domingo, 5 de septiembre de 2021

EMMANUEL MARTINEZ “MANOLIN”: LA BONDAD ES REVOLUCIONARIA

 


 



La rebelión no es posible sin la inocencia. Se rebelan solamente los niños y los ángeles. La malicia no se rebela nunca.

CESAR VALLEJO

 

 

Siendo Presidente, el Comandante Hugo Chávez Frías fue entrevistado en la ciudad de Guadalajara, México durante un evento de importancia regional y entre la conversa la periodista le preguntó: “¿Cómo entiende usted la Unidad Latinoamericana?” Y el nuestro comenzó aportando con otras preguntas: “¿Tú sabes lo que significa la palabra Pana? ¿Tú sabes lo que es ser Panas?” Y por ahí fue hilvanado su genial y contundente respuesta. Porque panas nos estamos entendiendo en Venezuela desde nuestras luchas por realizar transformaciones sociales profundas de la sociedad en beneficio del pueblo que somos. Panas tuvo la guerrilla de los años 60 del siglo XX. Panas han militado en los movimientos obrero, campesino, estudiantil. Panas han sido quienes combatieron al asesino Pacto de Punto Fijo durante 40 años resguardando su identidad en organizaciones heroicas. Pana ha resultado ser el Libertador Simón Bolívar. La palabra Pana surge del pueblo y se le dedica a la relación de amistad infranqueable, a quienes estarán allí a todo riesgo compartiendo alegrías y tristezas, comiendo las verdes y las maduras. Manolín siempre fue un Pana.

Lo conocimos en su lar de Catia, participando desde muchacho en iniciativas sociales promovidas para avanzar los procesos. Hijo de una familia evangélica –de allí su nombre Enmanuel- aprendió en ese seno el valor de la bondad integrada a la solidaridad. De sonrisa permanente y franca, hablar rápido y preciso, accionar inmediato y eficiente, participación solidaria y vehemente, Manolín comprendió muy pronto la importancia de formarse políticamente con el fin de alejar y comprender los flagelos sociales que afectan al pueblo, así como hacer cada vez más efectiva la incidencia crítica de su militancia en la búsqueda de los iguales, con el fin de fortalecer toda tentativa de unidad de los revolucionarios y revolucionarias. Cabe destacar su incursión en proyectos donde pudiera fortalecer el aprendizaje de experiencias personales y sus sabidurías.

Desde finales de las décadas de los años 70 del siglo XX, la calle venezolana ansiosa de victorias populares y llena de riesgos por la represión adecopeyana en contra del pueblo, conoció la permanencia de Manolín en muchos escenarios sociales. Desde unirse a las campañas culturales en la promoción del cantor de la voz del pueblo Alí Primera y demás grupos de artistas insurgentes, del cual se convirtió en su más fiel promotor, hasta su adhesión a toda causa social y revolucionaria en Venezuela y el Abya Yala. Los hermanos en lucha de Nicaragua y El Salvador tuvieron en su posición política constante y permanente su más prístina voz. De participaciones como la suya se llenó cada rincón de la Patria venezolana, cuestión que significó la nutriente esencial para el piso político que se fue fortaleciendo a partir de 1989, con el punto de crucial en 1992 y la gran victoria democrática en 1998.

Cuando el pueblo venezolano lleva a la Presidencia de Venezuela al Comandante Hugo Chávez Frías, Manolín se encuentra en plena madurez política. Su experiencia participativa le permitió integrarse a las diferentes iniciativas surgidas de la conmoción y ebullición social producida. Sus saberes como diseñador gráfico y editor de publicaciones le permitieron constituirse en Escuela para muchos jóvenes ávidos de integrarse al proceso bolivariano. Con propiedad podemos nombrarlo como un comunicador social formado desde el mismo ámbito de las luchas sociales. Dirigió periódicos y coordinó iniciativas institucionales cuya efectividad y éxito se vieron reflejadas desde los mismos primeros años de gestión del gobierno del Comandante Chávez, materializada en las victorias populares del 13 de abril de 2002, contra el sabotaje petrolero y en la consolidación del proceso bolivariano. Allí, como militante del pueblo, sentó cátedra en la calle contra los reaccionarios y enemigos de los procesos de transformación social.

Lo que podamos estar en estos momentos rasguñando al imperio capitalista a dentelladas secas y calientes (Miguel Hernández) y a los cipayos de turno, se lo debemos a seres humanos bondadosos, tenaces y conscientes como Emanuel Martínez “Manolín”. Aunque era capaz del discurso elocuente y agitador de multitudes, lo encontrábamos siempre (y sobre todo) en la discreta solidaridad del día; esa de la ayuda para un pasaje, de la vaca para nutrir la reunión, del consejo militante, del acompañamiento frente al dolor represivo, de compartir la pena ante la pérdida revolucionaria, de estar con el pueblo siendo el pueblo mismo. Toda esta experiencia invalorable e irrepetible de este camarada se integra a la organicidad soñada por el filósofo comunista Antonio Gramsci desde la cárcel donde escribió sus obras. Ser ejemplo para quienes tuvimos la satisfacción de compartir los escenarios de lucha con su terco accionar, le correspondió con la sencillez y el poder personal de haberse constituido en un militante orgánico de alta talla, sin dejar de ser ese amigo sencillo con el que se podía tomar un café y conversar todo lo humana que puede ser la vida.

A pocos meses de su sorpresivo cambio de plano nos queda –además del dolor- la constatación de la esperanza puesta en personas excepcionales, que siendo tales, no dejan de ser mayoría en los procesos revolucionarios. Los hemos visto y vemos ya naciendo, creciendo y fortaleciéndose en el fragor de las jornadas actuales con la mirada ansiosa de participación en las nuevas experiencias políticas y la necesidad de conocer la trascendente historia de militantes como el que hoy gravita grandioso en nuestra memoria. Haber conocido y militado con Manolín en la elaboración de la aspirina del tamaño del sol contra el dolor de cabeza que es el capitalismo (Roque Dalton) nos llena de orgullo y nos confirma que la revolución sigue siendo posible porque la asisten militantes que jamás claudicaron en su bondad, solidaridad, arrojo, criticidad, calidad revolucionaria en beneficio de los pueblos.

 



5 comentarios:

  1. Qué bello homenaje, Oscar! Muy merecido... Manolín y tú son de esas caras que jamás se me olvidarán, siempre presentes en mi infancia como hija de ñángaras caraqueños... jeje. Un fuerte abrazo!

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  2. Crecimos juntos. Era mi novio bello de adolescentes. La vida nos ponía en peligro y salia Manolin como un superheroe. Amigo de mi alma. Siempre en mi corazón. Nunca estará ausente. Oscar te abrazo a ti también en la distancia. Ines y pelón.

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  4. Hola, es Marina, la compañera de vida de Manolin (30 años) fueron suficientes para amarlo. Me gustaría recibieras el periódico alternativo ¡EpaParroquia! de su creación desde enero 2002. Se le sacó la edición del pasado mes de octubre 2021 dedicado a él.

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  5. Qué hermosa lectura dedicada a Manolin, me llena encontrar a panas que lo quisieron!

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