domingo, 28 de mayo de 2017

JOSEBA


DIBUJO: GANDHI
Nadie lo ve sobre esos campos donde aún se encuentra el héroe desfaciendo entuertos. Admira la vejez que lo encumbra hacia la inolvidable gesta jamás imaginada. Ha reparado en el huesero que es su cuerpo erguido sobre la ancha locura de la humanidad y ríe ante sus victorias eternas, habiendo querido ser el soldado que jamás le hizo falta, el escudero que nunca ha sabido ser Sancho, el juglar acompañante para la poesía, para la siembra de las noches de descanso y los sueños imposibles.


“Viejo”- le susurra al oído como si fuese un hijo perdido, pero no lo escucha, no repara en ninguna contemplación; son esos momentos en los que suspira por encontrar una nueva quimera, prefiere no escuchar para no confundir ecos con onomatopeyas escritas de ninguna parte; se queda con los ojos fijos en el cantar de los grillos de la madrugada.

Llegó tarde a la cita. Cuando supo que en Lepanto había una increíble narración que surgiría para enaltecer las locuras del corazón, salió con la velocidad de los duendes, pero calculó mal el tiempo; nunca fue bueno con la utilización del reloj y la aplicación que tienen sobre las distancias. Hubo una mortandad y recibió la noticia de un hombre golpeado irreparablemente en un brazo. ¿Cómo escribiría entonces acerca de un anciano que enloqueció? ¿Adónde se fue?

Vagó por lo predios y marchó lejos anhelando poner orden a sus extravíos. Preguntó por un manco que escribiría una historia gloriosa acerca de un viejo que necesitaba cordura, pero nadie reparaba en sus palabras. Los seres del aire son presentidos (hasta pueden ser sentidos) mas no serán jamás escuchados.

Encontró al escritor ya satisfecho por la primera edición. Había sanado de sus heridas y sólo un libro recién hecho con aventuras escritas ocupaba su atención. Miraba al hombre y al libro con la débil envidia de quien pudo haber ido a una gran fiesta pero se levantó tarde aquella mañana. Ni montar en Rocinante, ni enamorar a Dulcinea podría. Sólo regresar a La Mancha y fundirse en el aire de sus tardes le queda, a ver si un viejo enloquecido se aparece con ganas de vencer algún molino de viento, habiendo olvidado a Sancho Panza en el jolgorio de alguna taberna del camino.    

CERVANTES







Del libro inédito LIMBIC@S: Buscan contextos para llegar a ser textos.

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