martes, 20 de abril de 2021

ESPIRALARIO: VISIONES CUÁNTICAS PRECURSORAS DE OSCAR FERNANDEZ GALINDEZ

 

 



 

Una camada de escritores y escritoras se venían colocando desde la última década del siglo XX en la dimensión literaria de Venezuela, a través de espacios insurgentes e innovadores, signados por una autopoiesis dinamizadora de las relaciones culturales y comunitarias. Había en la mayoría un deseo de diferenciarse de prácticas de la cultura oficial institucional. En Talleres Literarios y otras micro utopías culturales fueron colocando diálogos e intercambiando metáforas al rompe y raja de una palabra otra.

 

El filósofo venezolano Oscar Fernández Galíndez forma parte de quienes dinamizaron dialógicas en estos escenarios para mostrar otras visiones y decir diferentes discursos. Merced a su trabajo de investigación en el tema de la complejidad y a su participación en el grupo Senderos Literarios de la ciudad de La Victoria, estado Aragua, surge una lectoescrituralidad vinculada a la metáfora poética integrada al campo de lo científico, filigranas creando enredaderas de un lenguaje vigoroso y, aunque impulsado hacia estratósferas elevadas por una visión cuántica, un ojo fractálico, también tienen hilos sutiles y contundentes asidos a la cotidianidad.


De esta alquimia nació la constelación de poemas bautizado por su autor como Espiralario, que tuvo la fortuna de ser publicado como poemario por la Cooperativa Editorial La Mancha en octubre del año 2009. Fueron en principio 300 ejemplares rodando entre amigos y amigas, saliendo cada tanto en voces del recital poético o tablao de conferencia literaria o catalejo del tema científico. Se dimensionó este enjambre de imágenes cósmicas, en la Colección La Buena Calle, espacio de edición de esa poesía viajera escondida entre murmullos y soliloquios de la gente, expresión de una ciudad de mil ciudades habitadas en los aposentos de cada quien y del nosotros y nosotras, cántico al vuelo de aves inquietas ante el momento vivido. Y como los libros tienen vida, la pequeña forma de Espiralario sabrá moverse entre volúmenes apiñados en mesas o formados en bibliotecas para romper el olvido.

 

ENTRE ESPIRALES TE VEAS

 

Vivir es escapar de lo que somos

para ser lo que no somos,

y escapar de nuevo a la eterna espiral

que llamamos vida.

O. F. G.

(Espiralario)

 

De inicio debemos enunciar la fuerza precursora puesta en la letra por Oscar Fernández Galíndez, tomando como referencia a la poesía venezolana, si es de nuestra consideración la complejidad como dimensión narrativa y esas incursiones en los multiversos cibernéticos y cuánticos logrados desde sus metáforas.

 

Analogía dialógica encontramos en el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal desde su Cántico Cósmico, extenso y hermoso trabajo dedicado a esos insondables mundos venidos de la noción del Big Bang, aunque Oscar –quien no cede terreno en incorporar en el viaje la preminencia de su cerebro- reúne un conjunto de experiencias literarias cuyo centro es la cotidianidad. Hay en su aporte poético una elevación, unida a un decir de esa realidad aparente que vivimos como crítica, razón de haber colocado el epígrafe como Espiralario. A este propósito su prologuista Juan Carlos Sotillo Meneses nos alumbra el camino:

 

Oscar; desde esos espirálicos universos nos grita, recurrente, que las cosas que amamos o las que odiamos o las que pasan o se detiene son más que amor u odio o pasar o detención, y que cada una mora en la otra, que cada otra justifica la primera, que somos recurrencia, nacimos desde lo reiterativo y los ciclos nos arman.

 

Nótese cómo el prologuista describe con habilidad lo recursivo, develando la pertenencia nuestra, inherente a la obra del poeta. La espiral es la geométrica de lo recursivo debido a la posibilidad de albergar la diversidad ontológica y la unidad regente en una misma visión. Es posible, en un punto de la espiral siempre cósmica (holograma), ver, percibir, sentirse intuir la diversidad incorporada al nos y a la unidad siendo. Tal vez se encuentra esta percepción en esta escogencia:

 

En un millón de mundos una esperanza de unidad

en un millón de esperanzas un encuentro solitario

en un millón de soledades la pluralidad

y en un millón de millones

una estrella que brilla como tú

(Galaxia Mundo)

 

Este numérico conjunto de versos desea abarcar una visión de la espiral cósmica e intenta describirla siendo lo que somos, al colocarnos en ese viaje hacia la humanidad, con la finalidad de desplegar una síntesis de la particularidad. En esa unidad narrativa es descrita una maravillosa ambivalencia, viajera de nuestro ojo a ese, apenas, universo de millones de millones de visiones y esa inmensidad viajando hacia nosotros y nosotras. Nos recuerda la película Contacto (Zemeckis, 1997) cuando al inicio estamos (sin darnos cuenta) flotando junto a todo el universo (millones), con nuestros ojos puestos en la Pacha Mama (soledad) y la toma se precipita al planeta, mientras se escucha paulatinamente a la Babel humana, hasta concluir en el ojo de una niña (Tú).

 

En un verso conmovedor del poema Galaxia Mundo, el poeta nos dice: El color de la esperanza es el color de las estrellas, demostración de la recurrencia a no dejar escapar la inmensidad hasta traerla hacia lo humano. Traerla y así obligarnos a ver eso más allá del prejuicio provocado por lo misterioso. Nos ofrece un primer y tierno vínculo genuinamente espiral, haciéndonos sentir en familia, constelados, en el disfrute posible de esas dimensiones generalmente dejadas a la religiosidad, las oraciones o los templos. El poeta nos abre el espacio cósmico como posible de ser visitado y dialogado, por fortuna desde la poesía, su poética.

 

EL COSMOS: UN ESPACIO PARA EL HUMOR

 

Importante sitio discursivo en Espiralario es el humor. Sabemos del poeta y su logro doctoral con una tesis acerca del humor. Hay en las páginas del poemario la evidencia de cómo lo encontró al observar las estrellas. La mirada del cosmos es sin lugar a dudas humorística porque tiene la paradoja acompañante de todo el poemario: lo sabido y desconocido, el ser y el no ser, lo humano y lo no humano (ambos no tienen por qué ser malos), la unidad y la diversidad, lo complejo y lo sencillo, lo mental y la espiritual, lo científico y lo cósmico.

 

Creamos al mundo que nos crea

en la eterna espiral

de la risa del cosmos.

(Galaxia Mundo)

 

Ríe también el cosmos porque es dialéctico en su elevada contradicción de tener el todo –tan estudiado por Stephen Hawkins- y la nada;


Dios es un muchacho infinito

que aprende de nuestros errores

(Rosa Neurótica)

 

ríe a su vez porque está colmado de sarcasmos ese cosmos visionario de nuestros desastres;

 

Risa callejera

te encuentro

sin buscarte

para casarme en tu aliento

(Risa del Cosmos)     

 

ríe porque el cinismo es su forma de absolutizarse en todas las realidades y ninguna:

 

Risa

te enfrentas

al agujero negro

que no es negro

ni la maxigravedad

puede contigo

(Risa del Cosmos)    


Uno de los logros hallados en Espiralario es la reivindicación de un cosmos desconocido, aunque muy conocido o dicho en chifladura: se trata de reconocer a un cosmos que ya nos conocía y no sabíamos que él sabía, por esto la visión amable y diferente de lo promocionado por la cultura occidental; lo misterioso como feo, prohibido y horrible (recordemos la visión de lo extraterrestre) emparentado con la muerte, diferente al poeta mostrándonos un cosmos sonriente, con sus misterios sonrientes y toda su inmensidad en risas. Un cosmos vinculado a la vida.

 

DE LA SONRISA AL MUNDO CIBERNÉTICO

 

Pensando de nuevo en cine, el escritor italiano Umberto Eco plantea en el móvil policial de su novela El Nombre de la Rosa, el misterio oculto en los crímenes de una abadía, motivados por un libro cuyo tema es la sonrisa de Jesucristo. Impresiona en la película de Annaud (1986) el hallazgo del móvil y la revelación del misterio porque se trata de un anciano sacerdote ciego, el motivador de tan trágica censura. Descubrir la sonrisa en Jesucristo era mortal. Una alcabala invidente.

 

La ética del perdón no existe

en 25 dimensiones paralelas.

el Dios transdisciplinario

de mi abuela

no entiende de códigos binarios.

(Rosa Cuántica)

 

El humor como mediador permanente en el diálogo entre cosmos y humanos-humanas, entre multiversos y unicidad, entre espíritu y cerebro erige la proximidad con el universo de lo cibernético. Es muy significativo cómo el poeta nunca abandona los recursos del diálogo en función de hacer valer una gramática en la metáfora dedicada a quien lee. Esa aproximación tiene mucho de la racionalidad habida en la complejidad y la transgresión poética habida en la racionalidad:

 

Imagen simbólica

traicionas la gramática

del desierto y conduces

los pasos diminutos

de un pasado incansable.

Espero de ti una coma

cualquier acento y

hasta una interrogación

pero nunca un punto y aparte.

(Rosa simbólica)

 

Hay en pasajes del poemario un sentido, crítico y versado de reconocimiento a la semiótica de la imagen como recurso de las nuevas tecnologías en tanto creadora de aproximaciones al lenguaje como esencia humana. Leer con este interesante señalamiento nos parece coherente con la visión integral del cosmos, reivindicadora de recursividades profundas en donde las imágenes comportan todo un universo de lenguajes probables.

 

Sólo la imagen supera

la pobreza sígnica

de una palabra

(Rosa simbólica)

 

He aquí la reverencia hecha por el poeta ante el poder de la imagen. Y su camino hacia la meca de la cibernética tiene como corcel el poder de poderes del siglo XXI. En sus metáforas el poeta procura elaborar imágenes con las palabras, a sabiendas de la debilidad ante la avalancha de imágenes impuestas por los medios tecnológicos de la comunicación y las pantallas.

 

DISTANCIAMIENTO DEL PATRIARCADO

 

Estos tiempos definitorios de la humanidad son de dimensionamiento de la complejidad como posible vía de hermanarnos con el cosmos y de reconocer el fin del patriarcado en tanto guía de un camino equivocado –digamos también, catastrófico- sostenido en la injusticia. No siendo una narrativa feminista, en Espiralario se dimensiona una poética de marcado reconocimiento femenino en armonía con el espacio masculino; incluso, reconocemos marcadas huellas taoístas en algunos signos y explícitamente el estado de ying y yang como fuerzas.

 

Dos claras visualidades son vertidas por el poeta al perpetuar la fuerza ying en sus versos y nuestra lectura; la primera está en la narrativa de las diez Rosas metafóricas merecedoras del ejercicio lectural y sensitivo. De la Rosa Verde a la Rosa Indígena va un homenaje a la poética venezolana desde el sui generis de una temática digna, vigente, multiversal. En este jardín lingüístico la centralidad ying la tiene el poema Rosa cibernética; aunque teniendo la carga científica en las definiciones, el poeta, mediante sensitivas metáforas, humaniza la relación literaria y hace humor del ejercicio ciber-amoroso, logrando narrativas donde lo femenino se honra puntualmente sin distanciarse de lo masculino (Tao). Otra recursividad hacia el cine nos permite establecer analogías de este poema con la película Her (Jonze, 2013), la motivación es el humorismo habido en un argumento amoroso entre un hombre y un ordenador (mujer):

 

¿Cómo se enamora

a una mujer

virtual? 

 

El poeta elabora una agradable y coherente cascada de palabras cayendo en el pozo de una metáfora poderosa, nada alejada de las exigencias de un amante con la pasión puesta en una ciber.

 

Reinicia

reformatea

reconfigura

revive

rearma

resiste.

Si de verdad

quieres que mis mensajes

entren en tu cuenta

dame espacio en tu buzón.

 

LA CUANTICA COMO POÉTICA POLÍTICA

 

A sabiendas de la cualidad política habida en todo lo humano, es el político e investigador costarricense Rolando Araya Monge quien, al escribir el libro Hacia el socialismo cuántico postula todo tema relacionado con la Física Cuántica como una dimensión política, narrativa encontrada con la misma intención en el poemario Espiralario.

 

Si el hallazgo científico supuesto en el pensamiento ancestral y en la fecunda existencia de los pueblos indígenas, centrado en la visión compleja y en los caminos de la Física Cuántica, ha de servir para algo, es para solucionar los problemas humanos, generar más conciencia de quiénes somos y tomar acciones a favor de una relación más armónica entre quienes vivimos en la Pacha Mama. Los indígenas han sabido por milenios de herencia lo que apenas desde el siglo XX es colocado por los físicos. 


Intensionadamente político es este fragmento final del poema Rosa indígena:


El indio desnudo

de comprensión

cansado de sufrir

la carga de la roca

de un idioma

que no habla con el viento.

Se esconde

en el verde refugio

de su herencia ancestral

y se convierte al claro oscuro

de un pasado en un presente

que reclama la presencia

de su magia.

 

El poeta asume su política desde el territorio de la irreverencia del lenguaje. La narrativa lo lleva y lo trae creando fractales en tiempo de tiempos. El más fecundo es el tiempo político.

 

La rebeldía de la rebeldía

hace de los constructores de sueños

ángeles y demonios

en sincronía con el tiempo

(…)

El tiempo no llega

Si el pensador sólo habita en la hoja

El tiempo no llega

si la hoja se resiste a pensar

El tiempo no llega

si el tiempo se hace trampa

El tiempo no llega

si la llegada no existe

El tiempo no es tiempo.

(Revolución apócrifa)

 

Aunque está allá también está aquí. La dinámica de su pensamiento no se excluye de cuanto pasa y su intento de acontecer es trascendente desde la letra viviente en Espiralario. El pensamiento complejo no es un pasaje a la moda académica, ni al veraneo cultural, ni a un folklorismo literario banal, ni a la politiquería transitoria, es más bien una aquiescencia para definirse con la otredad. Otros espacios lectoescriturales ha tenido el filósofo para dialogar esta dimensión, al sentido de una puerta abierta, ha trabajado loablemente espacios como complejidad, cuántica, relatividad, fractales, constituyendo una ofrenda al cosmos, sin perder de vista al humano-humana.

 

POR AHORA NADA MÁS POLÍTICO QUE EL TIEMPO DE LA ESPIRAL

 

Como todos los libros de la colección La Buena Calle, se pueden leer de un tirón, de allí lo bueno de la calle. Son como encontrarse a un amigo-amiga a quienes se les saluda con el sabor de la trascendencia de lo cotidiano. Así nos hemos reencontrado con Espiralario metido entre otros libros, flotando y asomándose como el sobreviviente de sueños satisfactorios. Entre los tirones dados al filo de la lectura, hemos creído oportuno dialogar con sus metáforas, ya compartidas en lecturas memorables y un sinfín de presentaciones. Dejamos al libro abierto, al poemario en alerta y al autor en una época sorprendente y necesitada de toda nuestra creatividad y sus letras activas y pendientes.

 

ESPIRAL

Sócrates, en Grecia, dijo su famosa frase: “Sólo sé que no sé nada”, mientras Lao Tse en China, dijo: “Es mejor nos saber que se sabe”

El Tao de la Física. Fritjof Capra.


Eterno retorno

del encuentro místico     

que trascienda la apariencia de la apariencia

doble hélice

heredera del cambio

misionera de transformaciones posibles

y

de colisiones sensibles

eres y no eres

en la explicación casi infinita de la armonía que existe.

Estamos creciendo en la continua

caída de los que intentamos ser.

 

Nos encontramos con el poeta y su poesía siempre en la espiral.

 

 


 




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