martes, 12 de noviembre de 2019

BOLIVIA: ENTRE ENRAIZAMIENTOS Y RECURSIVIDADES HISTÓRICAS



Los pueblos nunca son derrotados sino traicionados. Hoy vemos al victorioso pueblo del estado plurinacional de Bolivia en las calles, enfrentando a la misma traición que comenzó en 1492 cuando los europeos llegaron a nuestro Abya Yala. Nuestros pueblos aborígenes, entonces, no conocían la traición. Hoy la conocemos, la resistimos, la enfrentamos y la derrotamos.

Más de 500 años de resistencia han afectado las relaciones sociales de nuestros pueblos que gravitan entre un occidentalismo agotado y en profunda crisis moral, política y económica; y una visión ancestral, cósmica, que ha resistido los embates de una vorágine científico técnica, y que sigue viva, dinámica, activa con la suficiente paciencia histórica para mostrarse como la siempre alternativa de nuestra Pacha Mama. Si bien es cierto, ya no somos los aborígenes a quienes deslumbró el espejito (así halla hoy quienes lo compren y allí se miren), no es menos cierto la existencia de una pueblería cada vez más creciente en el continente que opta por la resistencia en espiritualidad ancestral y cósmica, y que, no siendo indígena, está dispuesta a calzar las huellas de los pueblos que resistieron y todavía resisten a la invasión europea de 1492 con la convicción del porvenir.

Causan conmiseración quienes califican el traslado a México del presidente Evo Morales como una “huida”, porque están mirando la realidad desde sus convenientes fronteras eurocéntricas y su lamentable visión viril-patriarcal (caso del patético expresidente Andrés Pastrana de Colombia). Si miramos la realidad desde la integralidad ancestral veremos a un Abya Yala vinculado entre Patrias hermanas de pueblos que hoy continúa resistiendo en el encuentro con su emancipación. En todos los códices y biblias del pensamiento ancestral está la RETIRADA que desde el I Ching (Libro de las Mutaciones de la antigua China) nos indica:

Las circunstancias señalan que las fuerzas hostiles, favorecidas por el tiempo, han tomado la delantera. En este caso lo que corresponde es la retirada, y es precisamente gracias a la retirada que se obtiene el logro. El éxito consiste en el hecho de que pueda realizarse correctamente la retirada. Es menester no confundir retirada con huida, una fuga que sólo tiene en cuenta la propia salvación, a cualquier precio. La retirada es signo de fortaleza. Es necesario no dejar pasar el momento indicado, mientras uno esté en posesión de su vigor y conserve su posición. De este modo sabrá interpretar a tiempo los signos pertinentes y emprenderá los preparativos para una retirada provisional en lugar de trabarse en una desesperada lucha de vida o muerte. De este modo tampoco se abandona el campo a merced del enemigo, sino que más bien se dificulta a éste su avance, mostrado todavía una persistencia en ciertos aspectos. De tal manera, en la retirada ya va preparándose el viraje, el cambio. No es fácil comprender las leyes de semejante retirada activa. El sentido que se oculta en un tiempo como éste es importante y significativo.

Al pueblo boliviano y a Evo Morales los asiste este “tiempo importante y significativo”, el tiempo del Pachakutik. Es un error para quienes profesamos las causas emancipatorias bolivarianas, mirar estas realidades con el lente del tiempo lineal científico-técnico europeo. Recordemos que hemos sido educados y educadas bajo la espada ideológica de la utopía de Tomás Moro que nos condenó a la abominable ilusión de marchar siempre hacia alguna parte, cuando desde la visión ancestral de la Pacha Mama como madre tierra benefactora siempre estamos, no vamos a ninguna parte a conquistar nada, pertenecemos a ella; entonces nos enraizamos, nos radicalizamos en ella y cuando vamos es porque ya estamos. De allí que, mirados con el alma ancestral, en este momento, el presidente Evo y sus compañeros y compañeras estando en México están en el Abya Yala y en la Pacha Mama, no fueron a allá: ya estaban. Una endeble miopía política eurocéntrica puede hacer que cometamos el grave error de ver a estos bravos compatriotas abyayalos con lástima; estaríamos asumiendo la voz del Yahvé castigador que nos culpa por ser revolucionarios.   

Corresponde al movimiento popular boliviano resistir esta arremetida fascista (tan vetusta como los ladridos de aquellos perros castellanos del siglo XVI en alto flujo y poder de mordida) contando con los sabores de las victorias políticas y sociales de los últimos 12 años sin precedentes en esas tierras, aún en la boca desamordazada por las antiguas luchas de resistencia y los ecos vivenciales de referentes inmortales. Toca reflexionar acerca de la circunstancia en que nos encontramos con un continente atizado a propósito por la mano imperial. En el común enraizamiento, existen diversas aquiescencias que se despliegan en las marcas fronterizas impuestas como países, que nos obligan al análisis de particularidades. Desde Bolivia, cómo anduvieron las alianzas con el ejército, cómo fue el sistema de testigos internacionales en las pasadas elecciones (si se dejó la égida a la tétrica OEA para que dispusiera de la mirada de los resultados) cómo ha operado la inteligencia popular como poder disuasivo contra los grupos asesinos fascistas que están usurpando las calles del pueblo para masacrar y amedrentar. A la hora de la escritura de estas líneas, la resistencia del pueblo pica y se extiende, el golpe de Estado reaccionario y fascista saca las garras cipayas, el clima de guerra civil extiende su humo de muerte, tosiendo los deseos cumplidos de los criminales de la oligarquía a quienes conviene la confrontación.    

Son acertadas las impugnaciones del presidente Evo Morales al señalar a los verdaderos culpables de lo que hoy vive nuestra Patria hermana, a esos cipayos oligarcas usurpadores y a sus cómplices imperiales, llamando a detener la masacre contra el pueblo y a enarbolar la paz. Es revolucionaria la paz, políticamente emancipatoria la paz. El origen de las guerras está en los gobiernos reaccionarios europeos, lo sabemos. Para el pueblo boliviano (mayoritariamente indígena) ha sido la hora de resistir gobernando. En este instante retorna el momento de resistir combatiendo. De los giros políticos y la balanza histórica dependerá si los tiempos que son, seguirán siendo de enraizamiento del poder popular o si por el contrario pausarán la acción rizomática, y un por ahora recursivo será lo pertinente para buscar nutrientes que aporten nuevas victorias. Como quiera que sea es cuestión de tiempos (en plural). Siempre se ha impuesto para nuestras luchas la paciencia histórica: pacientes con lo estratégico e impacientes con lo táctico: en este momento es un subrayado. Los imperios mundiales ya no tienen salida y su desplome definitivo está frente a nuestra vista. Hay que darse cuenta y persistir.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.