerra constante imponen el lenguaje del sometimiento. Fue así desde las antiguas Grecia y Roma poderosas, pasando por los reyes medievales hasta la modernidad que aún estira su voz manipuladora para hacerla llegar con poder a nuestro momento.


En Venezuela, el modelo bipartidista impuesto por la IV República, ensartado por la cultura adeca, fue aderezado entre variopintos modelos de dominio del lenguaje, con el fin de que el pueblo se comiera los engaños y las trampas. En los quinquenios de siete presidentes durante 40 años podemos hallar todo un derroche de refranes, diretes, ditirambos, esloganes, dichos de todo tipo, pronunciados por presidentes y militantes, con el objetivo de mediatizar el accionar político del pueblo y banalizar su sentido de participación y decisión.


Esta cultura, sin lugar a dudas adeca, es muy efectiva en colocar sus dichos y refranes de dominio en la sutileza donde se dinamiza el lenguaje popular. Como hijastros de la oligarquía, estos socialdemócratas tarifados, obedecen con sus manipulaciones a los amos del dinero con modos que les son favorables a sus intereses. Como antaño la oligarquía imperante en Venezuela colocó a la masturbación el nombre de una de nuestras más destacadas heroínas libertarias del Abya Yala para desprestigiarla, hoy ha continuado una historia sátrapa, en el invento macabro de banalizar la política y derrotar al pueblo en cualquier intento revolucionario.


En medio de la turbulencia de un estupendo proceso político local y mundial que vivimos y que tiene a la incansable ofensiva imperial sobre sus acciones, el pueblo venezolano percibe cómo se le ataca desde el lenguaje con significados en su propia cotidianidad para debilitar sus trincheras de resistencia y sus sentidos de la política. Desde escenarios gerenciales oligarcas y católicos, se ha pretendido imponer el concepto “país” con el objeto de desaparecer del imaginario popular el significado de patria, que se ha fortalecido en los últimos veinte años, hasta el punto de que en opiniones opositoras, se utiliza la expresión chavista: tenemos patria a manera de burla, mientras hablan de “situación país”, “crisis país” para fortalecer su ideología golpeada en los últimos 20 años. Es contradictoria esta colocación oligarca ya que el imperio que dicen defender y los apoya, no tiene al “concepto país” en su agenda neocolonizadora.


Igual insistencia hacen los opositores en los medios y redes con la palabra “ciudadano”, de la cual pretenden apropiarse para enfrentar el poder que tiene la metáfora pueblo en la revolución bolivariana. En las llamadas redes sociales se ha visto a personeros de la oposición arengando a partidarios para que se hagan llamar “ciudadanos” en lugar de pueblo. Sabido es que la metáfora poder popular es un influyente concepto de nuestra filosofía política que se ha dinamizado en los escenarios sociales donde está siendo atacada con verbalizaciones que pretenden confundir al pueblo en sus trincheras de resistencia. También es de destacar el nefasto trabajo que vienen haciendo los llamados bachaqueros como difusores del lenguaje dominante a través del comercio irregular que practican con acceso directo a la gente. Cuando a estas personas se les pregunta el precio de lo que venden responden “por hoy”, para colocarse del lado de la hiperinflación y así confrontar la metáfora por ahora que fortalece nuestro legado chavista.


En los últimos días, sobre todo en las instituciones del Estado, está sonando en boca de los trabajadores y trabajadoras una expresión que da cuenta de la influencia desalentadora y pesimista que los agentes de la oposición están transmitiendo al pueblo en aprovechamiento de la dureza del bloqueo económico imperial de carácter genocida. Cuando se les pregunta por la situación del pueblo responden: Bien, pero sin resultados; incluso partidarios del chavismo están siendo influenciados por esta especie. Caracterizado por la ambigüedad, este dicho es muestra de cómo se nos quiere hacer ver que haga lo que haga el gobierno no tendrán éxito sus medidas; se quiere tocar la fibra de la resistencia política del pueblo que somos en la dimensión subjetiva de la esperanza
 

Nos preguntamos ¿Hay un contra lenguaje revolucionario que enfrente la ofensiva reaccionaria de los agentes oligarcas? Pudiera decirse que sí, ya que hay medios y voceros que tienden a responder desde la política gubernamental y la revolución bolivariana. Este lenguaje tiende a ser orgánico y a responder a las expectativas de un aparato partidista e institucional. Sin embargo, gravitan tres preguntas en el ambiente político de la revolución, a saber: ¿Cómo es la calidad política y educativa de ese lenguaje? ¿Qué incidencia tiene ese lenguaje en las catacumbas del pueblo de las que habló el Comandante Hugo Chávez, más allá de los clichés y las frases hechas? El imperio y la oligarquía cipaya están claros con su estrategia y parecen estar jugando al refrán del cántaro al agua. Y nosotros y nosotras, desde el pueblo que somos, desde la trinchera de lucha donde la educación política en el lenguaje es fundamental ¿A qué jugamos?

1 comentario:

  1. Y esa pobresa del lenguaje se observa mucho en ciertos "dirigentes" locales y nacionales de la Revolución Bolivariana. Es un problema de naturaleza cultural, para no entrar en detalles.

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