miércoles, 3 de julio de 2019

EL FUMITO DE LA ABUELA





a July Mijares



Desde el cielo con sus nubes una casa, una casa dibujada en Venezuela, tenía un jardín de rosas y esperanza, y entre huertos olorosa iba la abuela. Olorosa a jazmines caminaba entre sus plantas, que sembraba con amores y caricias de sus nietos, ¡Qué bonita esas cayenas! le decían todos los viejos, que pasaban por la calle admirando aquella santa. Saludaban a la abuela los geranios, calas blancas crisantemos tulipanes, al bailar en los pasillos aromados, respondiendo con distintos ademanes. Pues la brisa acompasaba aquella danza, con deseos adornados de azahares, los verdines prestigiaban la balanza, con potentes y hacendosos malabares. Una fila de plantitas orquestales, le mandaban los mensajes curativos, tallos chicos con sus hojas contentivos, de guarapos con poder medicinales. No quedaba atrás la yerbabuena, ni el milagro sanar del malojillo, y el calórico andar de la canela, se juntaba con el tímido tomillo. De cerrado orden susceptible, se paraba firme miliciana, ordenando dedos en la diana, presta al sol del huerto comestible. Van guindando como duendes los ajíes, al acecho los valientes perejiles, los cilantros como buenos alguaciles, dan permiso a los raudos colibríes. El culantro esperado por la sopa, mira ansioso al esbelto cebollín, presto el céleri celebra con su copa, la llegada de verduras al festín. Muy preciadas por la abuela están sus papas, escondidas bajo panza de la auyama, los tomates lucen rojos en el mapa y el orégano se incorpora al crucigrama. El jardín de la abuela es su aposento, allí canta allí baila allí aprende, allí juega con la luna y se sorprende, con el sol que agiganta su talento.



Todo nieto que pasea entre sus plantas, toda nieta que jorunga las colmenas, son captados por su voz que se adelanta, con afán sobre todas las almenas. Nos atrapa con su brújula encendida, nos arrulla con sus dedos oficiosos, nos regala su mirada florecida, que se pierde entre cielos neblinosos. Cuando estamos ante ella se transforma, en un ánfora resguarda varios años, calza entonces de muchacha una horma, con su temple nos baraja los tamaños. El respeto nunca pierde ante nosotros, que la vemos muchas veces elevarse, como un ángel en sus alas levantarse, y cuidarnos como establo con los potros. Ella aprende las miradas infantiles, que atesora con latidos de paciencia, de recuerdos desplegados en atriles, donde vemos amorosa su conciencia. Cada hoja cada fruto y cada flor, hacen vida en su relato solidario, cada insecto cada bicho estrafalario, se comenta respetando su esplendor. Nos invita paso a paso en su elegancia, a echar ojo al mínimo de la vida, a mirar lo pequeño en su prestancia, a seguir las hormigas nos convida. Esa diosa tan pequeña que levanta, cien veces su peso sobre el lomo, organiza los terrarios como un gnomo, labrador que trabaja mientras canta. Y en colores a pintar las mariposas, en un cuadro de Picasso o Reverón, en un cubo o en azul tu cuerpo posas, abuelita con manjar de papelón. Luciérnaga de candiles esa abuela, de candentes cocuyitos va rodeada, sobre nubes de añoranzas ella vuela, jugueteando en la memoria como un hada.



Campesina era la abuela ya se intuye, de esas tierras de pobreza sojuzgada, al trabajo de muy niña era obligada, que la leña y la chamiza constituyen. Se hizo joven y a Caracas la mandaron, capital en pujanza contagiosa, sus costumbres sus halagos la asaltaron, de clamores como seña religiosa. Cual traviesa tiranuela fue costumbre, el tomar lo que llaman cigarrillos, capturada y seducida por su lumbre, se llenaba de humareda los carrillos. Prohibió a los hijos y a las hijas, deslizarse sobre el humo del tabaco, mientras ella los probaba en horas fijas, escondida con la caja en el sobaco. Se hizo asidua compradora de este vicio, sinceró la costumbre ante la gente, muchas veces se encontró en el precipicio, y a buscar la nicotina que es urgente. Las conversas enrollaba en la figura, de los hilos que salían de la fumada, las palabras azuladas con ternura, parecían elevarse en escalada. O leyendo o escribiendo o contemplando, o en el cuido del jardín de sus amores, iba el rubio entre sus dedos navegando, cual verdugo celador de sus vapores. Y los nietos la miraron en su edad, y las nietas con su fe y filosofía, se mostraba con toda sensualidad, bocanando el calor con geografía. Redobló con furor toda amenaza, a los nietos y a las nietas por igual, advirtióles del olor a sucio y traza, del amor que perderían por este mal. La veíamos con sonrisa y ojerizas, al pescarla en su menuda incoherencia, sin embargo la osadía hecha trizas, nos dejaba con su ejemplo como herencia. Esa abuela esa madre esa mujer, se agiganta en su hazaña de azucena, en la puerta de su casa como ujier, el trabajo de forjarse la alacena.



La amistad le dio aviso en discreción, la costumbre tiene fuerza de alacrán, advertencias le daban la bendición, contra el pasmo las toces y el alquitrán. La voz rauda de saberes fue apagando, esa fuerza de voraz temperatura, aquel humo los pulmones fue llenando, de un quejido de severa asignatura. Esta abuela defendió como amazona, con su orgullo de escalada promisoria, la estocada que le propinó la historia, y está visto que la pasión no razona. Fue de médicos enfermeras consultorios. Fue de exámenes y placas escrutada, fue su pecho aquel héroe de jolgorios, el objeto de aparatos en manada. Los consejos se hicieron facultativos, cual los cuentos de su estirpe fumadora, sus pulmones pasaron a ser motivos, de oraciones a los santos y a la aurora. Se formó como cómplice celada, la campaña de esconder la cigarrera, de sacarle algunos de la cartera, y alargarle la respiración trancada. Tose tose la abuelita se enfermaba, tose tose sus dolores van subiendo, tose tose su salud sacrificaba, por cerillos que en la almohada está escondiendo. No tardó en presentarse la bombona, con un aire diferente a sus rosales, sin aromas sin bichitos la abandona, esa tímida bondad de sus brisales. Se posó en su boca el oxígeno, se llenó de mangueras su existencia, de hospital en tropeles la presencia, de pomadas y menjurjes cual antígeno. Hijos nietos hijas nietas la familia, como a flor de primavera la cuidaban, los vecinos las vecinas se sumaban, como un árbol con sombras en la vigilia.



Fue en un diciembre que la pena vino a vernos, con su traje claroscuro en agonía, para anunciar lo que ya se presentía, la asunción de últimos cuidados tiernos. Los doctores prestos nos recomendaron, que pasara navidades en la casa, por hacerse la esperanza muy escasa, pues la ciencia y la magnesia se excusaron. Se montaron el pesebre y las hallacas, con la abuela respirando despacito, un silbido como coro bajitico, se escuchaban trikitrakis en Caracas. A esperar los juguetes ya se fueron, a dos pavas de las nietas encargaron, de esas chamas los mayores se antojaron, sin embargo sus deberes ellas vieron. Va Chuchito repartiendo los juguetes, un fuerte aliento cayó en la madrugada, era la abuela que trataba como ahogada, de decir algo al sonar de los cohetes. Las dos muchachas le pegaron el oído, al crepitar de viento con hojarasca, apenas suave como aroma de tabasca, asombradas escucharon el pedido. Quiero un fumito nietas quiero un fumito, solicitaba en última lucidez, ellas pensaron la llamaba el infinito, qué tal si damos a sus ansias placidez. Le colocaron entre los labios su pedido, la llama firme del yesquero que encendió, una de ellas con temblor que no entendió, al constatar este plan bien escondido. Unió la abuela las Pascuas con Año Nuevo, respiró hondo y a la par abrió los ojos, habló clarito se lanzó varios antojos, casi nos lleva derechito al Medioevo. El treinta y uno en medio de la pachanga, con la familia refinando su alegría, de algún milagro junto a la feligresía, la abuela va pidiendo bailar charanga. En un rincón las muchachas del prodigio, ni a su mancebos les contaron la verdad, de que el amor de verdad tiene prestigio, y es envoltorio de toda felicidad. Y sembramos a la abuela al poco rato, dejó a este mundo su jardín como un oficio, el sufrimiento de vivir con aparatos, vio su descanso alejada de ese vicio. 

 

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