Conocedores de las tendencias políticas radicales del
poeta, panas vinculados a las organizaciones del pueblo y al movimiento
popular, organizaron una actividad en el año 1995, alrededor de un espacio de
participación política llamado Los Factores de La Yaguara, contexto nacido
luego de los sucesos del 27 de febrero de 1989, donde había participado el
poeta malogrado. Allí hacían vida organizativa compañeros vinculados al medio
obrero, sindical, gremial, profesionales y técnicos, cultural, estudiantil y se
planteaban desafíos a las políticas gubernamentales de entonces. En dicha
actividad, entre cantos y poesías, compañeros y compañeras facilitaron un
espacio con metódicas de educación popular, donde dialogaron preguntas
generadoras para aproximarse a las motivaciones que llevaron al poeta a
escribir aquel misterioso texto y llegaron a la conclusión de que la
revolución nos estaba montando cacho con el neoliberalismo. Por tal
motivo, soñadores como eran, se comprometieron a redoblar esfuerzos por luchar
bajo las consignas y referentes revolucionarios, para regresar la revolución al
seno del pueblo. Recordemos que apenas seis años antes había caído el Muro de
Berlín y ante este suceso, los jerarcas del Fondo Monetario Internacional
habían gritado brazos al aire y tomados de las manos: “¡Perdieron los Pobres!”
y uno de sus analistas (Francis Fukuyama) decretaba el supuesto “Fin de la
Historia”.
Quienes conocimos al poeta referido, supimos de sus
planteamientos políticos innovadores, en un esfuerzo por colocar en las luchas
sociales de las izquierdas, nuevos sentidos y nuevos imaginarios que
acompañaran a los referentes tradicionales y fortalecieran ideas genuinas,
íntimamente relacionadas con los pueblos latinoamericanos, dejando atrás los
obsoletos referentes eurocéntricos que ya no nos servían y estaban siendo
barridos por el neoliberalismo. Además del valorable aporte político, se
trataba de una importante incorporación de dimensión cultural.
Para analizar aquel poema sumido en el secreto y la
incertidumbre, había que pasearse por varias dimensiones de la subjetividad
popular que nos permitieran desplegar nuevos sentidos. La primera de estas
dimensiones trata del “cacho amoroso”: incómoda categoría de colocar en el
rígido lenguaje político tradicional de la izquierda. La segunda dimensión nos
lleva a visualizar a la revolución como una mujer. Y la tercera nos obliga a
desplegarnos desde una perspectiva histórica muy dinámica del lenguaje, para la
construcción de sentidos y el advenimiento de nuevos referentes.
El análisis del “cacho amoroso” es enteramente de la
cultura popular y de este sentido (ahora político) saben en cualquier contexto
humano de toda comunidad, donde se habla abiertamente y se le conocen sus
incidencias; también versado y argumentado en la mitología antigua, las
religiones, la música popular, el cine, el folletín y mucha literatura. Desde
la llamada antigüedad, al “cacho” se le relaciona con la traición sexual de la
mujer y su posterior condena. Las siguientes dos anécdotas pueden hacer
comprensible la analogía de este aspecto: desde la dimensión mitológica griega
se dice que el Dios Mercurio sedujo a Penélope, mujer de Ulises, mientras éste
anduvo en uno de sus viajes. De esta relación nació Pan, con un par de cuernos
en la frente, quien luego fue Dios de las fiestas, la música y la libación.
Otra historia cuenta de un pintor que antes de emprender algún viaje, dibujaba
debajo del ombligo de su esposa la imagen de un ciervo. En un viaje de dos
años, el pintor encontró que su esposa tenía dibujada, debajo de su ombligo, la
imagen de un carnero (ella había tenido relaciones íntimas con otro pintor) y
como explicación, la mujer dijo al marido que en tanto tiempo el ciervo se
había transformado. Estas anécdotas marcadas por la visión patriarcal, dicen
del machismo con el cual se han conformado las sociedades occidentales, donde
se condena la imagen y participación de la mujer. Sin embargo, hoy en día, el
cacho amoroso se adjudica por igual a ambos sexos, aunque persiste la condena mayor
cuando la mujer es la sujeta. En el caso que nos ocupa, se necesita abstraerlo
del rígido lenguaje político de las izquierdas, por lo general académico, de
manera tal que surjan vínculos con la revolución para provocar el aporte.
Encontramos que el cacho no es una traición. Se trata más bien de un cambio
de rumbo. Como el cacho es entre dos, porque la tercera dimensión puede no
ser necesariamente una persona concreta, uno de los dos decide “irse” de la
relación. Quien queda con el cacho, manifiesta un conjunto de sentimientos
contraproducentes que le causan desasosiego, desolación, tristeza que reunidos
producen ese estado excepcional que los latinoamericanos conocemos con el
nombre de “despecho”.
La segunda dimensión es esencial para comprender mucho
más la anterior. Se trata de imaginar que la revolución es una “mujer”. Para
provocar esto, debemos irnos de nuevo a la historia. De las más significativas
revoluciones occidentales está la rebelión jefaturada por el esclavo Espartaco,
ocurrida 73 años antes de Cristo y que puso en peligro al poderoso imperio
romano. El símbolo de esta emancipación fue masculino, dada la fuerte
influencia patriarcal habida en las sociedades de la época. A los frentes de
guerra creados por Espartaco y sus héroes los apoyaba el símbolo del SOL. Uno
de los biógrafos del Líder tracio, el intelectual húngaro Arthur Kostler,
escribe acerca de la creación del sitio sagrado de aquella revolución, la cual
llamaron: LA CIUDAD DEL SOL. Esta fue una de las primeras rebeliones
occidentales producidas enteramente por los últimos y más sufridos seres
humanos de las sociedades: los esclavos.
Los ejércitos de Espartaco fueron traicionados y derrotados, no sin antes
producir al imperio romano implacables derrotas y un enorme susto, aunque sus
senadores se encontraban ya en plena decadencia. Aquella genuina revolución de
signo masculino, terminó yéndose con el cristianismo.
Quizás la más bella metáfora femenina habida en una
revolución occidental la produce la estupenda Revolución de Octubre de 1917,
liderada por Lenín, el partido Bolchevique y el proyecto de los Soviet. Aquella
Revolución eleva el símbolo de La Madre como imaginario y sentido de sus
partidarios. Tres son las aristas de esta dimensión femenina: la primera es el
sagrado símbolo que significan las madres para la cultura rusa, realizado en
(lo que es la segunda dimensión) la Muñeca Matriuska, juguete donde se
despliega una mujer de mujeres inmanentes, como ejemplo de la recursividad que
hoy se estudia en el llamado paradigma de la complejidad; y la tercera
dimensión la produce el legendario escritor ruso Maxim Gorki con su novela LA
MADRE que se convirtió en un símbolo para todas las revoluciones porvenir y un
homenaje a la participación activa de la mujer. Además, esta Revolución
inolvidable tiene un aporte cultural adicional en la canción NATHALIE compuesta
por el francés Gilbert Becaud, cuya fuerza lírica nos aproxima a los referentes
de aquella revolución del occidente más oriental de Europa y que fue versionada
para Latinoamérica por el grupo chileno Hermanos Arriagada, con una tesitura
lírica y armónica formidable. El máximo inspirador de la Revolución de Octubre
(Karl Marx) dedujo que toda realidad es paradójica, queriendo decir que toda realidad
puede producir su propia contradicción. Luego de 72 años la Gran Revolución
Soviética terminó yéndose con el neoliberalismo. A todas éstas, los líderes de
las izquierdas latinoamericanas, salvo contadas excepciones, siempre vivieron
de lo ocurrido en Europa. Miraron poco hacia sus propias realidades con
esfuerzos independientes. Sus reflexiones siempre estuvieron subordinadas a la
cultura fragmentada que se producía en aquel norte agotado. Todos los símbolos
culturales de aquellos movimientos de izquierdas de las europas fueron
adoptados en esta Latinoamérica, con lamentable subordinación.
EL EPICENTRO ESTA EN LA REVOLUCION MEXICANA
«Si quieres ser ave, vuela, si quieres
ser gusano, arrástrate, pero no grites cuando te aplasten».
Emiliano Zapata
Una de las revoluciones nuestramericanas que se atrevió a
mirar hacia adentro con osadía y heroísmo sin par, fue la Revolución Mexicana
de 1910. Es de hacer notar que su irrupción ocurrió siete años antes que la
Revolución de Octubre y sus marcas de clase social fueron tan importantes como
la insurrección rusa. Tildada con subestimación de “revolución burguesa”,
“revolución agrarista” la rebelión campesina contra el dictador Porfirio Díaz,
produjo el símbolo femenino por excelencia que nos aproxima al “cacho” referido
por el poeta Rivera con suprema metáfora. Se trata de la canción anónima LA
ADELITA.
La canción La Adelita es un corrido mexicano que tiene su
origen en el genuino irrumpir insurreccional del campesinado mexicano. Es muy
bueno saber que aquellos corridos mexicanos fueron cantos de naturaleza
subversiva, compuestos en el fragor de la contienda, que sirvieron de medio de
comunicación al campesinado (por lo general) en condición de analfabetismo,
para enterarlos de la situación de la guerra. También es importante reconocer
que esta tradición musical dedicada a las insurrecciones de nuestros pueblos
aún no ha concluido. Durante las guerrillas de Guatemala, Nicaragua y Salvador
en los años 60, 70 y 80 del siglo XX, muchos cantores y grupos musicales
rindieron sus esfuerzos cultores conspirativos para enriquecer las luchas
populares, con el mismo aliento que surgió de corridos como Adelita. Esta
canción ha estado amenazada por la nefasta mitología del sistema imperante, al
querer sacarla de la leyenda popular y colocarle un autor, el cual tal vez
tuvo. Por fortuna, ha podido más la visión popular que ha transformado a La
Adelita en metáfora elevada de la Revolución Mexicana. Y el corrido mexicano
dedicado a su memoria es tajante y claro al referir en su letra de los peligros
que se cernían sobre aquel proceso, donde se advierte que la Revolución
(Adelita) se fuera con otro.
La Adelita
Y si Adelita se fuera con
otro,
la seguiría por tierra y por mar
si por mar en un buque de guerra,
si por tierra en un tren militar,…
la seguiría por tierra y por mar
si por mar en un buque de guerra,
si por tierra en un tren militar,…
Este brillante estribillo devela la noción de revolución permanente que llama al
pueblo a la RESISTENCIA. Este es un llamado a buscar a la Adelita para
resistir, permanecer, perseverar militarmente. Es un llamado guerrero. Sabido
es de la extraordinaria participación de “las adelitas” como generalas de la
Revolución, acto sin precedentes en el mundo. Estas mujeres tomaron las armas y
se ganaron el respeto en el campo militar insurreccional. Hicieron del frente
de guerra un heroico contexto de ternura y autoridad. Estos sentimientos se
resumen en el amor que tienen los soldados por la revolución armada, que es el
mismo amor que se profesa por la tierra, la esposa, la madre, la hermana, la
patria.
En lo alto de una abrupta
serranía,
acampado se encontraba un regimiento
y una moza que valiente los seguía,
locamente enamorada del sargento
acampado se encontraba un regimiento
y una moza que valiente los seguía,
locamente enamorada del sargento
Popular entre la tropa era
Adelita,
la mujer que el sargento idolatraba
que además de ser valiente era bonita
que hasta el mismo coronel la respetaba
la mujer que el sargento idolatraba
que además de ser valiente era bonita
que hasta el mismo coronel la respetaba
Y si Adelita se fuera con
otro…
El amor entre la Revolución y el combatiente es mutuo:
ambos se van necesitando. Este amor se despliega en medio de las luchas
sociales y se fortalece con la acción armada, se hace intenso, pasional,
abrazador en la batalla y en la guerra que lo unifica con los intereses del
pueblo. El levantamiento armado mexicano de 1910 es uno de los actos de amor
más deslumbrantes que pueblo alguno haya producido en sociedades en
beligerancia. Se conforma justo 100 años después del grito de independencia de
Venezuela, y produjo valores importantes para las luchas de otros pueblos.
Además, la Revolución se desencadena como proceso, apoyado en un despliegue
tecnológico donde destaca el perfeccionamiento de la fotografía, la irrupción
de las artes plásticas a través de los carteles o afiches y el surgimiento del
cine. El aporte estético que ofrece la revolución azteca a los procesos
políticos del mundo es genuino y original, anterior al bolchevismo ruso. Hay
una estética revolucionaria que fundan estos guerreros del norte
latinoamericano donde una ética libertaria conjuga la valentía y belleza de las
Adelitas.
Una noche que la escolta
regresaba
conduciendo entre sus filas al sargento
con la voz de una mujer que sollozaba,
la plegaria se escucho en el campamento
conduciendo entre sus filas al sargento
con la voz de una mujer que sollozaba,
la plegaria se escucho en el campamento
Al oírla el sargento temeroso
de perder para siempre a su adorada
ocultando su emoción bajo el embozo
a su amada le canto de esta manera
ocultando su emoción bajo el embozo
a su amada le canto de esta manera
Y si Adelita se fuera con
otro…
Sólo la subestimación que han tenido muchos políticos
latinoamericanos por sus propios procesos hace que se soslaye la importancia
vital que tuvo la Revolución Mexicana para el mundo. Además de fortalecer una
territorialidad interna para establecer vínculos geopolíticos, contribuir con
la creación y consolidación de Frentes Antifascistas, recibir a refugiados que
produjo la II Guerra Mundial, ser catapulta de muchos procesos en el
Continente, el acerbo que ofrece a la cultura latinoamericana se pierde de vista.
La fuerza con que se desplegó la Revolución Mexicana alcanzó a todos nuestros
pueblos incluso a España. Lenguajes, postulados, vínculos, música, bailes y
hasta modas dejó el impetuoso trotar de los soldados a caballo que cabalgaron
sobre las candelas encendidas por los generales Zapata y Villa y todo un
campesinado insurgente que se negó a bajar la cabeza, con las Adelitas como
jefas supremas.
Y después que terminó la
cruel batalla y
la tropa regreso a su campamento
Por las bajas que causara la metralla
muy diezmado se encontraba el regimiento
la tropa regreso a su campamento
Por las bajas que causara la metralla
muy diezmado se encontraba el regimiento
Del sargento recordando sus quereres,
los soldados que volvían de la sierra
ofreciéndole su amor a las mujeres
entonaban este himno de la guerra
Y si Adelita se fuera con
otro…
Producto del México insurgente de 1910 son el primer
proceso de nacionalización petrolera del Continente durante el gobierno del
Tata Lázaro Cárdenas: el desarrollo de una cinematografía propia; la protección
de políticos del mundo tales como León Trosky, el Che Guevara, Fidel Castro y
la salida del barco Gramma que dio empuje decisivo a la Revolución Cubana. No
pocas veces desde México, los enamorados de la Adelita la han seguido con
anhelos libertarios para que no se vaya con otro. Ferviente admirador de la
Revolución y de la cultura mexicana, el poeta Miguel Rivera tuvo suficiente
bastimento en esta canción insurgente, como para crear en su poema, las ideas
originales que advirtieran a nuestras revoluciones.
Las luchas independentistas del siglo XIX tienen la
participación de la mujer como bastión clarividente de insurgencias y afectos.
La ecuatoriana Manuela Sáenz supo hacerse coronela de los ejércitos
libertadores de América en los frentes del amor y la batalla. La cubana Mariana
Grajales sentó su leyenda de mujer brava y tierna. Ambas fueron ejemplo del
continente. Sin embargo, el significado de La Adelita tiene un poder colectivo
que subvierte de feminidad a todo nuestro SUR en el siglo XX y se alimenta de
subjetividades como del influjo positivista del personaje Doña Bárbara del
escritor venezolano Rómulo Gallegos, llevada al cine por vez primera en México
y erige la imagen de la actriz María Felix como diva de varias generaciones.
Además, ofrece fuerza y pasión al surgimiento populista de Eva Perón en la
Argentina de los años 50, figura mítica y embalsamada que oxigena el contenido
socialdemócrata del llamado peronismo.
Como revolución, la Adelita nos aprende la importancia de
cuidar el proceso político transformador. Este canto coloca a los ojos del
pueblo en la advertencia de los factores perniciosos que rodean a las
revoluciones, tendiendo a pervertirlas y a alejarlas de sus objetivos
populares. Ese pueblo insurgente de mirada crítica y acerbo campesino, observa
cómo el burócrata, el clientelista, el corrupto, zamurean a la revolución para
que se aleje del pueblo y tome rumbos frustrantes y decadentes. Esto no sucede
jamás, porque pueblo y revolución son unidad, aunque sí llegan a imponerse
engañosos gobiernos demagógicos o dictaduras factuales que mediatizan o reprimen
las aspiraciones políticas de los pueblos. De tiempo en tiempo, el pueblo
mexicano ha seguido a la Adelita con el barco de guerra y el tren militar en
demostraciones guerrilleras como las de Guerrero y Chiapas. Y así, cuando las
revoluciones tienden a cambiar de rumbo, los pueblos las siguen para que
regresen por sus objetivos originales.
6D: ¿SERÁ QUE LA REVOLUCION BOLIVARIANA SE VA CON OTRO?
En las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de
2015 en Venezuela, vimos cómo la Revolución Bolivariana miró hacia otro lado partidista.
Detrás de la sorpresa que experimentó la militancia chavista, al haber perdido
de manera tan contundente estas elecciones, está el fundado temor de torcer su
rumbo hacia el fascismo. Cuando la doctora Tibisay Lucena terminó de leer los
resultados de aquellas elecciones, el título del texto del poeta Rivera nos
asaltó de inmediato: “¡La Revolución nos está montando cacho!”. ¿Por qué la
Revolución Bolivariana se está yendo con otro? Quienes sufren el despecho por
perder a la otra persona, comienzan a preguntarse por lo que ha hecho o no para
que tal abandono suceda. Cientos de canciones del género bolero y otros tantos
poemas referencian este hecho, auténticamente político, donde el despechado
busca en su recuerdo y en sus actitudes las razones de tal abandono. Aunque es
la metáfora del cantor Alí Primera en su pieza: Sangueo para el Regreso, quien
advierte acerca del maltrato que recibe la Patria y que interpretando su
sentido, podemos encontrar que fue la causa por la cual desapareció la IV República
de las manos de los adecos y provocó el regreso del Libertador Simón Bolívar y
la Revolución a las luchas populares:
Se fue Bolívar ayer
pero hoy viene de
regreso …
dicen que viene a
caballo
pero trae en la
gualdrapa
un arsenal de cariño
para
sembrar en la Patria
la Patria es una
mujer
y el regresó para
amarla
contra los que se
desvelan
tan sólo por
disfrutarla
y en vez de darle
caricias
lo que hacen es
manosearla.
Ali Primera
¡Caben las preguntas! Quiénes formamos parte del proceso
chavista y hemos colocado nuestros esfuerzos del lado de la Revolución
Bolivariana ¿Estamos fortaleciendo a la Patria y a la Revolución con nuestras
acciones? ¿Acariciamos como Bolívar o manoseamos como los adecos, a la Patria?
¿Por qué la Revolución Bolivariana que dio sus primeras luces el 27 de febrero
89, se vislumbró posible el 4 de febrero 92 y comenzó a hacerse imbatible desde
el 6 de diciembre de 1998, hoy quiere irse con otro? Cualquier pregunta
referida a esta dimensión de nuestra política, tiene que hacerse desde una
clara visión cultural que el proceso revolucionario bolivariano parece no
tener. La Revolución Bolivariana tuvo en el comandante Hugo Chávez Frías su
máximo cultor. Él declaró que este proceso político tenía rostro de mujer. Esto
no había sucedido en ningún proceso político venezolano anterior, en los cuales
todos los Presidentes han sido semióticamente rígidos (salvo la grata impresión
ciudadana que dejó el general Isaías Medina Angarita). Chávez tuvo siempre una
expresión dinámica, viva, integral-integradora, rizomática, compleja del hecho
político a través de la dimensión cultural. Su vasta cultura, su extenso
conocimiento de la capacidad cultora del pueblo le permitió integrar sus
potencialidades como líder, labrar su proximidad como político popular, afinar
la mirada hacia el proceso del cual era protagonista y enamorar a la Revolución
para el pueblo desde la participación de la mujer. Culturalmente, Chávez
conocía a la perfección los referentes revolucionarios y las graves debilidades
culturales de los enemigos del pueblo. El líder bolivariano siempre supo que el
proyecto político nacido con el PND y configurado en el Pacto de Barranquilla
perdió su fuente cultural con la muerte del poeta Andrés Eloy Blanco en 1954,
en México. De allí que toda la membrecía partidaria de la IV República tenga
graves vacíos culturales y si logró mantenerse en el poder durante 40 años fue
por obra del engaño y la represión. Muestra de esto son las dos piezas
magistrales que debió escribir el intelectual Venezolano Miguel Otero Silva
para justificar ante el Congreso la apertura de una oficina cultural llamada
INCIBA.
Sabemos de las devastadoras consecuencias que trajo
consigo la temprana siembra del comandante Chávez, sin embargo, donde más se
siente su grave ausencia es en la dimensión cultural. Todo el peso cultor de la
Revolución Bolivariana reposaba sobre sus hombros y su extraordinaria habilidad
educativa. Hasta ahora es difícil explicar, desde los inicios del proceso que
libramos, cómo el presidente Chávez dejó en manos de un eurocéntrico, (cuya
supina ineptitud aún tiene mucha influencia) el destino institucional de los
proyectos culturales de Venezuela. Esta desafortunada decisión forma parte
esencial del cacho que nos está montando nuestra revolución. Contrariando al
supremo cultor César Rengifo, no hemos podido dimensionar un proyecto cultural
del pueblo para la Revolución Bolivariana y esto nos impide ver a la Revolución
en su más extensa posibilidad. Sin la participación de la transparente visión
cultural, los procesos políticos revolucionarios se ven con la lente turbia de
las burocracias y los empirismos oportunistas.
Los artistas del pueblo revelan a los procesos políticos
el necesario sentido crítico que advierte a tiempo cuando están afectados o
enfermos. La canción de un cantor, la obra de teatro militante y crítica, el
mural de un pueblo artista de la plástica, el texto de un poeta bien pueden
revelarnos la sensibilidad que permite ver las desviaciones perniciosas de lo
político. Conocedor de estas sabidurías, al comandante Hugo Chávez Frías jamás
se le hubiera ido con otro la Revolución sin que hubiese mediado el esfuerzo de
su ojo cultural: el tratado político que hoy llamamos Golpe de Timón revela
este aporte, pues se trata de un texto eminentemente cultural. Lamentablemente,
muchos de sus panas más cercanos, comprendieron el inmenso poder cultural del
Comandante sólo como un divertimento folclórico y no como el arma más letal
contra el imperio.
Hoy que vemos el peligro de que la Revolución nos monte
cacho, miramos el mensaje de la muestra cultural que expresa y lamentamos que
esté llena de espectáculos, artistas estereotipados, cantores truncos y
estrellitas que aprovechan los dineros del pueblo para irse de viaje por
Europa. El mensaje culto, político subyace silencioso. Por fortuna, éste es un
pueblo que (como todo pueblo que se precie) tiene cultura de sobra para mimar
para siempre a cualquier Revolución que dimensione en sus procesos sociales y
aunque son muchas y muy importantes las preguntas que hoy se hacen por la
pérdida chavista del 6 de diciembre 2015, igual de importantes de analizar son
las vías a través de las cuales podemos mirar a esa Revolución que se nos puede
ir sin que hayamos podido darle remedio. Lo importante, Por Ahora, tal vez sea
pensar en el poder cultural que necesitamos para seguir viendo claramente a una
Revolución que nos ha costado mucho dimensionar, y a la que esperan en la
bajadita las águilas calvas del pentágono gringo para manosearla con baratas
golosinas. Lenín decía que ningún pueblo se deja morir y es bueno acompañarlo
con César Rengifo cuando nos sentencia que sin cultura no hay revolución
posible. Hay que cuidar a la Revolución para que no nos monte cacho.
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