We will como back
Rómulo Betancourt
Cuando
el canadiense, analista en comunicaciones, Marshall McLuhan enunció su teoría
de “Aldea Global” en la década de los años 60 del siglo XX, estaba pronosticando
el destino de los hechos planetarios en vías de constituirse en una película
interminable al alcance de cualquiera en posesión de un ordenador y en tiempo
real. Hoy esta película infinita se repite hasta en los hechos más simples y
cotidianos.
Son
de antigua data las comparaciones establecidas entre los conflictos de Vietnam
y Afganistán en la historia de las confrontaciones bélicas del siglo XX. No son
dignas de ser consideradas novedad en las noticias del día, más que como remembranza
de unas claves discursivas para comprender los cambios históricos en épocas
diferentes.
Desde
la aparición de este país del Asia como centro de estallidos bélicos bajo la
mirada de las potencias protagonistas de la Guerra Fría, siempre se trazaron
rasgos análogos a los de la heroica resistencia del pueblo indochino. Estos
parangones fueron diseñados en los laboratorios de conspiración informativa
dirigidos por Estados Unidos (EEUU) a expensas del protagonismo de la extinta Unión
de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en el conflicto afgano.
Las
mismas escenas –como preparadas en una sección de producción cinematográfica-
suceden hoy en Kabul, la capital de Afganistán, tal y como ocurrieron en la
ciudad de Saigón medio siglo antes. Con el desespero en rostros y actitudes
paranoicas, cientos de occidentales aparecen asaltando helicópteros del
ejército gringo en Kabul, para escapar ante la llegada de los Talibán. Si se
hiciera una comparación visual veríamos poca diferencia.
¿Es
casual o planificada esta similitud visual? –sería bueno preguntamos. Y la
interrogación llega a hurgar los parecidos políticos a pesar de la diferencia
temporal: ¿Existen? De Vietnam podemos decir que luego de expulsar al invasor
colonial francés, el Vietcong terminó derrotando con extensa gloria al más
poderoso ejército de la tierra luego de una cruenta invasión; los marines
gringos fueron humillados política y militarmente con la debida amargura para los
sectores conservadores de su sociedad. Es de resaltar la estupenda batalla que
libraron las organizaciones antibelicistas a lo interno de EEUU como fuerza
consciente que terminó influyendo en el pueblo estadounidense. Cuando los
occidentales (buena parte soldados) guindaban de los helicópteros por tratar de
huir del Vietnam victorioso, colgaba de sus cananas una espantosa derrota.
¿Qué
derrota deambula en el aeropuerto de Kabul? Hoy se pueden ver en EEUU
manifestaciones de protesta por la retirada de los soldados gringos de
Afganistán. Todo tipo de agentes, la mayoría europeos y gringos, posa ante las
globales cámaras del mundo, respondiendo al terror inflado por la mediática
imperial. Escondidos guionistas estarán mirando las imágenes salidas de su
propia inventiva, con un licor en sus manos y una sonrisa en los rostros. Sus
amos gozarán nuevamente del show significante de la guerra en el siglo XXI desde
sus mansiones, al manejo de poderosas agencias financieras e ideológicas.
Porque Kabul no es Saigón, ni Afganistán es Vietnam aunque las manos opulentas de
los ricos del mundo están metidas en estos manejos.
El
filósofo alemán Carlos Marx dijo que la historia ocurre dos veces: la primera
vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa. Y en estos
momentos estamos ante la validación de tan importante idea. A la tragedia
vietnamita que sirvió a los gringos para aceitar su maquinaria bélica, generar
presupuestos multimillonarios a los fabricantes de armas y derivados, y debilitar
el avance del comunismo, le ha seguido la farsa afgana.
Una
de las fichas predilectas de los últimos 50 años de jugadas gringas en el fecundo
territorio del Medio Oriente ha sido Afganistán. Integrado por tribus cuyos
vestigios se encuentran entre los primeros pueblos agrarios, han tenido una
historia política muy apetecible al gendarme yanky porque su hoja
constitucional ha estado plagada de reinados, inestabilidades, traiciones
familiares, satrapías, con dificultades para una colonización estable y una
occidentalización desfavorable a los apetitos imperiales.
Aunque
en principio del siglo XIX sus bondades geoestratégicas hayan sido subestimadas
debido a la importancia cultural y política de países como Irak, Libia, Líbano,
Egipto, los yacimientos de minerales surcados en el subsuelo,
descubiertos en el siglo XX colocaron al Afganistán en la mira hegemónica, así
como su posición referente del islamismo en límites con India, Pakistán y otros
pequeños países del área.
El
primer país en marcar influencia decisiva sobre Afganistán fue la Unión de
Repúblicas Socialista Soviética URSS, quienes apoyaron varios gobiernos de
izquierda de tendencia socialista que pasaron por seria inestabilidad política
y social, hasta el punto de provocar una intervención militar (de aquí la
comparación más expedita con la guerra en Vietnam y la invasión de EEUU) con la
consecuencia del apoyo gringo a la resistencia antisoviética
encabezada por los Talibán bien armados con misiles, logrando derrotar
a los soviéticos, deponer al gobierno protegido y hacerse del poder.
Nos permitiremos hacer dos comparaciones con lo realizado por el gobierno Talibán, a saber: su efecto es similar al producido por Pol Pot y su genocida grupo Khmer Rouge en la República de Kampuchea que produjo un millón de muertos hasta la oportuna intervención de Vietnam. El segundo ejemplo, nos coloca en Venezuela, tal y como si fuésemos gobernados por delincuentes apoyados abiertamente, desde las fauces leoninas de quienes promueven el bloqueo económico y desean acabar con el gobierno del Presidente constitucional Nicolás Maduro Moros.
EEUU con la ayuda de los Talibán crearon la mentira del grupo Al Qaeda y el
liderazgo fantasmal del inventado Osama Bin Laden. Han sido el Eje del Mal
surgido del derrumbe de las Torres Gemelas (autoataque de fuerzas internas
gringas con la familia Bush como alta sospechosa); el entonces presidente George
W. Bush los amenazó con buscarlos hasta debajo de las piedras y nada les pasó.
Los
Talibán ayudaron a los gringos a transformar a Afganistán en el campo de entrenamiento de cuanto grupo
mercenario ha tenido actuación en los derrocamientos de los presidentes Sadam
Hussein de Irak, Muhamad Gadafi de Libia (caídas que han producido miseria,
esclavitud y refugiados para esos pueblos) y el acoso permanente al gobierno del
presidente Bashar Al Assad y al pueblo de Siria. Todo conviviendo con el
gobierno de EEUU con el disfraz de ocupación militar y resistencia interna.
La
ocupación de Afganistán por EEUU y el anterior repliegue del Talibán estuvo en
la agenda de Guerra Infinita tramada por la familia Bush desde la Casa Blanca
que desde 2001 declaró terroristas a todos los gobiernos no alineados con las
políticas gringas y a grupos y personas con ideas distintas a las promovidas
por el hegemón. Varios ciudadanos afganos fueron perseguidos, capturados y
confinados en prisiones europeas y en la cárcel de la llamada Base de
Guantánamo (ubicada en territorio usurpado a la República de Cuba) que sirvió
de modelo para torturar prisioneros, hechos público en las redes de la manera
más descarada. Se desconoce si miembros del grupo Talibán corrieron este
destino. Los voceros gringos siempre tuvieron el cuidado de delimitar con fino
bisturí político la figura de Bin Laden del grupo Talibán, aunque no negaron vínculos.
Asombra
que el ejército de EEUU salga de Afganistán y deje el terreno libre a sus más temidos
adversarios, quienes fueron considerados los más rabiosos enemigos de la
libertad. Parecen abiertas las puertas de un sainete bélico internacional para
ser mirado con mucho cuidado, pues pudiera estar pre-escrito con mentira, manipulación
y agresión contra los pueblos.
¿Qué buscaría EEUU con su salida de Afganistán?
EEUU
busca irse para quedarse; gran negocio de los imperios. Se queda para asegurar
la negociación de diez mil toneladas de opio que representa el 95 % de la
producción a nivel mundial; droga de alta estimación entre los traficantes
humanos que infectan la salud de la Pacha Mama y son los socios más fieles y
poderosos de las políticas bélicas de EEUU. Nada se discute en política en el
mundo opulento sin consultar a los barones de la droga. En Afganistán ningún gobierno
será revolucionario ni antimperialista mientras no erradique estas guerras de intereses capitalistas que aderezan manipulando con la paz.
Sin
discutir sobre derrotas, el gobierno de Joe Biden busca promoverse como una
gestión pacifista que desea dialogar con los Talibán y otras fuerzas de Afganistán,
aún al costo de la opinión política y pública de EEUU quienes siempre han
formado parte del sainete. Además de continuar la ingerencia agresiva contra
países como Cuba y Venezuela.
Los
Talibán siempre cumplirán su tarea de desprestigio de la religión del Islam. Al
profesar, promover e imponer en Afganistán una versión del Corán desquiciante y
malévola, serán impulsados con mucha amplitud por las redes, no como los
monstruos del pasado, sino como ejemplo de gobernabilidad. Lamentablemente las voces
de las organizaciones de derechos humanos serán parte del coro.
Con
los Talibán en el poder, EEUU continuará sus tratos encubiertos en Afganistán para
garantizar el entrenamiento de fuerzas mercenarias y así abastecer su política
intervencionista y agresiva en el área y en la Pacha Mama de mano de obra matarife.
Con
el apoyo de la Comunidad Europea y EEUU, los Talibán se desplegarán como una
poderosa fuerza interna, capaz de intervenir contra países hostigados por los gringos como la República de Irán, así como atizar conflictos entre India y
Pakistán, provocar a China y Rusia, continuar el apoyo al sionismo israelí en su definitivo
despojo contra Palestina.
EEUU
busca acrecentar el gran negocio de la PAZ, tan productivo como el de la
guerra. Persigue hacerse de una dialéctica entre Guerra y Paz que le permita
seguir imperando como gendarme del post capitalismo, bajo un manto protector supremacista.
Cuenta para esta finalidad con un aparato tecnológico de control de las
sociedades con un poder inimaginable.
En
el destructivo teatro de las guerras del siglo XXI ya los Talibán cumplieron su
trabajo como enemigos y ahora les corresponderá gobernar un país destruido,
siendo amigos abiertos de quienes los han apoyado en todas sus tropelías de forma encubierta. Queda
a los pueblos la eterna tarea de continuar sus luchas libertarias para sanar a la Pacha Mama de la
pandemia capitalista, el verdadero y gran mal de la humanidad.
TU ANALISIS COINCIDE EN GRAN PARTE CON MI VISION DE LO QUE OCURRE EN AFGANISTAN. PERO AGREGO, QUE TAMBIEN LOS TALIBANES SERIAN USADOS PARA ESTORBAR A LA RUTA DE LA SEDA DE CHINA. ESA ES LA PPAL RAZON DESPUES DE GARANTIZARSE EL SUMINISTRO DE HEROINA Y HACHIS PARA EL SISTEMA ECONOMICO DECADENTE SION-IMPERIAL YANQUIU-EUROPEO. DIGO EUROPEO, POR QUE EUROPA TAMBIEN COGE COLA EN EL NARCO NEGOCIO TANTO DE HEROINA, ANFETAMINAS COMO COCAINA DE NARCOLOMBIA.
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