WOODSTOCK: EL DERECHO DE LAS JUVENTUDES A SER FELICES

Si tienes en tus manos la verdad

Ya nadie te podrá a ti cambiar

Conocerás mejor la gente

Y hablarás siempre de frente

Porque ellos algún día así lo harán

Libera pues tu mente siempre

No bajes más la frente. No

Mantén tu pensamiento

Hasta el final

 (Canción Libera tu Mente de Trino Mora. Primer fragmento)

JIMMY HENDRIX

Nunca una juventud elevó un sueño tan hacia lo alto como aquella que pobló la extraordinaria territorialidad dimensionada en Woodstock. Nunca un puñado de jóvenes fue tan estupendo como cuando se atrevieron a seguir las señales del corazón palpitante que emanó como un caudal de energías cósmicas en los años sesenta del siglo veinte. Nunca un sentido juvenil ofreció su pecho abierto de manera tan bella, tan inocente, tan sideralmente humana como aquella que caminó los senderos del mundo buscando la naturaleza; como aquella que aprendió ante el abandono hacia los cielos de la noche, los verdaderos puntos que unen las estrellas, las auténticas voces que vienen del caos multiversal, el bestial silencio que contiene todos los secretos de la vida; como aquella que lanzó su grito libertario contra un sector del mundo que aún hoy goza en sus egoísmos con su herida de muerte. Nunca hubo señal juvenil tan unísona, Om tan profundo, como el encendido cual la fogata maya, en la tierra del huracán humano habido en Woodstock.

Fuertes vientos contra las guerras

ERNESTO CHE GUEVARA

Desde el confín de los pueblos y el surgimiento de las hegemonías, la guerra ha sido obligado y trágico clarín de juventudes. Desde que el mundo es mundo, un joven es escogido por los pueblos indígenas para el rito que lo transformará en chamán (maestro), si logra pasar la prueba del enfrentamiento contra los demonios. Eran jóvenes los entregados a los dioses malvados para ser devorados en beneficio de las clases poderosas. ¿Quiénes iban desde Esparta a morir contra los Aqueos si no los jóvenes? ¿No eran acaso sino juventudes, los esclavos entrenados por el imperio romano en el uso de la gladia contra sus mismos hermanos? ¿Quiénes murieron defendiendo reyes en los campos de batalla europeos durante las dos grandes guerras del siglo XX? ¿Quiénes por deber patriótico se fueron contra imperios coloniales en la Amáraka, sometida desde 1492? El General Antonio José de Sucre apenas llegaba a los treinta años, cuando arrancó el temido e ignominioso estandarte de Santiago de León de las incendiadas paredes de Ayacucho, para poner de rodillas al imperio ibérico en diciembre 1824. Apenas rozaba la misma edad el comandante Che Guevara a su entrada en La Habana, luego de derrotar en la heroica Santa Clara al militar títere y al imperio yanqui en los albores de los años 60. Han sido jóvenes, la mayoría de quienes han levantado banderas libertarias en campos de batalla.

Esta historia bélica fue rechazada con hondo grito de rebelión por los jóvenes y las jóvenes del mundo durante la década de los años 60 del siglo XX y Woodstock recoge la plenitud de este clamor. Esta inmensa reunión que fue declarada la ciudad ideal, integró los días 15, 16 y 17 de agosto de 1969 el maremágnum más estruendoso en contra de la guerra de Vietnam, que fuera medalla sagrada del belicismo programado por el imperialismo yanqui contra los pueblos. Que si fueron cien mil, doscientos mil, quinientos mil, un millón de jóvenes allí en congregación no importa, lo que realmente interesa es que hoy somos millones quienes hacemos memoria de esos gritos juntos en todos los rincones del mundo, contra todas las guerras habidas y por haber.

Mil cantos y uno más pisando la grama

MARTIN LUTHER KING III

En los años 60 del siglo XX el mundo se pobló de cantos contra hegemónicos. Brotaban como gigantescos árboles en flor. Fueron la extraordinaria Revolución Cubana, la guerrilla libertaria encendida en las montañas de El Bachiller y Los Humocaros venezolanos, el despertar de África en el ejemplo de Patricio Lumumba, la eterna siembra de Ñancahuazú, el sencillo e imbatible fusil soñado por el Tio Ho, dirigido por el general Giap y disparado por los pueblos de Indochina, los heroicos TUPAMAROS quemando la cola de paja en Uruguay, la monumental negritud alzada en bondad y alma por calles estadounidenses, bajo el comando de la atronadora voz de Martin Luther King III, el Mayo Francés del año 68, la Primavera de Praga, las universidades, liceos y escuelas mexicanas reclamando en Tlatelolco la revolución robada, los Beatles en su magia infinita; era todo un planeta, al compás de una Pacha Mama novedosa, enfrentando al capitalismo y era el sentido de influencia sutil del Movimiento Hippie, jalando a la juventud por nuevos derroteros.

Pisaron la grama, los muchachos y muchachas que abrazaron al Movimiento Hippie pusieron sus traseros sobre la sacrosanta grama del american way of life para denunciar ante el mundo las falsedades y mentiras de esta patraña imperial. Poblaron los malecones del puerto de Hamburgo, las ensenadas oscuras de los barrios obreros de Liverpool y Londres, los ghettos de California con la vestimenta llena de colores y humildad, una cinta de tela rústica sobre la frente, los pies con bellos y austeros calzados hechos a mano, una guitarra o una flauta al cinto como antídoto antibélico y una canción de composición transeúnte en los labios, usando como pantalones la tela impuesta por la patronal a los obreros y obreras de las automotrices gringas: el bluyín.

A los y las hippies se les acusó de sucios, drogadictos, greñudos, comeflores, malandros, peluos, indigentes, delincuentes, masones, cristos, pobres, marginales, comunistas, vegetarianos, pide colas, buenos para nada, guerrilleros, mujeres, indígenas, negros, cantores, pacifistas, tiernos, amorosos, religiosos, pueblo, artistas, poetas, humanos … humanas… Con esta acusación, acudieron al llamado de Woodstock a mediados de aquel agosto de 1969, para declarar sus amores a la humanidad y la muerte a la estupidez.

Y además fue película (Wadleigh, 1970)

Si hay algo que en la vida es normal

Hacer siempre el amor con libertad

No creas que lo has hecho mal

Porque el amor es natural

Mantén tu pensamiento hasta el final

Libera pues tu mente siempre

No bajes más la frente. No

Ve siempre hacia adelante

Nunca atrás

(Canción Libera tu Mente de Trino Mora. Fragmento final)

Decían «paz y amor»: paz contra la guerra y amor contra el odio sembrado por el capitalismo. Con rostros de la inocencia que plantea Thomas Merton (1915-1968): de quien no es culpable de los horrores habidos y contempla, muestra una sonrisa, a pesar de las tragedias que enlodan al mundo y entonces actúa y lucha con los aperos del horticultor que sueña una figura distinta en cada pequeña obra.

Cada cantor, cantora; cada grupo musical, cada banda se inmortalizó desde el Festival de Woodstock y pasó a ser un ícono del gran ícono que hoy es para las juventudes. A partir de los años 60, las juventudes tienen derecho a identificarse con una canción, una vestimenta, una mirada, una sonrisa, una esquina, un sol y una luna, un grito, una piedra para reventar al capitalismo y un sueño, muchos sueños; y a partir de Woodstock tienen el deber de declarar a toda tierra de nadie y sentarse en ella y cantar y comer en comunión y compartir las tristezas y alegrías del mundo y co-inspirar para mejorarlo.

JOE COCKER

Quien vio en la película a aquel muchacho inglés de la ciudad de Sheffield llamado Joe Cocker, desplegar la canción de los Beatles With a Littel Help from my Friends, estaba presenciando la interpretación más extraordinaria jamás hecha por cantante alguno y cuando termina el filme, a despecho de la placa tipo “lápida” que colocaron en el sitio del Festival, pocos supieron que apenas estaban comenzando a dimensionarse poderosas fuerzas que tarde o temprano, terminarán de imponerse sobre las miserias de los poderes hegemónicos, con los sutiles esfuerzos del amor y la felicidad.

AGRADECEMOS AL SEMANARIO LAS VERDADES DE MIGUEL POR LA PUBLICACIÓN DE ESTE TRABAJO EN EL AÑO 2012