CARLOS PENAGOS: LA BREVEDAD DEL GRAN EJEMPLO

Una propuesta escrita por el educador venezolano José Javier León, acerca de educar en la obscuridad, que contraviene los cánones de los llamados iluminismo y modernidad, fue llevada al Centro de Experimentación para el Aprendizaje Permanente (CEPAP) de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR) como aporte a la siempre necesaria discusión en los espacios universitarios, acerca de la educación pertinente, de los procesos de formación que se socializan. Educar en la obscuridad es cambiar radicalmente las posiciones que se revelan en las relaciones establecidas en las dinámicas, sobre todo la del educador y el discípulo. Mientras la concepción iluminista y modernista nos habla de que el conocimiento ofrece luces relacionando los aprendizajes con recibir claridad, en cambio, esta reflexión coloca el ejercicio educativo como un andar donde el maestro orienta al discípulo en la obscuridad con la finalidad de que encuentre su propio camino. También es una reivindicación de lo negro, lo umbrío, como posible y digno. Igualmente nos llegó ´por la misma época la película india Black (Negro: Sanjay Leela Bhansali, 2005) en la cual la discapacidad visual de una niña y el repunte de un maestro ofrecen prodigios. Un par de años después llegó al CEPAP UNESR como participante, nuestro amigo, Carlos Penagos.

Alto, de voz firme, andar pausado, vestimenta decorosa, bastón, lentes obscuros: privado de la vista, lo que solemos llamar ciego. Quería estudiar Educación. Un desafortunado accidente le acarreó la discapacidad visual como condición social. Quienes conocemos el Método Educativo que Carlos vino a desafiar, sabemos que está cruzado de complejidades a veces retadoras de los conocimientos y experiencias de personas con el sentido de la vista sin esa severidad física, lo que planteaba un verdadero reto de acompañarlo en los equipos de sistematización del CEPAP UNESR. La asimilación de la institución a Carlos fue solidaria, de pueblo, aunque problematizada por el Método de Proyectos (que así se llama), contó con el acompañamiento de quienes se aprestaban a vivir la experiencia con alguien Especial.

De principio mostró lo que se define como un carácter fuerte que se atribuyó a su condición de discapacidad, sin embargo, muy pronto dieron cuenta de que era una actitud auténtica, tal vez reafirmada por su anterior oficio de comerciante, además se trataba de una persona afable y buena gente. Cuando leyó su autobiografía (los invidentes pueden leer) lloramos con su traspié y nos alegramos por la enorme remontada que había dado luego. También se evidenció en su práctica una tenacidad ganada en su nueva condición: increíblemente puntual, trabajador incansable, sonriente, alegre, jovial, esperanzado, paciente, un luchador irreductible por las reivindicaciones de quienes se acompañaban en su condición. Había sido dirigente gremial. Hizo los oficios que vemos en las calles en las personas con discapacidad visual hasta aprender el método de escritura Braille que le abrió los deseos de estudiar Educación, anhelos que encontró posibles de realizar en el CEPAP UNESR.

PELICULA  BLACK

El día que presentó la autobiografía, su compañera de equipo, la actriz venezolana Zaida Belén Martínez, presenciamos uno de los performance más imaginativos y artísticos que se hayan suscitado en CEPAP UNSER. Comenzó con un pasaje de La Loca Luz Caraballo del poeta cumanés Andrés Eloy Blanco en los pasillos del Parque Central y finalizó en el Museo del Teclado con un montaje de cabaret en multimedia donde ella danzaba en medio de un striper simulado sobre una canción. En el equipo habíamos aprendido de Carlos el ejercicio de audio descripción que un voluntario o voluntaria aporta al invidente, hablándole acerca de lo que está sucediendo en determinado momento de su interés visual. Durante todo el performance, este acompañamiento lo realizaba el entonces participante Antonio Gil. No se escuchaban ni las respiraciones de los participantes durante el striper, cuando Antonio detuvo su audio descripción (algunos miembros del equipo dicen que estaba boquiabierto) y Carlos, con inquietud, le susurró varias veces: ¡Dime qué pasa! ¡Dime qué pasa!

Aprendimos de Carlos y él de nosotros y nosotras. Aprendió el Método CEPAP UNESR y le incorporó el Sistema Braille que hoy es un aporte a la educación venezolana. Los procesos educativos lo transformaron en un consecuente participante en eventos formativos de carácter educativo, organizativo, comunitario, político, gremial. Se transformó en un fortalecido educador en Braille para beneficio de las personas de su condición a quienes aprendió con la constancia que le caracterizó: fe, impulso y sabiduría. Siempre mostró el orgullo de haber conocido al comandante Hugo Chávez Frías quien promovió la aprobación del articulado constitucional que protege a las personas con discapacidad. Obtuvo la Licenciatura en Educación en el CEPAP UNESR, hecho sin precedentes. Al momento de recibir su título se le otorgó una ovación sentida que será difícil de olvidar. Se estaba tributando el justo homenaje a un esfuerzo increíble, de pueblo, realizado por un hombre sencillo, del pueblo, que supo demostrarnos fortalezas necesarias para el vivir en una condición posible de educarse y graduarse.

Hay seres humanos que viven un aprendizaje pronto, una experiencia rápida, un acontecimiento de vida ejemplarizante y dejan la sensación de que pudieron haber dado más de lo que lograron y dejaron, inclusive, se llega a pensar que su contribución se quedó trunca. Sin embargo, una creencia popular promulga desde oficios de la espiritualidad, la creencia de que esos seres humanos ofrecen esa experiencia para dejar al prójimo un ejemplo importante, un mensaje espiritual sublime a quienes compartieron su vivir, proveyendo en su marcha de claves importantes para la esperanza de la vida, la fe en el ser humano, la fortaleza de las luchas diarias y de lo porvenir. El prodigio está en lo que demostraron, en lo que dieron y dejaron. Este es el mensaje de Carlos Penagos: su lucha, su ejemplo, su enorme fortaleza, sus logros posibles de ver con nitidez, al adentrarse en la obscuridad donde encontró los aprendizajes para transitar su ejemplo. Y se le verá llegar con su talante de pueblo sabio, la vestimenta educativa que fortaleció en las universidades que el Chávez Pueblo le forjó, el bastón del Método de Proyectos que aprendió en la lid del entreayudarnos del maestro Simón Rodríguez, los lentes Braille que soñaron su graduación, la sonrisa chavista, el saludo andragógico. Imaginar su presencia imborrable en los pasillos del CEPAP UNESR, para siempre incansable en la memoria de nuestros corazones.