viernes, 9 de marzo de 2018

CARTA COSMICA AL CAPPY DONZELLA




Querido Cappy:

Saludos.

Somos en esencia memoria. Siempre lo supiste. Recuerdo la vez en que me atreví a caminar hacia la Concha Acústica del Parque del Este junto a mis panas del barrio para participar en el Festival de las Flores que convocaste y así aproximarnos a la era que como generación de jóvenes estábamos viviendo, además de honrar mis 15 años. Sé de pensamientos dogmáticos, doctrinales y sectarios que no reconocen la trascendencia de la participación juvenil en los procesos, pero los utilizan para sus fines; cuán importantes y trascendentes al recuerdo son los devenires cuando nos tocan el alma tierna de nuestra juventud. Como destacaba el Comandante guerrillero Argimiro Gabaldón en carta a su padre, sobre la importancia de la acción de los jóvenes que en aquellas épocas de lucha de la llamada década rebelde de los años 60 del siglo XX, se inflamaron en nuestros pechos y nos impulsó a la calle a nombrar el mundo que anhelábamos. En tu momento, impulsado por el fervor de aquellos instantes esenciales, diste el paso al frente en favor nuestro con el arma cultural de una música propia: el Rock.Asistíamos en Venezuela al inicio del período de la llamada IV República y se desataba la represión policial y militar sobre los militantes de las izquierdas que obligados por un pueblo traicionado el 23 de enero de 1958, se lanzaban a la calle a combatir el bandidaje de unos gobiernos títeres del Departamento de Estado de Estados Unidos y de su policía la CIA. Jóvenes inflamados por la política de la Revolución justamente soñada daban su cuota de sacrificio, luego, otros más jóvenes dábamos pasos hacia la comprensión de aquel proceso trágica y maravillosamente complejo. Y en esos pasos, tú nos tendiste la mano cultural (tan importante) desde la promoción musical y el cosmos de la psicodelia artística que fue un pequeño oasis, ante el ahogo represivo de aquellos años, en donde nos acosaban por llevar el pelo largo y escuchar la música y tratar de comprender el por qué de nuestra rebeldía frente a un mundo que ardía con la Guerra contra el pueblo del Vietnam por parte del imperialismo y el mortal acoso político interno.

Copiamos el Festival de Woodstock desde tu iniciativa que arrancó con las Mermeladas del Teatro Caracas. Nos llegamos a sentir émulos de aquellos que conformaron el país más inocente de la Tierra y fueron casi medio millón de jóvenes que compartieron por tres días una felicidad momentánea que paralizó al mundo a un costado de la ciudad de Nueva York. Luego supimos que fue una treta, una trampa, un matadero generacional como lo llamó John Lennon.
Se me queda tu anécdota cuando fuiste comisionado por Radio Capital para cubrir el supuesto viaje a la Luna, cuando le entregaste un billete de 100 dólares a un dependiente del Aeropuerto estadounidense para cancelar un impuesto de salida y aquel funcionario no lo podía creer, pues nunca había visto en sus manos un billete con ese valor. Y los gerentes del Aeropuerto te hicieron firmar aquel billete para poder validarlo. ¡Como si fueses uno de los Presidentes del Banco! Al poco tiempo estaba comprendiendo que aquel billete simbolizaba la Venezuela rentista, el país petrolero que la burguesía imponía desde hace décadas; la Venezuela ta’barata que abrió las puertas más superfluas del mundo.
Luego renunciaste al Rock y te hiciste fervoroso defensor de la música tradicional venezolana. Te seguí los pasos radiofónicos sin renunciar a mi Rock. Me hice de la música del Quinteto Contrapunto, de Jesús Sevillano, de Benito Quiroz, del bolero, de la salsa, de Vivaldi y me redescubrí en mis raíces junto a las confrontaciones que tuviste con tu hermano Alfredo Escalante, quien radiaba el programa “La Música que Sacudió al Mundo”, desde donde fue el primero en el país, en colocar las canciones de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, aprovechando el respiro cultural que dio el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez y el adiós a la asfixia del nefasto gobierno de Rafael Caldera.
Y cuando llegó Chávez te hiciste chavista en coherencia con tu rebeldía eterna y la fina intuición del pueblo que somos. Tu bien ganado espíritu bolivariano de años, alimentado por un amor por la cultura popular venezolana y tu formación política te aproximaron al Comandante Hugo Chávez Frías. Tus venerables años los viviste solidario al Comandante y a su magna obra Presidencial. Comunicador como fuiste, comprendiste a cabalidad las dotes del Hugo Chavez mago de las redes sociocomunicativas del mundo.
Gracias Cappy. Gracias por haber significado, entre todas las rebeldías que vivimos en aquellos años: la de Martin Luther King III, la del pueblo de Ho Chi Ming: el gigante Vietnam, la del pueblo cubano y su líder Fidel, la de nuestros bravos guerrilleros eternos de las montañas de El Bachiller y los Humocaros… esa pequeña y curiosa rebeldía cultural que nos despertó y nos interrogó frente al cosmos inmenso de las políticas del porvenir, con la paz y el amor como consigna. Seguramente te siembras más joven que nunca, como corresponde a los duendes cuya bondad nos deja el gran tesoro del corazón, en donde estarás siempre en el eterno recuerdo.
Con afecto y gratitud
Oscar Rodríguez Pérez


1 comentario:

  1. Excelente carta mi hermano. Siento que la hice yo que no es lo mismo pero es igual. Un abrazo.

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