A Angela Davis
Cuando volteamos el reloj la
arena oculta el porvenir y cae
Sobre ella un pasado nos
mira transparente en vacuidad
Desiertos se devuelven sobre
la lluvia y secan recuerdos
Las dunas se anegan de
anhelos hasta donde se esconde el viento
El porvenir petrifica los
cristales del amanecer
¿Serán sortilegios desnudos
esos pasos en el silencio?
Luz y miradas son
imprescindibles a la sombra viva
Eco de un brillo mineral fue
su voz que trasladaba madera ardiendo
Jazmines de un galáctico jardín
sus manos saludando constelaciones
Acaso infinidad de fuentes
escritas manan de su corazón
Con manantiales antiguos sus
dedos recortan los cielos
Calma pensante luego de cataclismos
novedosos en asalto
Esos rostros que parecen
recién despiertos nunca durmieron
Tras aquella guitarra y
aquellas flores en los cabellos
Secretos sobre la grama que
pisó el pie del porvenir
Tras las chicharras anuncio
de niebla buena para un cambio de lunas
Llave de su infinito
monasterio la sonrisa
Gran celadora de sus caminos
la gratitud
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