Es un espectro urbano.
Sale por las madrugadas a perseguir borrachos.
La ven flotando por caminos oscuros hacia callejones
neblinosos.
Los encanta con una risita estridente que suena en la
noche como el lejano frenazo de un automóvil.
Mueve su cuerpo serpenteante desde la cadera a los
hombros y su cabellera fogosa brilla en la oscuridad como llamas ardientes.
Hace caminar a sus seguidores largos trechos y sólo les
muestra la mitad de su rostro extrañamente embellecido.
Los conduce a cualquier callejuela solitaria. Allí
suelta carcajadas horrorosas que sólo escuchan las víctimas y les muestra la
otra parte del rostro.
Dicen que esa faz y la cara del demonio tienen la misma
versión.
Se conjura con la oración de las tres divinas personas.
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